El derecho a la educación también en verano
Colonias y campamentos no pueden ser un privilegio sino una oportunidad de vivir una educación en valores
Responsabilizamos de la educación en primer lugar a las familias y en segundo a la escuela, espacio socializador por excelencia además de transmisor de conocimientos. Con todo, cada vez existe mayor consciencia de que el tiempo libre organizado, sea desde el deporte, las actividades extraescolares, los centros de esplai o grupos scouts o la música contribuyen de forma significativa a configurar la personalidad de niños y niñas.
Los meses de verano, de vacaciones escolares, pueden enriquecer a nuestros hijos con propuestas positivas, abriéndolos a la naturaleza, a la prácti...
Responsabilizamos de la educación en primer lugar a las familias y en segundo a la escuela, espacio socializador por excelencia además de transmisor de conocimientos. Con todo, cada vez existe mayor consciencia de que el tiempo libre organizado, sea desde el deporte, las actividades extraescolares, los centros de esplai o grupos scouts o la música contribuyen de forma significativa a configurar la personalidad de niños y niñas.
Los meses de verano, de vacaciones escolares, pueden enriquecer a nuestros hijos con propuestas positivas, abriéndolos a la naturaleza, a la práctica artística, a una socialización abierta que los empodere o bien pueden perder dichas oportunidades delante de las pantallas o deambulando por el barrio. En todas las clases sociales el espacio en el que se distingue en mayor medida la capacidad económica es en el disfrute del tiempo libre.
La Fundación Pere Tarrés becó el año 2023 a 6.407 menores. La situación de sus familias se sitúa un 40% por debajo de la renta media en Cataluña. Su capacidad económica era de 7.605 euros de promedio por persona, y un tercio de la muestra vivía con solo 3.000 euros al año. ¿Cómo pueden estos niños y sus familiares acceder a un tiempo libre educativo de calidad?
Creemos en la sociedad civil, en una organización que es capaz de movilizar 1,2 millones entre ayudas públicas, privadas y donaciones. Entendemos que la capacidad económica de la administración tiene sus límites y estamos convencidos de la mayor eficiencia de la iniciativa social. Con todo, reivindicamos el apoyo público garantizado y suficiente, no por intereses de nuestras organizaciones, sino por el bien común al que servimos como instrumento.
En una sociedad cada vez más polarizada, con una mayor inequidad en la distribución de recursos económicos, encontramos mayor sentido a nuestro rol educativo en el tiempo libre al alcance de todos. Colonias y campamentos no pueden ser un privilegio de los que, por azar, han nacido en determinados barrios y familias, sino una oportunidad de vivir una educación en valores también durante las vacaciones.
Josep Oriol Pujol Humet es director general de la Fundación Pere Tarrés
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