Prisión para una aspirante a ‘mossa’ acusada de matar a su compañero de piso en Ripollet
La mujer fue detenida en julio por la policía catalana, que investiga también presuntos malos tratos a otros hombres y episodios violentos
Los Mossos d’Esquadra detuvieron el pasado 13 de julio a una mujer, Montserrat N., de 44 años, acusada de matar a su compañero de piso en Ripollet (Barcelona). La investigada, que en la actualidad se encuentra en prisión preventiva, aspiraba a convertirse en mossa y, según fuentes cercanas al caso, se estaba preparando en una academia. Los policías tardaron más de tres meses en detenerla por el crimen, que se cometió el 7 de abril, en el...
Los Mossos d’Esquadra detuvieron el pasado 13 de julio a una mujer, Montserrat N., de 44 años, acusada de matar a su compañero de piso en Ripollet (Barcelona). La investigada, que en la actualidad se encuentra en prisión preventiva, aspiraba a convertirse en mossa y, según fuentes cercanas al caso, se estaba preparando en una academia. Los policías tardaron más de tres meses en detenerla por el crimen, que se cometió el 7 de abril, en el piso de la víctima, con el que había mantenido una relación en el pasado y con el que vivía desde hacía un par de meses, según confirmaron las mismas fuentes a este diario. Los agentes, bajo la tutela del Juzgado de Instrucción número 7 de Cerdanyola del Vallès, la investigan por otros delitos. En concreto, presuntos malos tratos a exparejas y otros episodios violentos que involucran a hombres y mujeres.
El asesinato de Aleix A., de 46 años, ocurrió la tarde de Viernes Santo, un festivo en el que todo está cerrado, y que muchas personas aprovechan para escapar unos días de la ciudad. Sobre las ocho de la tarde, una de las vecinas oyó un ruido en la vivienda del hombre, que compró hace casi una década. Pero no le dio más importancia, hasta que el descansillo se atestó de policías. En el interior de la vivienda yacía muerto Aleix, ante la presencia de Montserrat, su “amiga”, según la definió en la escalera al resto de vecinos, a la que tenía acogida a la espera de que encontrase otra cosa.
La versión inicial que dio la mujer es que Aleix había salido a comprar tabaco, y que cuando regresó ella estaba en la ducha. Al salir, aseguró que se lo había encontrado muerto, con heridas de arma blanca, en lo que podía parecer un suicidio. El hombre además presentaba moratones por el cuerpo, según fuentes conocedoras de lo ocurrido, y también una infección en el brazo. Los Mossos abrieron entonces una investigación, que en ningún momento trascendió más allá del bloque de pisos de doble escalera, con varios pisos por rellano.
En ese momento, la policía catalana no detuvo a nadie, a la espera de la autopsia y de poder afianzar la investigación sobre una muerte violenta en circunstancias extrañas. El piso, indican fuentes del caso, aparentaba prepararse para una mudanza, con todas las cosas fuera de los armarios, listas para ser empaquetadas. En una de las habitaciones, solo hallaron unos zapatos de tacón en el centro. Los sanitarios y la policía escudriñaron aquel día la vivienda, a la que volvieron al menos en una ocasión más acompañados de Montserrat, que se encontraba en situación de desempleo, para acabar de esclarecer qué ocurrió aquella tarde de Viernes Santo.
La investigada niega su participación en el crimen, según fuentes cercanas a la defensa, que aseguran también que no tiene causas pendientes ni hay denuncias previas contra ella. Tampoco tiene antecedentes penales. “Sus comentarios fueron contradictorios”, indican fuentes del caso, sobre las distintas ocasiones en las que interrogaron a Montserrat, que todavía no ha declarado formalmente como investigada en el proceso penal. Los Mossos d’Esquadra necesitaron más de tres meses para reunir los suficientes indicios para detenerla. Lo hicieron el 13 de julio, y el juzgado de instrucción ordenó su ingreso en prisión preventiva, donde continúa, a la espera del avance de la causa, que sigue abierta y en la que la policía catalana continúa enfrascada.
Uno de los elementos claves para la investigación han sido los dispositivos electrónicos de la mujer, explican personas al corriente de la trama. En ellos, los Mossos han hallado indicios que apuntalan la investigación, que también indaga en otros posibles episodios violentos en los que presuntamente está implicada la sospechosa. Decenas de testigos han sido citados a declarar por el asesinato de Aleix, y todavía siguen pendientes algunas comparecencias, explican fuentes judiciales.
En el vecindario, el asesinato de Aleix, además de indignación y tristeza, despierta ciertas suspicacias. “¿Por qué no se dijo nada de nada? Pasan otras cosas mucho menos importantes y enseguida se explica en las noticias”, lamenta uno de los lugareños, en un bar justo al lado del piso de la víctima. Los rumores en el barrio lo atribuyen, erróneamente, a que Montserrat es mossa. La mujer únicamente había expresado su voluntad de prepararse para una de las macrooposiciones que convoca anualmente el Departamento de Interior, con el objetivo de incrementar notoriamente la plantilla de los Mossos d’Esquadra, hasta alcanzar los 22.000 agentes.
“Yo busqué, incluso en la revista de aquí, pero en ningún sitio se decía nada”, cuenta extrañada una de las vecinas del inmueble, que, como la mayoría en el lugar, recuerdan a Aleix como un hombre introvertido, amable y discreto. “Os habéis enterado muy tarde”, reprocha. La explicación, según fuentes policiales, es que en un primer momento sospecharon de que se trataba de un suicidio, de los que los Mossos no informan oficialmente. Y después, el caso tomó un cariz que requirió tiempo y discreción hasta acabar con la detención de Montserrat.
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