Juicio a las gemelas de Sabadell: el maltrato como pretexto del crimen
Los tres acusados de planificar y ejecutar el asesinato de Pedro Fernández lo describen en la vista como un maltratador
Pedro Fernández no puede defenderse de las acusaciones que se lanzan contra él en el juicio. Su expareja Dolores Vázquez, su excuñada Pilar Vázquez y el novio de ésta, Isaac Gil, le han retratado como un maltratador, un hombre violento que tenía sometida a Dolores y que la condujo, a través de una violencia física y verbal sin tregua, a la depresión. Pedro no puede alzar la voz porque está muerto. Lo mataron, presuntamente, las tres personas que ahora tratan también de emborronar su recuerdo y ensuciar su apellido. Con el argumento del maltrato, los acusados buscan sortear una condena o, al me...
Pedro Fernández no puede defenderse de las acusaciones que se lanzan contra él en el juicio. Su expareja Dolores Vázquez, su excuñada Pilar Vázquez y el novio de ésta, Isaac Gil, le han retratado como un maltratador, un hombre violento que tenía sometida a Dolores y que la condujo, a través de una violencia física y verbal sin tregua, a la depresión. Pedro no puede alzar la voz porque está muerto. Lo mataron, presuntamente, las tres personas que ahora tratan también de emborronar su recuerdo y ensuciar su apellido. Con el argumento del maltrato, los acusados buscan sortear una condena o, al menos, convencer al jurado popular de que no planificaron el asesinato de un inocente, sino que se defendieron de un agresor.
La madrugada del 9 al 10 de julio de 2021, Pedro, de 55 años, estaba con Dolores, que le había invitado a pasar la noche en su piso de Sabadell (Barcelona). Sobre las 2.00, “irrumpieron en la vivienda” su hermana gemela Pilar y la pareja de ésta, Isaac Gil, que llevaba consigo una palanca metálica con la que le asestó 12 golpes en la cabeza. “Sufrió mucho más de lo necesario para morir”, relata el fiscal, que pide 24 años de cárcel para cada uno de los tres acusados por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. Tras caer en una trampa largamente preparada, Pedro no pudo defenderse y “trató desesperadamente de huir” mientras era repetidamente golpeado en el piso, en el rellano e incluso en la planta de abajo.
El escándalo despertó a los vecinos, que llamaron a la policía. “Escuché golpes muy fuertes, repetidos. Daba la sensación de que podía ser algo de violencia doméstica. Pero no sé qué pasó. Después me asomé a la mirilla y vi a Isaac andando de forma errática por mi rellano y a una de las gemelas limpiando el suelo”, ha contado un testigo en el juicio, que esta semana ha arrancado en la Audiencia de Barcelona. Cuando los mossos llegaron, comprobaron que las tres personas estaban limpiando restos de sangre y observaron, envuelto en una manta, dentro del piso de Dolores, el cadáver de un hombre.
Los policías que acudieron aquella madrugada al piso de Sabadell aseguran que tanto las gemelas como Gil estaban “tranquilos”, para nada alterados por los acontecimientos, como ahora esgrimen las defensas en búsqueda de atenuantes. Tras detenerles, se apoderaron de sus teléfonos móviles. En la aplicación WhatsApp aparecieron mensajes de voz que apuntan a un crimen deseado y planificado, pero que no desvelan del todo los motivos. De los audios enviados por Pilar Vázquez a Gil se deduce un malestar creciente de Dolores en su relación: “Holi, cari, he estado hablando con mi hermana y está chunga. Hemos estado hablando porque ella ya no aguanta más, y es normal”.
Los días previos, la pareja habla sin remilgos sobre la muerte de Pedro y fijan la fecha: será la noche del viernes 9 de julio. “Cómo conseguir cloroformo, cari. Para dormirle y luego, eso. De este viernes no quiere que pase y yo estoy de acuerdo. Si conseguimos eso para que ella lo duerma y nosotros rematarlo, se hace. Yo me pido el día personal”, dice Pilar, que le sugiere llevar una manta en el coche y añade: “Si se hace bien, se deja frito, y una vez frito, se machaca”. Gil le responde: “Tranquila que no llegará la sangre al río de momento. Al bosque puede ser”.
La versión de los acusados
Todo acusado tiene derecho a permanecer en silencio, a contestar todas o algunas de las preguntas que se le formulan; tiene, incluso, derecho a mentir. Los tres procesados por el llamado “crimen de las gemelas de Sabadell” han optado, en el juicio, por contestar solamente a sus abogados.
Isaac Gil, según la Fiscalía, fue el único autor material del crimen. En su declaración admitió haber matado a Pedro, pero presentó los hechos como un homicidio fortuito, casi en defensa propia, para alejar la perspectiva de una condena por asesinato. El agresor, que vivía en una habitación alquilada en el piso de Sabadell, aseguró que él y Pilar llegaron a la vivienda para recoger unos bañadores cuando escucharon una “discusión” entre Dolores y Pedro. “Escuché unos cristales romperse. Entré en mi habitación, cogí la pata de cabra y se la presenté a Pedro, que se dirigió hacia mí a atacarme con los brazos en alto. A la que me puede zafar del puñetazo que me lanzó, rápidamente le golpeé en la cabeza”, dijo.
Pilar Vázquez, que según dijo sigue manteniendo la relación sentimental con el homicida (ambos permanecen en prisión provisional), ni siquiera relató lo ocurrido esa madrugada. Aseguró que ni participó en la muerte de Pedro ni pudo evitarla. Y trató de poner contexto: dijo que su hermana le había comentado que tenía “problemas” con Pedro y afirmó que ella misma, que trabajaba en un geriátrico, sufría un “trastorno depresivo y ansiedad”. En esa línea, su defensa pide que sea absuelta o, de forma alternativa, condenada solo por un delito de encubrimiento, aunque con la atenuante de “arrebato u obcecación” puesto que, siempre según su defensa, tenía sus capacidades alteradas.
La tercera acusada es la única que permanece en libertad provisional. Dolores Vázquez, pareja del fallecido, sostiene que no solo no mató a Pedro, sino que, de haber sabido lo que iba a ocurrir, “lo habría evitado”. “Si llego a saber que van a ir, Pedro no está allí”. Afirmó que su relación con el muerto era buena, aunque al mismo se presentó como víctima de violencia machista. “En ocasiones me había agredido física y verbalmente”, dijo, aunque su escrito de defensa va más allá y asegura que vivía “sumida en un estado de depresión y ofuscación” por la “realidad diaria de sufrir malos tratos”. El jefe de la investigación comprobó que no existía ninguna denuncia previa por ese motivo. Dolores negó, en todo caso, haberle tendido una trampa. La tarde del 9 de julio fue a su casa a cortarle el pelo y teñirle y quedaron en que, después de cenar, pasarían la noche juntos en Sabadell.
Dolores, que según dijo también sufría depresión, se sumó a la línea del homicidio fortuito. Aseguró que, sobre las 2.00, Isaac Gil le avisó por mensaje que iba a pasarse por el piso y que eso alteró a Pedro, que salió de la habitación cuando llegó el cuñado. “Me tiró hacia la cama y se pusieron a pegarse al lado de la puerta. Yo me quedé en la habitación muy asustada”, afirmó. El resultado fue que Pedro murió. Dolores admitió que se puso a fregar el rellano porque se lo pidió Gil. “Estaba en pánico, me quedé inmovilizada”, dijo. Un estado que no encaja con el que observaron los mossos.
El retrato de Pedro tampoco encaja con el que, días más tarde, dibujaron sus amigos y su hija. “Era supertranquilo y cordial, nunca discutía, cuando algo no le gustaba se iba”, dijo la hija, que aseguró que la relación con Dolores era “muy tóxica” y que la mujer le tenía constantemente bajo control y le “insultaba”. Dolores, siempre según la testigo, llegó a cogerle dinero a escondidas y a escribir mensajes de móvil haciéndose pasar por él. Nemesio, un amigo con una finca de caballos a la que Pedro iba a menudo, pintó el mismo lienzo. “Nunca me gustó esa chavala. Le insultaba. Nunca le dije nada a Pedro”.
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