El fiscal del triple crimen de John Musetescu en Barcelona: “Queremos pensar que está loco, pero hay personas que hacen el mal”

“Es una persona muy peligrosa, les pido que lo valoren”, apela la acusación al jurado popular para lorgrar una condena severa

John Musetescu Werberg, durante la primera sesión del juicio por el triple crimen de Ciutat Vella.Albert Garcia

Los tres asesinatos cometidos por John Musetescu Werberg en el centro de Barcelona parecen la obra de un perturbado. En apenas una hora, la tarde del 20 de enero de 2020, mató a tres personas en un rapto de violencia para el que ni siquiera la investigación judicial ha hallado una explicación coherente. Pero Musetescu, según la Fiscalía, ...

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Los tres asesinatos cometidos por John Musetescu Werberg en el centro de Barcelona parecen la obra de un perturbado. En apenas una hora, la tarde del 20 de enero de 2020, mató a tres personas en un rapto de violencia para el que ni siquiera la investigación judicial ha hallado una explicación coherente. Pero Musetescu, según la Fiscalía, no tenía sus facultades alteradas ni por una enfermedad mental ni por el consumo de tóxicos. “Queremos pensar que está loco porque así vivimos más tranquilos. No podemos admitir que una persona en su sano juicio haga esta barbaridad. Pero hay personas que hacen el mal de manera gratuita e intencionada”, ha explicado el fiscal Manuel Sancho en la última jornada del juicio, en la que ha pedido al jurado popular que declare culpable a Musetescu sin paliativos: “Es una persona muy peligrosa, que incluso ha agredido a funcionarios en la prisión, les pido que lo valoren”.

Desde 2017, Musetescu sufrió episodios de depresión y ansiedad por los que fue tratado en Suecia. El tratamiento le convirtió en adicto a las benzodiazepinas (ansiolíticos) y, más tarde, pasó a consumir cocaína. Pero ningún informe psiquiátrico de ese país concluye que sufra una enfermedad mental que altere su percepción de la realidad. Tampoco la han detectado los peritos españoles que le han examinado. Concluyen que el hombre sufre un trastorno de la personalidad (es antisocial, carece de empatía) que en ningún caso altera sus facultades. Musetescu, además, fue atendido en el Hospital del Mar apenas dos horas después del suceso: detectaron que había consumido cocaína, pero que su estado mental no estaba alterado por ese motivo.

El acusado ha trasladado a su defensa que no desea que la enfermedad mental se esgrima como argumento en el juicio. Su abogada asegura que Musetescu no es el autor de los crímenes (pese a los abrumadores indicios en su contra) pero, de forma alternativa, pida que se le exima de responsabilidad penal (o que ésta quede atenuada) por esa supuesta enfermedad mental. “Deben determinar”, ha dicho al jurado, “si realmente esos actos los puede hacer una persona en su sano juicio”.

El fiscal se ha esforzado por derribar esa hipótesis porque, ha subrayado, no viene avalada por ninguna prueba médico-forense. Aunque, como todos, se ve incapaz de dar una explicación al arrebato criminal de John, que en cualquier caso empezó en un piso del barrio de la Ribera donde se encontraba con Héctor Núñez, un joven de 30 años que fue su primera víctima: le asestó más de 250 puñaladas y le asfixió.

Lo que ocurrió en esa vivienda es algo que solo los dos saben y que solo Musetescu podría contar. Parece claro que ambos consumieron drogas (se encontró cocaína), pero lo demás es una incógnita. Sea como sea, “lo que pasó despertó en el acusado una ira y una rabia que le llevó a todo lo demás”, ha explicado el fiscal. “¿Hubo alguna relación sexual entre ellos y que eso generara algún problema? Es posible”, ha sugerido. En las únicas explicaciones que ha dado sobre el incidente, Musetescu aseguró que Núñez le mantuvo retenido contra su voluntad e intentó agredirle sexualmente; en el juicio, sin embargo, se ha mantenido en silencio y solo usó su declaración para denunciar que el juicio contra él es “una farsa” y “una broma”.

De lo que no hay duda alguna, según el fiscal, es de que Musetescu le mató e intentó borrar las pruebas quemando el piso, lo que le obligó a abandonar la vivienda por el balcón. En su mochila, cuando fue detenido una hora después, la policía encontró joyas que pertenecían a Núñez. Cuando por fin saltó a la calle, el acusado protagonizó una serie de incidentes violentos que provocaron la muerte de otras dos personas: Concepción Díaz, de 77 años, a la que golpeó reiteradamente en la cabeza en su portal, y David Caminada, de 52 años, con el que se encontró cuando éste salía de trabajar en el Ayuntamiento de Barcelona. Los compañeros de Caminada lograron que Musetescu se dirigiera hacia la plaza de Sant Jaume, donde finalmente fue detenido.

“La maldad existe”

Pep Fajula, veterano penalista, es el abogado de la familia de Caminada, que ha hablado también sobre la naturaleza humana. “La maldad existe. Hicimos una pregunta al perito, ‘¿ese señor está enfermo o es así?’ Respondió que era así. Con eso lo tenemos todo claro. En nuestra sociedad nos hemos inventado un término que sirve para esto: el jefe tóxico, el amigo tóxico, la pareja tóxica. Pues bien, esta es una persona tóxica pero high level, porque va asesinando a gente”. Para Fajula, Musetescu “sabe distinguir perfectamente el bien del mal” y lo que debe hacerse con él es “encerrarle”: “La sociedad se tiene que proteger”.

El fiscal pide 25 años de cárcel para Musetescu por el asesinato, con alevosía y ensañamiento, de Núñez; 20 más por el de Díaz y 14 por el homicidio de Caminada. Manuel Sancho ha insistido en que las pruebas son contundentes y ha pedido al jurado popular que emita un veredicto de culpabilidad contra un acusado que, durante el juicio, “se ha mostrado de todo menos empático y ha mantenido una actitud desafiante e incluso arrogante”. Musetescu, que interrumpió una de las sesiones para protestar (“¿de dónde saca usted que no soy empático?”) ha renunciado hoy a usar el derecho a la última palabra: “No tengo nada más que declarar”.

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