Opinión

Hay que venir al sur

La vicealcaldesa de Valencia reivindica en un video las supermanzanas en contraste con las súbitas criticas de sus correligionarios de Barcelona

El alcalde Joan Ribó, a la izquierda, y a su lado la vicealcaldesa Sandra Gómez, durante su visita a la primera supermanzana de Valencia, en el barrio de la Petxina.Ajuntament València

Las palabras que titulan esta columna son un fragmento del estribillo de una celebérrima canción de la amadísima Raffaella Carrà, desaparecida ahora hace poco y añorada por millones de personas en Italia, en España y se diría que en todo el mundo. Cualquier persona que lea estas líneas recordará el trozo que falta: “Para hacer bien el amor…”. Aquí no se quiere hablar ni del inmortal icono pop, ni tampoco de las más o menos satisfactorias relaciones sexo-afectivas de nadie. Sin embargo, la canción viene a la cabeza al visionar el exitoso vídeo difundido en redes esta semana por la vicealcaldesa...

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Las palabras que titulan esta columna son un fragmento del estribillo de una celebérrima canción de la amadísima Raffaella Carrà, desaparecida ahora hace poco y añorada por millones de personas en Italia, en España y se diría que en todo el mundo. Cualquier persona que lea estas líneas recordará el trozo que falta: “Para hacer bien el amor…”. Aquí no se quiere hablar ni del inmortal icono pop, ni tampoco de las más o menos satisfactorias relaciones sexo-afectivas de nadie. Sin embargo, la canción viene a la cabeza al visionar el exitoso vídeo difundido en redes esta semana por la vicealcaldesa socialista y tenienta de alcalde de urbanismo de Valencia, Sandra Gómez, en el cual, acompañada de una música bailable y pegadiza y con una sonrisa abierta y esperanzada, presenta la primera supermanzana realizada en su ciudad, bautizada como “la supermanzana de la Petxina”.

En el vídeo se pueden apreciar las zonas de juego —delimitadas por colores alegres y cantones—, las mesas para jugar al ajedrez, las de ping-pong. Después se enfoca el entorno pacificado de un colegio, con su pared externa decorada por un mural de colores vivísimos. Luego la cámara enfoca plantas y arbustos y —como todos los vídeos preelectorales que están circulando por redes— empiezan a aparecer rótulos con datos: “Casi 1.800 plantas, arbustos y árboles”; “ganamos 13.000 metros cuadrados para los vecinos y las vecinas”; “más grande que la plaza de la Reina”; “avanzamos hacia la Valencia de las plazas”. El vídeo se cierra con una cortina, en rojo con las siglas del PSPV-PSOE València, el habitual corazón que acompaña ya hace tiempo la comunicación en redes de los socialistas y el hashtag #SandraGomezAlcaldesa, con un rótulo, en cursiva, como si fuera escrito a mano: “Me representa”. Todo ello en menos de 55 segundos. Una pieza de comunicación política de tono amable, pensada para las redes y que en las redes está teniendo un discreto éxito. Seguro que circulará durante un tiempo.

No se puede saber si finalmente Sandra Gómez será alcaldesa o si en cambio la derecha pondrá fin a las experiencias de gobiernos progresistas de la ciudad desde 2015. O bien si en una ulterior renovación de ese laboratorio político, seguirá teniendo la vara de mando el actual alcalde, Joan Ribó, de Compromís.

Lo que sí se sabe es que la transformación urbanística simbolizada por las supermanzanas empezada en España por el Ayuntamiento de Barcelona encabezado por Ada Colau parece tener cierto éxito: esta semana se celebrarán las primeras jornadas internacionales dedicadas a estas transformaciones urbanísticas con representantes políticos y técnicos de varias ciudades europeas, entre ellas París, Londres, Copenhague, Berlín, Milán, Viena, Bruselas, Ámsterdam, Róterdam, Vitoria-Gasteiz, Gant, Liubliana, Lódz, y, evidentemente, Valencia. Se supone que vendrá la socialista Sandra Gómez, que igual debería recetar a sus correligionarios en Barcelona —desde hace algunos meses muy críticos con las supermanzanas, al punto de imputarle un supuesto y no bien identificado “bloqueo” de la ciudad— viajar un poco más al sur.

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