La víctima de la violación de Igualada: “Mi último recuerdo es salir de la discoteca”

Los Mossos encuentran 12 muestras de sangre de la joven en la chaqueta del supuesto violador

Agentes de los Mossos trasladan al presunto violador de una menor en 2021 tras realizar un registro en su vivienda.CRISTOBAL CASTRO

La joven de 16 años víctima de la brutal violación de Igualada ha repetido ante el juez, como ya dijo ante los Mossos, que no recuerda nada de lo ocurrido. “Mi último recuerdo es salir de la discoteca”, ha declarado por videoconferencia, acompañada de psicológos, según ha detallado su abogado, Jorge Albertini. El borrón en su memoria va del día del ataque, la madrugada del 1 de noviembre de 2021, hasta el 11 del mismo mes, ha espe...

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La joven de 16 años víctima de la brutal violación de Igualada ha repetido ante el juez, como ya dijo ante los Mossos, que no recuerda nada de lo ocurrido. “Mi último recuerdo es salir de la discoteca”, ha declarado por videoconferencia, acompañada de psicológos, según ha detallado su abogado, Jorge Albertini. El borrón en su memoria va del día del ataque, la madrugada del 1 de noviembre de 2021, hasta el 11 del mismo mes, ha especificado ante el juzgado de instrucción 4 de Igualada, en un interrogatorio que ha durado 10 minutos y en el que ha relatado todas las secuelas que sufre por la agresión. La menor ha perdido la audición de un oído y ha contado que solo cuando fue detenido Brian Raimundo C., cinco meses después de la violación, pudo empezar a salir a la calle con cierta tranquilidad. El acusado ha escuchado el martirio de la joven impertérrito, sin mostrar “ningún tipo de arrepentimiento”, según Albertini.

La investigación de la brutal agresión de Igualada sigue adelante. Los Mossos d’Esquadra han aportado a la causa un informe donde detallan que han hallado 12 muestras de sangre de la víctima de la violación de Igualada en la chaqueta de Brian Raimundo C., de 20 años, que encontraron en el registro de su domicilio, el pasado 21 de abril. El joven está en prisión preventiva desde su arresto. La policía sostiene que el hallazgo de los restos de sangre, unido a las demás pruebas, “objetiva y evidencia de manera definitiva e inequívoca” que el detenido es el autor de la brutal agresión.

La que fuera novia de Brian Raimundo C. en el momento de la violación declaró ayer ante el juez. La joven relató que mantuvieron una relación sentimental de ocho meses y que vivían juntos. Aquella noche, cenaron, pero después ella se fue a su piso y Brian Raimundo C. se marchó solo. Ambos estuvieron en contacto por WhatsApp hasta las tres y media de la madrugada, cuando él dejó de recibir sus mensajes, según la joven. Regresó de madrugada, cuando todavía era de noche. “Llegó a casa contento y con su borrachera”, contó la mujer ante el juez. Ella no notó nada raro. Al día siguiente, cuando vieron juntos la noticia de la violación en Igualada en la televisión, la joven recuerda que él dijo: “Qué hijo de puta, quién habrá hecho eso”. En febrero, rompió con él y se fue de casa.

Otro testigo declaró también ayer que la noche del ataque estuvo con Brian Raimundo C. en las inmediaciones de la discoteca Epic, el mismo lugar al que acudió la víctima. La principal hipótesis de los Mossos es que la joven y el violador no se conocían de nada. El testigo era amigo de Brian Raimundo C. Ambos formaban parte del grupo que destrozó el retrovisor de un coche horas antes de la agresión. Las imágenes de lo ocurrido grabadas por el propietario del vehículo fueron esenciales para la posterior identificación del presunto violador. Esa noche, según el amigo de Brian Raminundo C., fueron hasta la puerta de la discoteca Epic, allí Brian Raimundo C. discutió con él y se fue “muy alterado y bebido”.

El transportista que encontró a la víctima y que avisó a los servicios de emergencias es otra de las personas que pasó ayer por el juzgado. El hombre aseguró que halló a la joven a las 7.20 de la mañana, en el polígono industrial de Les Comes. Estaba tirada en el suelo, como si fuese “un maniquí”, malherida, desnuda de cintura hacia abajo, en posición fetal, y temblando sobre el hormigón. Era la mañana ya del 1 de noviembre. La tapó con su chaqueta, le dijo que enseguida llegaba la ambulancia, mientras ella repetía “no, no, no”.

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