Los vecinos denunciaron cuatro veces a la dueña del bar incendiado en Barcelona
Los mossos sospechan que la mujer provocó la explosión saldada con cuatro heridos
“Voy a quemar todo el edificio”. Así de contundentes y directas eran siempre las amenazas hacia sus vecinos de la dueña del bar Champi, situado en el número 71 de la calle Valencia de Barcelona en la confluencia con la avenida de Roma. Las víctimas habían denunciado hasta cuatro veces ante la Guardia Urbana los gritos, insultos y amenazas que, a priori, no eran creíbles al considerar que provenían de alguien a quien atribuían problemas de salud mental. Aye...
“Voy a quemar todo el edificio”. Así de contundentes y directas eran siempre las amenazas hacia sus vecinos de la dueña del bar Champi, situado en el número 71 de la calle Valencia de Barcelona en la confluencia con la avenida de Roma. Las víctimas habían denunciado hasta cuatro veces ante la Guardia Urbana los gritos, insultos y amenazas que, a priori, no eran creíbles al considerar que provenían de alguien a quien atribuían problemas de salud mental. Ayer el bar Champi saltó por los aires. Reventó los muros del local, afectó a pisos, a paredes de cargas e hirió a cuatro personas. Una de ellas es, precisamente, la propia propietaria del bar.
Fue tal la virulencia de la explosión que la persiana metálica del negocio acabó incrustada en un árbol de la acera. Cuando llegaron los Bomberos, la dueña del Champi estaba herida fuera del local. Ingresó grave en el Hospital de la Vall d’Hebron donde ayer permanecía bajo custodia de los Mossos. Sus amenazas y el material encontrado en su negocio la hacen la principal sospechosa del siniestro con el que se despertó ayer media Barcelona.
El balance global de la deflagración fue de cuatro personas heridas, una de ellas grave (la dueña del Champi) y otras tres de distinta consideración. El incendio se declaró a las 4.30 de la madrugada en el número 73 de la calle València, en la finca colindante a la del bar. El fuego afectó a ocho edificios y los heridos fueron trasladados a los hospitales del Vall d’Hebron y el Sagrat Cor. Además, 34 vecinos fueron atendidos en el lugar de los hechos por diferentes afectaciones leves relacionadas con intoxicaciones y crisis de ansiedad. Tras ello, fueron dadas de alta. El teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, informó que una quincena de vecinos no iban a poder dormir en sus casas por los daños causados por la explosión. No se sabía ayer cuándo podrán volver a sus domicilios.
La deflagración y posterior incendio movilizó hasta 13 dotaciones de los Bomberos de Barcelona, Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana de Barcelona que trabajaron en el siniestro. Víctor Molinet, jefe de guardia de la unidad de Bomberos que dirigió las labores de extinción, confirmó que el incendio se originó tras producirse una deflagración. “A las 4.50 hemos recibido varias llamadas y todas hablaban de una explosión. La deflagración ha ido acompañada de bolas de fuego que han provocado incendios en varios puntos del número 73 de la calle València y en el número 90 de la avenida de Roma”, relató Molinet.
Los equipos de emergencias desalojaron de forma preventiva los ocho edificios que fueron alcanzados por la deflagración aunque la mayoría de afectados pudieron regresar a sus casas. “El acceso a la finca donde estaba el bar ha quedado tan dañado que los vecinos tuvieron que ser rescatados por los Bomberos por la fachada. No quedaba nada en la portería”, destacó Batlle.
Bomberos de Barcelona y Mossos investigan qué pudo haber provocado la explosión, aunque las primeras hipótesis apuntan a manipulación de gas junto con acelerantes químicos. Batlle reconoció que la propietaria del local es una conocida de la Guardia Urbana y eso que solo llevaba “cuatro o cinco meses con el negocio abierto”. Los vecinos del inmueble habían llamado en cuatro ocasiones a la policía municipal por las múltiples amenazas que les profería. “El pasado 1 de abril varios vecinos se personaron en las dependencias de la Guardia Urbana denunciando nuevas amenazas”, reconoció Batlle. Fue entonces cuando la mujer les amenazó repetidamente con que iba a quemar el edificio. “Los agentes fueron a hablar con ella y como con la ley en la mano, no podían hacer gran cosa, activaron una inspección por las deficiencias sanitarias del establecimiento”, admite el teniente de alcalde.
La Guardia Urbana acudió el viernes, día 8, para colocar un precinto preventivo del bar pero el negocio estaba cerrado. Batlle detalló que los agentes fueron en varias ocasiones y que el local siempre estuvo sin abrir. Ayer volvieron a tener noticias de la propietaria del Champi. Estaba fuera del local herida justo después de la deflagración. La investigación sigue abierta.
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