Un baño de multitudes para los políticos indultados

Los expresos del procés participan en la Diada por primera vez desde 2017

De izquierda a derecha, Raül Romeva, Laura Vilagrà, Dolors Bassa, Pere Aragonès, Oriol Junqueras y lJanina Juli, mujer de Aragonès, antes de empezar la manifestación de la Diada. / CARLES RIBASCarles Ribas (EL PAÍS)

Caía un sol de justicia a las 14.00 horas junto el Arco del Triunfo, en Barcelona, y Jordi Cuixart, líder de Òmnium, seguía saludando a ciudadanos que le daban la mano, le abrazaban y le pedían un selfie o un retrato. El acto de la entidad cultural, que reunió a los principales líderes del soberanismo, había concluido hacía rato pero él seguía en el paseo saludando a todo aquel que se le acercó. ...

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Caía un sol de justicia a las 14.00 horas junto el Arco del Triunfo, en Barcelona, y Jordi Cuixart, líder de Òmnium, seguía saludando a ciudadanos que le daban la mano, le abrazaban y le pedían un selfie o un retrato. El acto de la entidad cultural, que reunió a los principales líderes del soberanismo, había concluido hacía rato pero él seguía en el paseo saludando a todo aquel que se le acercó. Vivía, como el resto de expresos, su primera Diada fuera de la cárcel desde 2017. Las últimas las vio desde la tele de la prisión

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.Ante 500 invitados —dirigentes de Junts, ERC, la CUP, En Comú Podem, CC OO y UGT que lucían una pulserita sorprendentemente de color naranja y no del amarillo del procés— Cuixart expresó su emoción “inmensa” por participar en una Diada tras “1346 días en prisión”. Bajo el lema Fem-nos lliures (hagámonos libres), Cuixart avisó de que los indultos “no sirven para pasar página”. En primera fila le escuchaban varios de los políticos con los que compartió prisión: Oriol Junqueras, presidente de Esquerra; Jordi Sànchez, secretario general de Junts per Catalunya y los exconsejeros Quim Forn y Josep Rull, militantes ambos de ese partido. Poco después, Cuixart instó al soberanismo a tejer ya una “estrategia compartida”, ahora en el aire, más allá de la autodeterminación y la amnistía.

La Diada de este sábado retomó cierta normalidad tras la explosión de la covid —hace un año no hubo manifestación— y la del retorno de los presos, que vivieron su primer baño de multitudes tras salir de prisión. Todos participaron en actos pero con un perfil bajo. No faltaron a la ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova. El president, Pere Aragonès, la brindó acompañado de Junqueras y Carme Forcadell, la expresidenta del Parlament, con nueva imagen y que dijo en la red: “Buena Diada. Vivirla con alegría y esperanza. Un placer volver a hacer la ofrenda tras 39 meses de cárcel”. “Si los patriotas de 1714 se hubieran rendido, hoy no existiríamos como nación consciente”, remachó Rull. “La República catalana es la mejor herramienta para poner el país al servicio de la gente. No desfalleceremos hasta la victoria definitiva”, dijo Junqueras, que participó en un mitin de ERC.

La alegría del reencuentro no logró eclipsar, por un lado, las diferencias entre los dos socios del Govern sobre la mesa de diálogo y la estrategia a seguir. Sànchez dijo que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no era de fiar tras retirar su proyecto sobre la ampliación de El Prat mientras Junqueras apuntó que mentían quienes defienden que se podrá avanzar hacia la secesión siendo menos (en clara alusión a Junts).

Con todo, los dirigentes de los dos partidos compartieron reproches de ciudadanos por la proclamación de la república fallida. El viernes, en el Fossar de les Moreres —el punto simbólico del Born del sitio de Barcelona de 1714— algunos independentistas tildaron a Junqueras de “botifler” (traidor). “Igual que no nos han logrado callar en las cárceles, tampoco lograrán los insultos ni las amenazas de nadie”, dijo. El mismo epíteto recibió por la mañana el president, Sànchez y Rull. Un pequeño grupo se encaró después con éste acusando a los exconsejeros de haber “engañado” y no haber culminado la independencia. Pero fueron momentos aislados: en la manifestación, a Rull le hicieron después un pasillo entre aplausos y Forcadell recibió, por ejemplo, decenas de abrazos y muestras de agradecimiento. Siempre conciliador, Cuixart, el único que no pertenece a un partido, que estuvo portando la pancarta de la manifestación, n vivió su Diada “especial y particular”, como la definieron en el acto matinal, llevándose la mejor ovación.

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