Un joven sorprendido con medio kilo de hachís, a los Mossos: “Os doy la mitad y aquí no ha pasado nada”
La policía catalana detiene a un hombre que intentó sobornar a una patrulla ofreciéndoles parte de su droga
Barcelona arranca con ritmo su salida de la pandemia. Los delitos van remontando poco a poco a medida que la vida regresa a las calles. Si durante el encierro pandémico las peleas quedaban en el reservado de las cuatro paredes de casa, ahora el Eixample asiste de nuevo a la vieja normalidad de gritos de madrugada. Como los que oyó un vecino a las seis de la mañana en la esquina de la calle de Calàbria con Còrsega. Preocupado, ...
Barcelona arranca con ritmo su salida de la pandemia. Los delitos van remontando poco a poco a medida que la vida regresa a las calles. Si durante el encierro pandémico las peleas quedaban en el reservado de las cuatro paredes de casa, ahora el Eixample asiste de nuevo a la vieja normalidad de gritos de madrugada. Como los que oyó un vecino a las seis de la mañana en la esquina de la calle de Calàbria con Còrsega. Preocupado, llamó a los Mossos d’Esquadra.
Cuando llegó al lugar, la patrulla de la policía catalana se encontró a dos hombres, de 25 y 34 años, con los ánimos caldeados, discutiendo, aunque el motivo no quedaba claro del todo. Decían que eran compañeros de piso en pleno conflicto de convivencia. Pero algo no cuadraba: los Mossos comprobaron que con las llaves que llevaban no se podía acceder al domicilio donde decían vivir.
La patrulla también se percató de que justo antes de separarlos, cuando los dos contrincantes vieron las luces azules del coche policial, uno de ellos, como el que no quiere la cosa, tiró algo debajo de una furgoneta. A los dos mossos no les costó mucho comprobar que se trataba de unos paquetitos de hachís. En total, casi medio kilo.
Al ver que se iba a quedar sin la droga, el joven de 25 años, decidió dar un paso al frente y confesar: “Es mío”. Y ofreció una salida fácil a los agentes: “Os doy la mitad y aquí no ha pasado nada”. Ante la poca receptividad de los policías, insistió para dejar clara su postura negociadora: “Os lo podéis fumar o hacer lo que queráis con ella, y aquí no ha pasado nada, bro”. El joven, español, con un antecedente por tráfico de drogas, quedó detenido. Su supuesto compañero de piso, un colombiano marrón 16 —una persona con 16 variados antecedentes policiales a sus espaldas (hurtos, robos con violencia, órdenes de búsqueda pasadas... )—, se volvió a casa sin él.