Sant Jordi, la prueba de fuego para volver a la normalidad

La ‘diada’ recupera la venta de libros y rosas con 800 paradas en toda Cataluña

Una de las paradas de flores de la Rambla, engalanada y vendiendo rosas en la víspera de Sant Jordi.Joan Sanchez (EL PAÍS)

Floristerias engalanándose y preparando las rosas para hoy, librerías despachando a compradores que quieren evitar aglomeraciones o curiosear con más espacio, panaderías horneando el pa de Sant Jord i... Cataluña tiene todo a punto para celebrar hoy su primera Diada de Sant Jordi —la del año pasado de abril en pleno confinamiento fue solo telemática y la de julio fue un poco simbólica...

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Floristerias engalanándose y preparando las rosas para hoy, librerías despachando a compradores que quieren evitar aglomeraciones o curiosear con más espacio, panaderías horneando el pa de Sant Jord i... Cataluña tiene todo a punto para celebrar hoy su primera Diada de Sant Jordi —la del año pasado de abril en pleno confinamiento fue solo telemática y la de julio fue un poco simbólica— desde el estallido de la pandemia en una jornada que puede ser, en cierto modo, una prueba de fuego para la denominada vuelta a la normalidad.

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Aunque habrá muchos matices, ya que se hará de forma adaptada a los protocolos de seguridad sanitaria que, entre otros, impone un perímetro comarcal. Será, pues, un Sant Jordi perimetrado y, en Barcelona, con recorridos de entrada y salida en los 11 espacios públicos habilitados por el Ayuntamiento al aire libre donde también habrá un control de aforo y personal sanitario vigilando que se cumplan las medidas de seguridad, especialmente de distancia y mascarillas.

“La verdad es que hay bastante movimiento y la gente lo comenta, hay ganas”, explicaban ayer desde una librería que ya había montado el puesto junto al Triangle, en plaza de Catalunya. La prueba de que hay expectación y ganas de celebrar Sant Jordi es que la reserva de firmas de varios autores se agotaron ayer por la mañana.

Esta ‘diada’ sacará a la calle unas 800 paradas en toda Cataluña y como es habitual las librerías podrán montar su espacio frente a su establecimiento. La diferencia respecto a otras ediciones es que las firmas de ejemplares por los autores deberán tener otro espacio delimitado —habrá 31—con la finalidad de que no se mezclen las colas.

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Barcelona se lleva la parte del león y tendrá 490 paradas entre libros y rosas. No habrá libros en los espacios más emblemáticos de La Rambla y Rambla Catalunya —para evitar aglomeraciones— pero sí se montarán en otros grandes espacios. El de más dimensión, en cuatro manzanas del paseo de Gràcia, entre la Ronda de Sant Pere y calle de Aragò.

Los otros diez espacios delimitados son el paseo de Lluís Companys, Jardinets de Gràcia, plaza de la Vila de Gràcia, los jardines Centelles del Palau Macaya, plaza de Sarrià, plaza Reial, plaza Universitat, plaza de Valdívia (Les Corts), plaza Orfila (Sant Andreu) y un espacio de un interior de manzana entre la Rambla del Poblenou y la calle de Pallars.

Un Sant Jordi cláramente más descentralizado que en las últimas ediciones en las que ya se había iniciado esa estrategia, compartida por el Ayuntamiento de Barcelona y el gremio, para intentar esponjar especialmente el centro de la ciudad. Este Sant Jordi no será de masas porque no hay turismo, hay un cierre comarcal y una dificultad importante para viajar.

“Ya veremos, puede ser un Sant Jordi especial, con los de casa y, sobre todo, porque parece que ya vemos el final de un año de pandemia”, comentaba una panadera del Eixample.

Precisamente porque no será una ‘diada’ tan masiva, el gremio de floristas calcula que se venderán entre tres y cuatro millones de rosas. Mercabarna situaba las ventas en algo más de cuatro millones, lo que representa un 40% menos que en 2019, cuando se vendieron siete millones de rosas.

También se notará en las calles con menos puestos de venta porque se ha acotado al sector más profesional —no habrá los típicos puestos de venta amateur — por el impacto en las plantaciones en países productores y grandes exportadores, como Colombia y Ecuador, a causa de las lluvias.

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