Tu voto en mi nombre
Un grupo de hijos de migrantes sin derecho a votar el 14-F pide a abstencionistas que participen en su representación
Safia El Aaddam tiene 25 años y siempre ha vivido en Segur de Calafell (Baix Penedès). Es filóloga y educadora social. Sus padres, bereberes procedentes de Marruecos, se establecieron en esa localidad hace casi 40 años y su madre dio a luz a El Aaddam en el hospital Joan XXIII de Tarragona. 25 años después no ha conseguido la nacionalidad española y no ha podido votar en ninguna elección del país donde nació. “Yo soy de aquí. España ha abandonado a los migrantes nacidos aquí al no darnos la nacionalidad directa”, reivindica....
Safia El Aaddam tiene 25 años y siempre ha vivido en Segur de Calafell (Baix Penedès). Es filóloga y educadora social. Sus padres, bereberes procedentes de Marruecos, se establecieron en esa localidad hace casi 40 años y su madre dio a luz a El Aaddam en el hospital Joan XXIII de Tarragona. 25 años después no ha conseguido la nacionalidad española y no ha podido votar en ninguna elección del país donde nació. “Yo soy de aquí. España ha abandonado a los migrantes nacidos aquí al no darnos la nacionalidad directa”, reivindica.
En las redes sociales la conocen como @hijadeinmigrantes y allí nació una de sus acciones reivindicando derechos. En abril de 2019 se acercaban las elecciones generales cuando publicó en sus perfiles: “Lleváis invisibilizándome desde que nací. Pero llevo gritando desde que tengo voz. Y no me vais a callar”. Cumplió la promesa y creó la campaña #votaresunderecho donde relaciona en la red a migrantes que no pueden votar con aquellas personas que sí tienen derecho al voto, pero no iban a ejercerlo. De esta forma los abstencionistas votan por el partido que elija aquel que pese a que lleva años en España no puede votar.
“Gracias a la campaña, desde 2019 más de 2.000 personas han podido ejercer su derecho al voto gracias a otras que han renunciado a su privilegio”, mantiene El Aaddam. El próximo domingo 14 de febrero también utilizarán este sistema. Solo en Cataluña, según el Instituto de Estadística de Cataluña, hay 1.253.913 extranjeros con tarjeta de residencia a los que hay que añadir miles de migrantes que no han conseguido regularizar su situación y no registran en las estadísticas. Ninguno de ellos tiene derecho a votar.
Ahmed Nasser el Alzoui, de 20 años, estudia bioinformática en la UPF. Emigró a Barcelona con sus padres cuando tenía 12 años y todavía no cuenta con la nacionalidad. “Para obtenerla tienes que pasar 10 años en España y enfrentarte a un examen. La situación de mis padres, al principio, no era regular y por eso todavía me falta mucho para poder examinarme”, lamenta Nasser.
Los padres de El Aaddam no han solicitado nunca la nacionalidad. “Son analfabetos no pueden enfrentarse a un examen. Yo pedí la dispensa de examen después de haber cursado estudios universitarios. Todavía estoy a la espera de que me concedan la nacionalidad. Sin ella no puedo votar, pero tampoco, por ejemplo, optar a una plaza de funcionaria”, lamenta la activista. Nasser también se implicó en la campaña. “Soy muy activo y milito en diferentes asociaciones y plataformas. Además, paradójicamente el domingo de las elecciones sí que seré apoderado por el PSC en un colegio electoral. Podré controlar el funcionamiento adecuado del proceso democrático en el colegio que me asignen, pero no tengo derecho a votar”, lamenta Nasser.
“Pagamos impuestos, cotizamos… pero no podemos votar”, se queja una afectada
Tanto Nasser como El Aaddam ya tiene una persona que votará por ellos. Elisabeth Alarcón es desde el 2019 la abstencionista que vota al partido que le dice El Aaddam. “Somos amigas y yo tengo muy claro que no iba a ejercer el derecho a mi voto. Las dos personas de un mismo municipio van juntas al colegio electoral, el migrante le da el sobre con su elección y el abstencionista vota con su DNI”, resume Alarcón. Una manera de votar que incluso preserva la elección del voto al propio abstencionista.
Jessica González tiene 31 años y llegó a Barcelona hace 14 de Colombia para estudiar ciencias políticas en la UPF. “Solo hace dos años que tengo derecho a voto y es la primera vez que voy a poder votar a la Generalitat. Me voy a votar a mí misma”, sorprende González, que es la número 3 de la candidatura de En Comú Podem por Barcelona. González acabó pasando por el examen para conseguir la nacionalidad. “No lo recuerdo difícil, pero también hay que decir que yo estudié ciencias políticas y la división de poderes la conocía. Recuerdo una pregunta extrañísima: ‘¿cómo se llama la mujer de Mariano Rajoy”, destaca. Ha participado en elecciones municipales sin tener la nacionalidad, pero reconoce que la normativa es muy imperfecta. “Solo pueden hacerlo algunas nacionalidades, como la colombiana, y, además, tienes que inscribirte previamente”.
Rodrigo Araneda es el presidente de Acathi, la asociación de personas migrantes y refugiadas LGTBI+: “Los migrantes suponen más del 15% de la población en Cataluña, pero no se les deja votar ni tienen representación en el parlamento. Y luego aparecen formaciones como Vox que pueden cargar contra la migración sin que podamos defendernos”. Joana Mata, de 40 años, transgénero y refugiada política de Honduras, también pertenece a Acathi. “Vine a Barcelona buscando vivir con seguridad y me encontré con el mismo problema y con muchas dificultades a nivel laboral. Hay muchas cosas a cambiar y tenemos que hablar muy claro. Los migrantes no somos un problema. Solo venimos en busca de oportunidades para vivir una vida digna. Cotizamos, pagamos impuestos, compramos… tenemos derecho a ser ciudadanos completos y eso incluye nuestro derecho al voto”, reivindica Mata.