Figuras para tocar y listas para una ‘selfi’

El Museo de Cera de Barcelona reabre con una nueva propuesta y una renovación del 70% de sus fondos

La Guerra de las Galaxias, uno de los espacios destacados del renovado Mueso de Cera de Barcelona.Andreu Dalmau (EFE)

Forrest Gump espera sentado en un banco aguardando a que alguien se siente a su lado. Kong, un tremendo orangután, te abrazará con cuidado -cuando lo permita la pandemia-, se puede sentir ser el todo poderoso ocupante del trono de hierro de Juego de Tronos o subir a una atalaya -tecnológica- de 120 metros de altura sin moverse ni un ápice y ver Barcelona a vista de águila y casi casi tocar a Colón. El nuevo Museo de la Cera de Barcelona ha dejado atrás su primera etapa, desde que abrió en 1973, y a partir de este viernes inicia otra en la que combina experiencias interactivas con una re...

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Forrest Gump espera sentado en un banco aguardando a que alguien se siente a su lado. Kong, un tremendo orangután, te abrazará con cuidado -cuando lo permita la pandemia-, se puede sentir ser el todo poderoso ocupante del trono de hierro de Juego de Tronos o subir a una atalaya -tecnológica- de 120 metros de altura sin moverse ni un ápice y ver Barcelona a vista de águila y casi casi tocar a Colón. El nuevo Museo de la Cera de Barcelona ha dejado atrás su primera etapa, desde que abrió en 1973, y a partir de este viernes inicia otra en la que combina experiencias interactivas con una renovación de un 70% por ciento de sus figuras y la inclusión de numerosos referentes de parte del siglo XX y muchos del siglo XXI. Las obras para poner a punto el museo se iniciaron hace meses.

Figuras que se podrán tocar y, sobre todo, que parecen esperar para hacerse una selfi con los visitantes. “Lo llamamos un museo instagramfriendly”, resumía Ángel Díaz, uno de los promotores de la renovación prácticamente total del Museo de Cera que será explotado por la sociedad Advanced Leisure Services (ALS), gestora de diferentes espacios en la ciudad, como el castillo de Montjuïc o el Palau Moja. El trinquero Toni Cruz, expresidente de la empresa Endemol, es el director creativo del proyecto.

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Cuesta reconocer los espacios del viejo museo, un palacete neoclásico de 1867, porque la renovación también ha alcanzado la configuración de las salas y distribuidores. Tiene 28 espacios diferentes y aglutina, por ahora, 120 figuras. El vestíbulo de entrada da la bienvenida con grandes pantallas que reflejan iconos de la ciudad, tanto lugares y monumentos como personajes ante las figuras de Gaudí y el conde Güell que parecen estudiar los planos del parque Güell. Después se accede a una plataforma que “transporta” al visitante al cielo de Barcelona con una visión de 360 grados. El museo ha conservado algunas de las peculiares salas que forman parte de la historia del edificio, que fue la sede del Banco de Barcelona, como las cajas de seguridad en las que los personajes de la Casa de Papel han sustituido a Bonnie and Clyde, de la etapa anterior.

El acceso a una jungla, en la que se ha preservado la figura de Indiana Jones, lo marca un enorme orangután con un mecanismo que rodeará con su brazo a quien lo accione, como en la película King Kong, pero listo para una foto. La mezcla de los referentes culturales, de la música, las artes, el cine y la ciencia ha posibilitado que convivan nuevos personajes y antiguos. Fleming o Ramón y Cajal comparten espacio con Stephen Hawking; Marylin Monroe está a un paso de Leonardo Dicaprio; Frida Khalo da la bienvenida al espacio de los pintores con un hiperrealista Picasso que parece escudriñar con la mirada a Goya o a El Greco; Molière comparta sala con Neruda. Los referentes musicales del nuevo museo son uno de sus platos fuertes y conviven desde Freddie Mercury, Adele, Billie Eilish o Rosalía. Presidiendo esa sala, a modo de escenario, los Beatles y Elton John. Han sobrevivido a los cambios los referentes en la clásica y Beethoven, Chopin o Pau Casals han sido sometidos a una puesta a punto para su nueva vida, como el resto de las figuras antiguas que se han mantenido. Otras han sido reutilizadas en otros espacios, como un castell en forma de pilar que trepa por una escalera, ante la mirada de Lluís Companys y Francesc Macià.

No hay muchos políticos, salvo Merkel y Obama y un “Pasaje del Bien y del Mal”, con Teresa de Calcuta, Nelson Mandela e Indira Gandhi frente a Hitler, Franco y Mussolini. El deporte también tiene su espacio -con Gassol, Messi y Marc Márquez, entre otros- y hay una gran cocina con algunas de las estrellas del firmamento gastronómico. El viejo submarino también se ha actualizado para dejar ver el basurero en el que se ha convertido el mar- ahí está Greta Thunberg para recordarlo- y hay un túnel del terror con referentes actualizados: ha desaparecido Frankestein en su precario laboratorio frente a un inquietante Joker, por ejemplo. Uno de los espacios más espectaculares es el que recrea personajes de Juegos de Tronos junto con otra de los grandes, La Guerra de las Galaxias.

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“La intención es que este museo de cera refleje el siglo XXI y se busca más una experiencia que un museo contemplativo”, apuntaban en la presentación. La colección crecerá y para el año próximo se incorporarán entre 12 y 15 personajes nuevos. “A los visitantes se les preguntará qué figuras creen que se deberían incorporar, para conocer las preferencias aunque hay que tener en cuenta que algunos referentes pueden ser solo momentáneos”, añadía Díaz. Algunos referentes de varias generaciones de barceloneses que frecuentaban el zoo, como Copito de Nieve, también han encontrado su sitio en el renovado museo.

Inversión y entradas

Para reformular el Museo de Cera se han invertido seis millones de euros -cada figura cuesta unos 20.000 euros- y la previsión es que en los primeros años se puedan alcanzar los 80.000 visitantes que tenía en los últimos años de vida para progresivamente alcanzar los 150.000 o 200.000 de sus mejores épocas. Hasta su cierre, el equipamiento del final de la Rambla era visitado, esencialmente, por turistas. “Queremos que el barcelonés vuelva a visitar el Museo, que baje a la Rambla para revitalizarla. Y no descartamos llegar a acuerdos con otros operadores, como las Golondrinas o restaurantes cuando se supere la crisis sanitaria”, explicaba su promotor.

Las entradas del museo, por internet, costarán 20 euros para adultos y 16 para menores de entre 6 y 12 años, mientras que el pack familiar saldrá por 57 euros: “No es solo un museo de contemplación, es una experiencia envolvente de más de una hora y creemos que no es un precio desorbitado”, comentaba Díaz. Junto al Museo también ha reabierto el Bosc de les Fades, donde se ha conservado el espacio de bar y se han establecido las taquillas -lo seguirá siendo la caseta de La Rambla- y la tienda de regalos.

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