Un otoño caliente para los autónomos
Los trabajadores por cuenta propia, acuciados por las deudas y la caída de la actividad, empiezan a buscar medidas para enjugar su pasivo
“Colgamos de un hilo”, dice de forma escueta Àlex en el establecimiento que regenta desde hace dos años junto a su pareja. En marzo sufrieron el cierre por el estado de alarma y se apoyaron en los créditos avalados por el ICO para ganar tiempo. Pero el agujero se está haciendo demasiado grande para este matrimonio que hace dos años apostó el dinero que tenía —y el que no— para abrir una mercería con la que vivir. La crisis sanitaria hizo imposibles la feria de abril, las obras de teatro amateur de junio, se anularon igualmente los festivales que acostumbran a celebrar colegios y escuelas de da...
“Colgamos de un hilo”, dice de forma escueta Àlex en el establecimiento que regenta desde hace dos años junto a su pareja. En marzo sufrieron el cierre por el estado de alarma y se apoyaron en los créditos avalados por el ICO para ganar tiempo. Pero el agujero se está haciendo demasiado grande para este matrimonio que hace dos años apostó el dinero que tenía —y el que no— para abrir una mercería con la que vivir. La crisis sanitaria hizo imposibles la feria de abril, las obras de teatro amateur de junio, se anularon igualmente los festivales que acostumbran a celebrar colegios y escuelas de danza: todas aquellas fiestas que hasta marzo eran básicas en su negocio para cuadrar cuentas.
El pesimismo hace mella en este pequeño autónomo pese a que ayer las medidas de seguridad por el coronavirus provocaban unas vistosas colas de clientes a las puertas del establecimiento. Una ligera avanzadilla del reinicio del curso escolar y de actividades extraescolares. Un bálsamo. “Una tienda como la nuestra no remonta cuatro meses sin facturación en un año. Ni en dos. Iremos arrastrándonos, si aguantamos, unos cinco años”, pronostica. Ni piensa en el cierre, básicamente porque el endeudamiento que le quedaría sería irresistible.
“No estamos notando un incremento de los concursos, pero sí es cierto que está creciendo el número de pequeños empresarios que vienen a consultarnos la posibilidad de iniciar el procedimiento de segunda oportunidad”, explica Agustí Bou, socio de Fieldfisher Jausas. Ese proceso que gestionan los juzgados de lo mercantil sirve para eliminar cargas crediticias e intentar empezar una nueva etapa sin pasivos anteriores. Bou afirma que algunos han tirado de tarjeta de crédito estos meses y ahora han visto que tienen un “problema”.
“Empezamos a notar un aumento de las consultas en junio y está siguiendo en septiembre. Se han incrementado un 30% respecto a la situación anterior a la covid”, señala Ana Isabel García, abogada de Repara tu deuda, un bufete especializado en segunda oportunidad. Afirma que se han encontrado casos de todo tipo, pero predominan los pequeños empresarios, casi siempre trabajadores autónomos, que proceden del sector servicios y, sobre todo, del turismo. “Yo no creo que se produzca una avalancha de concursos, aunque la castaña sí que pueda venir por parte del pequeño empresario del sector servicios”, dice Bou.
Carlos del Barrio, responsable del colectivo de autónomos de CC OO, no tiene datos sobre concursos de trabajadores autónomos, pero no le extrañaría ese repunte: “Esta crisis ha acentuado la debilidad del tejido de trabajadores autónomos, el más débil, porque tiene poca formación y poca capacidad financiera. No puede ahorrar. Lo van a pasar muy mal los próximos meses”.
Terror a las expectativas
Algunos economistas y dirigentes empresariales estaban convencidos antes de julio de que el impacto más duro de la pandemia, con la excepción del turismo, llegaría tras las vacaciones estivales. Hoy se nota un cambio de percepción. Muchas regulaciones temporales de empleo (ERTE) siguen activas y los ICO han dado aire. El paro no cae tanto como la economía. La confianza empresarial sigue siendo negativa pero ha mejorado para el tercer trimestre, aunque la disolución de empresas sigue en cifras inferiores a las del año pasado por estas fechas y los concursos de acreedores no se han disparado y llegan en cuentagotas a los despachos.
“La situación ha mejorado, tenemos elementos de protección que antes no teníamos y ya no se contempla el confinamiento clásico —el que se inició en marzo—, pese a que determinados sectores seguirán sufriendo por las restricciones vinculadas a las políticas de seguridad”, señala Salvador Guillermo, director del departamento de estudios de Fomento del Trabajo. “Para nada tengo la sensación que lo que venga pueda ser peor. Pero sí que es verdad que hay cierto temor a las expectativas, porque había gente que consideró que la crisis económica del coronavirus se acabaría con el final del confinamiento. Y eso, hemos comprobado, no es así”, dice.
El temor a que la crisis post pandemia se dilate y se convierta en una crisis post ICO ha hecho que organizaciones empresariales como Pimec hayan demandado al Gobierno la necesidad de prolongar los plazos de carencia de esos créditos. Josep González, presidente de la patronal catalana, cree que hay poco margen para conseguir cotas de mejora suficiente para dentro de un año estar en condiciones de pagar las cuotas. “No veo que haya expectativas de mejora en la economía y hay que seguir dando apoyo a las empresas, tanto así como prolongando los ERTE”, señala González.