La Iglesia ignora al Procicat y celebra la misa por los difuntos del coronavirus

El Arzobispado de Barcelona ve un atentado contra la libertad de culto y anuncia acciones legales contra la Generalitat

Celebración, en la Sagrada Familia, de una misa por los difuntos durante la pandemia. En vídeo, imágenes del interior de la basílica.Vídeo: Quique García (EFE) | ATLAS

Choque entre la Iglesia y el comité que gestiona la pandemia en Cataluña, el Procicat. El Arzobispado de Barcelona ha decidido mantener la celebración en recuerdo de las víctimas del coronavirus en el templo de la Sagrada Familia pese a que el Procicat limita solo a diez personas las ceremonias religiosas. Unas dos docenas de personas han participado en la celebración, todas con mascarilla y tras haber pasado un control de temperatura corporal. La autoridad religiosa ha remarcado que se ha celebrado siguiendo normas de seguridad como la toma de temperatura y la distancia social. En una nota, l...

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Choque entre la Iglesia y el comité que gestiona la pandemia en Cataluña, el Procicat. El Arzobispado de Barcelona ha decidido mantener la celebración en recuerdo de las víctimas del coronavirus en el templo de la Sagrada Familia pese a que el Procicat limita solo a diez personas las ceremonias religiosas. Unas dos docenas de personas han participado en la celebración, todas con mascarilla y tras haber pasado un control de temperatura corporal. La autoridad religiosa ha remarcado que se ha celebrado siguiendo normas de seguridad como la toma de temperatura y la distancia social. En una nota, la autoridad religiosa también anuncia acciones legales contra la Generalitat ante “el cambio de actitud” de la Generalitat, que creen que no se está protegiendo la libertad de culto.

A la ceremonia planteada por el Arzobispado, que además ha sido retransmitida por algunos medios de comunicación, podían asistir de forma presencial los familiares de los difuntos, los representantes de los sectores de la alimentación, de las residencias de ancianos, de los tanatorios, de los cementerios, periodistas, vendedores de prensa, hoteleros, entidades caritativas y autoridades políticas. Desde el Procicat, sin embargo, se informó que, desde el pasado el 17 de julio, este tipo de ceremonias se tenía que limitar solo a 10 personas.

De hecho, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, cancelaron a última hora su participación, argumentado que tenían que cumplir con las medidas decretadas por la Generalitat. Tampoco ha acudido ningún miembro del Govern. “Por desgracia, y después de hablarlo con la alcaldesa, hemos acordado no asistir a la Eucaristía de esta tarde en recuerdo de las personas que han muerto durante el periodo de la pandemia”, ha explicado Batlle en Twitter.

El Arzobispado considera que la decisión del Procicat de impedir la misa es “injusta y discriminatoria” y defiende que ya ha reducido el aforo hasta el 23% en el tempo diseñado por Antoni Gaudí. La iglesia contrapone esta situación cuando “para otros locales interiores más reducidos dicha norma autonómica admite un aforo del 50%”. El monumento, además, ha estado abierto a los turistas, aunque con medidas y restricción en el volumen de afluencia y, ahí si, con permiso del Procicat.

En los próximos días, según una nota del Arzobispado, se emprenderán “las acciones legales oportunas contra la arbitrariedad y la indefensión que sufren el derecho a la libertad religiosa y a la libertad de culto, constitucionalmente protegidos”.

En su homilía, en catalán y castellano, Omella ha pedido a “quienes tienen el poder, a los políticos, que aúnen fuerzas” porque, a su juicio, “es tiempo de tender la mano y de tener en cuenta el bien común. También ha agradecido el trabajo de los sanitarios durante las semanas más duras de la pandemia, así como de los “empresarios, religiosos y religiosas, organizaciones caritativas y personas de a pie”, ha enumerado. Ha justificado que no hubiese sacerdotes en los hospitales por el hecho de que los equipos de protección individual eran escasos en las primeras semanas y en que no hace falta que llevar el hábito porque para acompañar a las personas que han fallecido “todos los que compartimos la fe” pueden hacerlo.

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