Teve.cat, en pruebas
El canal deberá tener los 100 días de benevolencia. De momento, la nueva emisora parece una modesta radio
Abrir un canal de televisión en plena pandemia tiene su qué. Por un lado, se aprovecha un momento de alto consumo televisivo. Pero, al mismo tiempo, las condiciones de trabajo son más limitadas, una precariedad que en el caso de Teve.cat parece añadirse a una modesta inversión. El canal está en pruebas y deberá tener los 100 días de benevolencia, como antes se estilaba con los nuevos gobiernos. De todos modos, estos primeros días permiten hacer unas aproximaciones indiciarias. Teve.cat es, básicamente, un...
Abrir un canal de televisión en plena pandemia tiene su qué. Por un lado, se aprovecha un momento de alto consumo televisivo. Pero, al mismo tiempo, las condiciones de trabajo son más limitadas, una precariedad que en el caso de Teve.cat parece añadirse a una modesta inversión. El canal está en pruebas y deberá tener los 100 días de benevolencia, como antes se estilaba con los nuevos gobiernos. De todos modos, estos primeros días permiten hacer unas aproximaciones indiciarias. Teve.cat es, básicamente, una televisión radiofónica donde la tertulia, la entrevista y, por decirlo llanamente, la palabrería insustancial o rancia rellenan las horas de programación propia que no se dedican a la emisión de vídeos musicales, a la actuación casera de dj o a la conexión... con un estudio de radio. No hay informativos y no hay ficción (filmes o series). ¿Habrá? De momento no parece que esté previsto. La web de la emisora no expone planes de futuro. En Teve.cat emplean el catalán y el castellano indistintamente. Eso sí, el catalán que se escucha está muy lesionado.
La programación propia —¿dónde se puede consultar la parrilla horaria?— tiene un espacio matinal para dar los buenos días y entretener. También anuncian un espacio de crossfit doméstico, que no he visto. A las tres de la tarde, dan Zippi Zapping con Albert Lesan y Manel Ferrer, un programa cada vez más fácil en la época del Tik Tok, suministrador por antonomasia. Una risueña Ares Teixidó ocupa la noche con un talk show —nunca mejor dicho, eso de talk—, confinada desde casa y donde puede explicar, con todos los pelos y todas las señales, una insignificante anécdota doméstica. Entre los colaboradores... Sandro Rey, un habitual del APM. Salir en el APM de TV3 parece el no va más en Teve.cat. Carlos Fuentes en su programa Catalunya Opina, la estrella del canal, ha repescado algunos en los que aparecieron encontronazos de esta tertulia que ya ha dirigido en otras emisoras. Esta semana volvió a reunir dos personajes que habían protagonizado uno de aquellos griteríos, esta vez muy calmados y respetándose.
Carlos Fuentes suele recordar, sin acritud, que su programa ha pasado por más de una televisión. Lo hace, básicamente, con sus amigos de siempre, que permiten una policromía política no exenta de pintoresquismo. El franciscano Fuentes, presentador jovial y con bonhomía, dio la primera semana bastante protagonismo a miembros de la Iglesia, desde un monje de Montserrat a sor Lucía Caram o el rector de Andraitx. También da entrada a llamadas de espectadores. Fuentes insiste mucho en que en su programa se oirán todas las voces.
Este programa tiene una versión juvenil (Cataluña opina youth). Por ahora solo he visto invitar a representantes de las juventudes de los partidos. Supongo que el criterio es tener representación en el Parlament o en el Congreso español porque va Vox. La fórmula del programa va acercándose a la de un debate electoral. De momento, de dos en dos. Una emulación poco práctica. Dedicar un espacio a la opinión juvenil es una buena idea, pero que los invitados sean solo de los aparatos de los partidos deja fuera a un buen número de jóvenes con otro tipo de militancias.
Ares Teixidó, un día que fallaba una telellamada, dijo: “Esto irá mejorando”. Que sea en todo.