La muerte solitaria de Laureano, Imad, Juan Ramón y Jean Pierre
El juez ordena prisión provisional sin fianza para el presunto asesino en serie de personas sin techo en Barcelona
La pareja corrió para guarecerse en su casa. Un hombre con actitud agresiva y un palo en la mano se dirigía hacia ellos y hacia un indigente al que conocían de la zona. Jean Pierre H., de 32 años, ni siquiera se enteró. Nadie le despertó, ni tenía un techo donde ponerse a salvo. Dormía en la calle, muy cerca de la Sagrada Familia de Barcelona. El hombre le golpeó en la cabeza hasta matarlo, y huyó. Eran las once y media de la noche del lunes. Dos horas más tarde, tras el aviso de un testigo, los Mossos detuvieron a Tiago F. L. El juez ordenó ayer su ingreso en prisión acusado del asesinato de ...
La pareja corrió para guarecerse en su casa. Un hombre con actitud agresiva y un palo en la mano se dirigía hacia ellos y hacia un indigente al que conocían de la zona. Jean Pierre H., de 32 años, ni siquiera se enteró. Nadie le despertó, ni tenía un techo donde ponerse a salvo. Dormía en la calle, muy cerca de la Sagrada Familia de Barcelona. El hombre le golpeó en la cabeza hasta matarlo, y huyó. Eran las once y media de la noche del lunes. Dos horas más tarde, tras el aviso de un testigo, los Mossos detuvieron a Tiago F. L. El juez ordenó ayer su ingreso en prisión acusado del asesinato de Jean Pierre H. y otros dos hombres. Los Mossos sospechan que también mató a una cuarta persona.
Un pequeño homenaje improvisado rinde tributo a Jean Pierre H. en la esquina donde dormía desde hacía más de dos semanas. “A mí me importas”, se lee en una caja de cartón. “Y a mí también”, ha escrito alguien en un pósit pegado en la pared. “Desplegaba cada día un suéter rosa fluorescente en el suelo y la gente le daba dinero”, explica Ana Sánchez, de 46 años, la panadera a la que saludaba a las siete de la mañana y a la que ayudaba a sacar la basura por la noche. Jean Pierre fue la última víctima de Tiago F. L.
En línea recta, a unos 450 metros, dormía Laureano A., de 60 años, quien los Mossos creen que fue el primer asesinado. “Hay unas rejas y eso le daba calor por la noche”, cuenta una vecina en referencia a los conductos de ventilación de un supermercado donde se ponía Laureano A. desde hacía dos meses. La noche del 19 de marzo la policía lo encontró muerto a puñaladas, bocabajo. En este caso, no hay testigos ni imágenes de lo ocurrido.
A un kilómetro de allí dormía Imad A. El joven, de 22 años, llevaba de cabeza a los vigilantes de seguridad del Auditorio de Barcelona, donde pasaba las horas, ya fuese haciendo capoeira o trapicheando. A las dos y media de la tarde del 16 de abril, Imad A. dormía tapado hasta la cabeza. Fue cosa de 15 segundos. Las imágenes de las cámaras del Auditorio muestran a un hombre vestido con pantalón largo negro, un chaleco reflectante naranja, una mochila, una gorra del Barça, unas gafas de sol y unos guantes negros sin dedos, armado con una barra de hierro, que golpea una vez y remata una segunda a Imad A. Es la tercera víctima, según los Mossos, de Tiago F. L.
A un kilómetro y medio pasaba la noche Juan Ramón B., de 67 años. Habían transcurrido 36 horas desde el asesinato de Imad A. No se oyó absolutamente nada, explican las personas que trabajaban cerca de los cartones donde se cobijaba Juan Ramón B. Solo se enteró el vigilante del Departamento de Justicia de la Generalitat porque su cámara enfocaba directamente a la cama de Juan Ramón B. En las imágenes se ve a un hombre, de nuevo con gorra, mochila oscura y un palo de 70 centímetros en la mano. Le propina seis golpes en la cabeza y lo mata.
“La fisonomía y la morfología” de las imágenes del asesinato de Imad A. y de Juan Ramón B. son “coincidentes”, sostiene el auto de prisión de Tiago F. L. El hombre, de 35 años, brasileño, está acusado de tres de los cuatro asesinatos. Contra él cuenta el relato de los testigos, las imágenes de transportes públicos que le ubican en la zona los días de los crímenes y la declaración de un mosso fuera de servicio que le vio horas antes del último asesinato en un tren interurbano, con una actitud extraña, un hierro escondido en una manga y un destornillador.
En la caravana en la que malvivía Tiago F. L., en Sant Cugat, los Mossos encontraron una gorra del Barça, unas gafas de sol, un chaleco reflectante y unos guantes negros. También hallaron ropa con restos de lo que parece sangre, aún pendientes de analizar.