“Desalojen la playa. No pueden permanecer aquí”

Cientos de personas pasean por el litoral barcelonés ante las advertencias de la policía y el malestar de los vecinos

Personas en el barrio de la Barceloneta, en el primer domingo de cuarentena por el coronavirus.JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

“Todo el mundo tiene que desalojar la playa, no pueden permanecer aquí. Está prohibido estar en la calle por decreto. Vayan saliendo de la playa, no pueden permanecer en la vía pública”. Así de contundentes sonaban los altavoces de las furgonetas de la Guardia Urbana circulando por los cinco kilómetros de playa de la capital catalana. Cinco kilómetros con centenares de personas que, ...

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“Todo el mundo tiene que desalojar la playa, no pueden permanecer aquí. Está prohibido estar en la calle por decreto. Vayan saliendo de la playa, no pueden permanecer en la vía pública”. Así de contundentes sonaban los altavoces de las furgonetas de la Guardia Urbana circulando por los cinco kilómetros de playa de la capital catalana. Cinco kilómetros con centenares de personas que, haciendo caso omiso al estado de alarma decretado para frenar la pandemia de coronavirus, decidieron pasar el primer día de confinamiento decretado por el Gobierno paseando, saltando, corriendo o yendo en bicicleta a la orilla del mar.

Mientras las calles del centro y los diferentes barrios de Barcelona estaban casi desiertos, en la zona de playas parecía que nadie había leído, oído o preguntado qué estaba pasando en una ciudad casi fantasma con la mayoría de comercios cerrados. Los agentes de la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra advertían a todo aquel que se encontraba en la calle que regresara a sus domicilios, hoteles o dónde fuese, pero que no estuvieran en la vía pública.

El decreto de estado de alarma aprobado por el Ejecutivo español para evitar la propagación del coronavirus limita los movimientos de los ciudadanos, que solo pueden salir de casa para comprar alimentos u otros productos de primera necesidad, cuidar de personas dependientes o trabajar. Pero nada de eso estaban haciendo la mañana de este domingo en la zona de playas los centenares de personas que la Guardia Urbana intentaba dispersar.

Las zonas donde más personas se han saltado la orden de confinamiento han sido la Vila Olímpica y, sobre todo, la Barceloneta. La situación ha indignado a los vecinos. “Estamos desesperados. En el barrio hay familias enteras confinadas en pisos de 25 metros cuadrados y tenemos que ver cómo a las 10 de la mañana han empezado a llegar turistas a pasear. Tenemos varios grupos de WhatsApp entre vecinos que han comenzado a echar humo. Hemos tenido que empezar a llamar a la Guardia Urbana y los Mossos”, protesta Sebastian Huguet, de la Comisión de Vivienda de la Barceloneta. Este vecino considera que la situación es "preocupante” y solo se consuela con que los dos desahucios que iban a celebrarse esta semana en el barrio han quedado suspendidos por la crisis del coronavirus. Huguet ha mantenido contacto esta mañana con profesionales del Hospital de Mar que se horrorizaban al ver desde las ventanas del complejo hospitalario la cantidad de personas que vivían con normalidad en las calles la crisis sanitaria que mantiene al borde del colapso decenas de hospitales en toda España.

Suzanne Jorquera, de la entidad La Barceloneta diu Prou, también se sorprendía con la cantidad de gente que había invadido su barrio desde primera hora de la mañana: “He ido a tirar la basura y me he encontrado con turistas en patinetes eléctricos alquilados en una tienda del barrio. Estamos en casa con niños y tenemos que ver como toda esta gente está poniendo en riesgo su salud y, peor, la de todos nosotros. Es indignante”. Jorquera explica que los vecinos se organizaron y llamaron a la policía municipal y autonómica para quejarse por lo sucedido. “El problema es que cuando se han ido los agentes, han vuelto algunos turistas y las furgonetas policiales han tenido que volver a pasar para echarlos. No sé a qué estamos jugando la verdad”, lamenta Jorquera.

Lourdes López, de la Asociación de Vecinos de la Òstia, comparte con sus vecinos el enfado: “Hemos comenzado a enviar mensajes y fotografías de la cantidad de gente que había en el barrio – pese a que los bares y restaurantes estaban cerrados- al regidor de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, porque esto es una vergüenza”. López y el resto de entidades están haciendo esfuerzos y conexiones telefónicas con el centro de atención primaria y otros profesionales para llevar medicamentos y comida a las personas más vulnerables de su barrio. Muchas viviendas, aparte de ser minúsculas, están en edificios sin ascensor.

La Guardia Urbana de Barcelona no ha sancionado a nadie por no respetar el confinamiento, pero advierte que, a partir de este lunes, sí que multarán estas actitudes. El Consistorio ha ordenado este domingo el cierre de parque y jardines. En algunas de las playas también se han colocado las cintas policiales que prohíben el paso.

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