El trastorno mental, un patrón en las desapariciones
Los Mossos d’Esquadra piden intervenir teléfonos o geolocalizarlos sin autorización judicial en casos de riesgo
Seis de cada diez adultos (entre 18 y 64 años) desaparecidos el año pasado sufrían algún tipo de trastorno mental (63%). Además, el 86 % fue reincidente. La mayoría —los Mossos no dan porcentajes— padecía alguna variable de depresión. La policía catalana está todavía trabajando los datos, que no son concluyentes, pero esperan que les sirvan para mejorar la prevención. El año pasado se denunciaron de media 12 desapariciones al día: un total de 4.378. La cifra se mantiene estable...
Seis de cada diez adultos (entre 18 y 64 años) desaparecidos el año pasado sufrían algún tipo de trastorno mental (63%). Además, el 86 % fue reincidente. La mayoría —los Mossos no dan porcentajes— padecía alguna variable de depresión. La policía catalana está todavía trabajando los datos, que no son concluyentes, pero esperan que les sirvan para mejorar la prevención. El año pasado se denunciaron de media 12 desapariciones al día: un total de 4.378. La cifra se mantiene estable en los últimos “tres o cuatro años”, según explicó el inspector de los Mossos Albert Oliva, responsable de la Oficina de Atención a las Familias de Desaparecidos, en unas jornadas en el Departamento de Interior.
Los datos en crudo explican que la mayoría de los desaparecidos vuelven relativamente rápido a casa (86% la primera semana y si se alarga el periodo a un mes, aumenta hasta el 94%). Hay más hombres (59%) que mujeres (41%), y la mayor parte tienen entre 18 y 65 años (58%). Los menores de edad (entre 13 y 17 años) son el 35% y las personas de más de 65 años suponen el 5%. Por debajo (2%) solo están los niños (de 0 a 12 años).
Los Mossos celebraron ayer, en el Día internacional de las personas desaparecidas sin causa aparente, la creación de una comisión que implicará a diversos departamentos, Salud, Educación, Trabajo, Justicia e Interior, para trabajar de manera transversal las desapariciones. La primera reunión está prevista para el próximo 16 de marzo. “El objetivo es conocer la información para avanzar en acciones”, indicó Oliva. Para ello, los Mossos cuentan también con el proyecto inPol de inteligencia policial. La herramienta, impulsada en la etapa del mayor Josep Lluís Trapero, y paralizada durante los últimos dos años, prevé recopilar más datos sobre cualquier tipo de delito para obtener información cualitativa y avanzarse a los delitos. “Es un sistema de preguntas y cuestiones que sirvan para buscar el porqué”, indicó el intendente Ramon Chacón, subjefe de división de investigación criminal de la policía catalana.
Una pequeña parte de las desapariciones denunciadas en Cataluña son de naturaleza criminal. Desde 2010, los Mossos han investigado 32 casos. De estos, 20 eran homicidios con ocultación de cadáver; 3, detenciones ilegales de mujeres sometidas a matrimonios forzados; 3, suicidios; y 6, huidas voluntarias que resultaron sospechosas. Fuentes policiales aseguran que en la actualidad siguen en marcha dos investigaciones: la de Cristina Bergua, desaparecida el 9 de marzo de 1997, y la de Caroline de Valle, una menor de 14 años desaparecida en Sabadell en 2015.
El día de la desaparición de Bergua es, precisamente, el elegido para la conmemoración anual de los desaparecidos en homenaje a la lucha de sus padres. Su madre, Luisa Vera, presente ayer en las jornadas de Interior, recomendó “que las familias pongan toda la verdad” cuando presentan una denuncia. Y pidió también que el departamento que dirige Miquel Buch dote “con los medios técnicos y humanos” a los Mossos. Oliva insistió en que las familias de las víctimas son su prioridad: “Que tengan la seguridad de que no están solas y olvidadas en esta situación de angustia, incerteza y desesperación”.
El intendente Chacón pidió que en los casos de “riesgo” de desapariciones “sin causa aparente”, en las que los Mossos no tiene aún pruebas para acreditar un delito, puedan “de manera automática” hacer “determinadas gestiones”. “Que no hiciese falta la pronunciación de un juez: geolocalizar, intervención de teléfonos, acceder a las cuentas bancarias... Ganaríamos un tiempo precioso”, pidió. Admitió que es un debate delicado entre seguridad y libertad, pero defendió que, policialmente, en una “ponderación de derechos entre la integridad de una persona y su intimidad, debería ganar su integridad”.