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El cóctel de ostentación y criptomonedas que acabó en muerte en la Costa del Sol

La Policía detiene a cinco personas por el secuestro en abril de una pareja que llevaba un alto tren de vida e imputa a otras cuatro en Dinamarca

Una vida de lujo en la Costa del Sol, con costosas villas de alquiler, paseos en un espectacular Lamborghini Urus azul oscuro —valorado en más de 270.000 euros— y presumiendo de lo abultada que era su cartera de criptomonedas terminó de la peor manera. Un hombre de origen holandés de 37 años sufrió un secuestro el pasado abril en Mijas (Málaga, 93.302 habitantes), cuando acudió con su pareja, colombiana de 29 años, a recoger las llaves de una finca en la que querían instalarse. El intermediario les citó en un descampado y a partir de ese momento todo se torció. Se presentaron cuatro encapuchados vestidos de negro que intentaron meterlos por la fuerza en un coche. El hombre quiso escapar y le pegaron un tiro en la pierna. Entonces sí los arrastraron hasta el coche que les condujo hasta una vivienda. “La mujer llegó a pensar que no saldría viva”, señalan fuentes policiales.

Medio año después, la Policía ha encajado las piezas principales de un secuestro que se produjo en una población con una compleja red de urbanizaciones dispersas y que, como muchos casos investigados en la Costa del Sol, destacaba por sus conexiones internacionales. Los agentes detuvieron el 11 de noviembre a cinco personas en Málaga e imputaron a otras cuatro en Dinamarca, entre ellas al autor material —que está cumpliendo condena en su país por otro rapto— y al inquilino de la vivienda en la que la pareja fue retenida, también entre rejas en el mismo país por tráfico de drogas. Desde enero a septiembre, los secuestros en todo el país han subido un 13% con respecto a 2024. En ese periodo se han producido 87 casos, 13 de ellos en la provincia de Málaga, según datos de diferentes cuerpos policiales recopilados por el Ministerio del Interior.

Las personas arrestadas en Málaga están investigadas por ayudar en el secuestro del hombre del Lamborghini y su pareja consiguiendo vehículos, en los traslados o deshaciéndose de las pruebas. Pasaron a disposición del juzgado número 2 de Fuengirola y quedaron en libertad con medidas cautelares. Les imputaron homicidio, detención ilegal, robo violento, tenencia ilícita de armas y organización criminal.

La investigación comenzó con dificultades, según fuentes conocedoras del caso. Para empezar, solo constaba la denuncia de la mujer. Tras ser liberada en una zona de Fuengirola, acudió a la Comisaría Provincial de Málaga para contar lo que le había sucedido. Su pareja no tenía enemigos conocidos o deudas que se pudieran relacionar con el secuestro y tampoco resultó fácil saber en qué vivienda los habían retenido. La zona de búsqueda era muy amplia y había muy pocas pistas. Se estableció un dispositivo que peinó durante días una extensa área de la Sierra de Mijas, pero no hubo suerte. Los padres de la víctima se llegaron a desplazar desde Países Bajos para seguir de cerca la investigación.

Finalmente, el 23 de abril, justo 20 días después de la denuncia, un hombre desbrozaba una zona de su finca cercana a un arroyo encontró un cadáver, ensangrentado y con las manos atadas. La Guardia Civil —competente en Mijas— se hizo cargo inicialmente de la investigación, hasta que se comprobó que era el neerlandés que había desaparecido. Fuentes de la investigación explican que no tenía signos de haber sido golpeado o torturado, pero sí tenía el disparo en la rodilla. La principal hipótesis es que murió desangrado y que los secuestradores dejaron el cuerpo en la zona más agreste que encontraron a mano. Era un paraje junto a un arroyo y terrenos con mucha pendiente por el que los agentes habían llegado a pasar muy cerca días antes.

Tras el cadáver, la siguiente pista relevante llegó con el hallazgo de su Lamborghini, vehículo que ha servido para bautizar la operación como Lambo / Urus. Poco a poco, todo empezaba a encajar. “En verano comenzaron a alinearse las pesquisas”, subrayan fuentes policiales. Es entonces cuando dieron con el autor material. Más tarde también localizaron los dos vehículos que participaron en el secuestro: tanto en el que introdujeron a la pareja a la fuerza —que tenía restos de sangre que la policía científica analiza si coinciden con los de la víctima— y otro que participó en los hechos. Finalmente dieron con la vivienda, ubicada en la Sierra de Mijas —en el entorno del club Santa Golf— donde se había producido el secuestro. Allí encontraron numerosos restos biológicos de las agresiones.

Monedero virtual

Otra de las partes más complejas de la investigación ha sido comprobar y demostrar que los secuestradores consiguieron acceder a los activos digitales del hombre. Y que llegaron a hacer dos transacciones desde su monedero virtual, también denominado wallet, hacia sus propias cuentas corrientes. La primera equivalente a unos 42.500 euros y la otra de 36.100 euros.

Para acceder a este monedero, las personas que quieren sustraer las criptomonedas tienen que conseguir las claves, que dependen de la forma en la que tenga almacenados los fondos, pueden ser “una frase semilla” o una clave, en el caso de que sea una wallet privada, o una contraseña si los tiene en plataforma exchange (o casa de cambio). Los investigadores pueden rastrear estos movimientos y ver hasta que cuentas conducen, así como las personas que las controlan.

Cuando los agentes tuvieron todo atado, el pasado mes de noviembre realizaron los seis registros, cinco en Málaga y uno en Madrid. En las viviendas encontraron dos armas de fuego cortas —una real y otra simulada— y un bastón extensible, además de un pasamontañas. También un pantalón con restos de sangre y restos biológicos compatibles con la sangre que encontraron en la casa en la que retuvieron a la pareja. Igualmente se incautaron de documentación, múltiples dispositivos electrónicos y móviles.

La investigación ha tenido ramificaciones internacionales, ya que la víctima es holandesa y sus padres también habían denunciado su desaparición allí, y los principales implicados son daneses, aunque también hay arrestados de nacionalidad española. Dos de ellos están cumpliendo condena en Dinamarca y tendrán que ser puestos a disposición judicial en España.

En las pesquisas han participado diferentes unidades de investigación de la Policía Nacional, entre ellos, el grupo I de crimen organizado de la Comisaría Provincial de Málaga, especializado en secuestros, y agentes de la Comisaría General de Policía Judicial, como el grupo I de secuestros, el grupo de desaparecidos y el grupo de criptoactivos. También contaron con la colaboración de Policía Local de Mijas.

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