La esperanza de una regularización masiva de inmigrantes se esfuma en el Congreso
Sin apoyos para continuar su tramitación, los promotores de la iniciativa legislativa popular solo ven como alternativa un decreto, que también tendría que ser convalidado en la Cámara
Han pasado cuatro meses desde que el ala socialista del Gobierno resucitó las negociaciones para aprobar una regularización extraordinaria de inmigrantes en el Congreso. La iniciativa legislativa popular (ILP) respaldada por más de 600.000 firmas corría prisa porque parecía m...
Han pasado cuatro meses desde que el ala socialista del Gobierno resucitó las negociaciones para aprobar una regularización extraordinaria de inmigrantes en el Congreso. La iniciativa legislativa popular (ILP) respaldada por más de 600.000 firmas corría prisa porque parecía más fácil sacarla adelante antes de las vacaciones que con el fervor del nuevo curso político, pero muchas cosas han ocurrido desde entonces. Y ninguna ha ayudado a que el asunto avance. Primero fue el escándalo de Santos Cerdán, que dinamitó la actividad parlamentaria y paralizó a los socialistas; después, fue el PP, que ha ido armando un discurso migratorio cada vez más duro mientras Vox crece por la derecha; en paralelo, Podemos se ha situado en la oposición mientras Junts muestra cada día su cara más antiinmigración. Además, se acercan las elecciones autonómicas en algunas comunidades, en las que este es un tema sensible, lo que complica la posición dialogante de algunos partidos. En este momento, ni los promotores de la iniciativa ni los grupos políticos ven viable una mayoría para regularizar a cientos de miles de personas que viven en España en la clandestinidad. No hay consenso ni parece que lo haya en un futuro inmediato.
El tema sigue sobre la mesa, pero inmóvil. Vox está en el no. Junts, que condicionó su apoyo a que se apruebe la semana que viene la delegación de competencias en inmigración, es imprevisible y está en plena competición electoral con Aliança Catalana con los temas migratorios en el centro y el PP vota ahora a favor de propuestas de la ultraderecha que, lejos de facilitar regularizaciones, cambian las reglas del juego para complicar la vida de los extranjeros. En toda la tramitación, el PP ha recibido una importante presión de la Iglesia porque Cáritas es una de las organizaciones que promueve la iniciativa. Tampoco está claro el apoyo de Podemos y el PNV ya dejó claro que no respaldará una fórmula masiva, sino una que se limite a trabajadores, menores y vulnerables.
Antes del verano, la propuesta de los socialistas, impulsada en realidad desde el Ministerio de Migraciones, corrió de mesa en mesa para ser negociada con los grupos. El objetivo de los más progresistas era que fuese lo más flexible posible para incluir a las 500.000 personas que se calcula que viven en España en situación irregular. El PNV, necesario para su aprobación y abierto a negociar pese a sus reparos, respondió con una propuesta menos ambiciosa. Los nacionalistas vascos pidieron que se vinculase los papeles a una oferta de trabajo y a casos de vulnerabilidad muy tasados (niños, solicitantes de asilo, familias...). La pelota estuvo botando unas semanas de tejado en tejado, hasta que se le perdió la pista.
“Tuvimos esa ventana de oportunidad en la que la Secretaria de Estado de Migraciones, Pilar Cancela, aparecía cada semana en el Congreso para negociar. Teníamos hasta un calendario, la presión social ayudaba, pero todo eso se esfumó”, relata un diputado. “Está muerta, pero aún podemos resucitarla”.
En el Ministerio de Migraciones no desisten, pero reconocen la dificultad de sacarlo adelante. Y apuntan contra los populares. “Es sorprendente que hace un año el PP votase a favor de la toma en consideración de la regularización y que ahora esté votando planteamientos completamente ultras e ignorando las peticiones tanto de la Iglesia como del empresariado”, señalan fuentes del departamento que dirige Elma Saiz.
Fuentes socialistas, aun conscientes de que no tiene apoyos suficientes, confían en que la iniciativa se vote antes de que acabe el año. “Cada partido tendrá que retratarse con su voto”, afirman.
La huida hacia delante incomoda a algunos de los negociadores. “Es una situación que han forzado ellos para arreglar sus errores”, lamenta un parlamentario. Se refiere a la intención de Migraciones de usar la ILP como coche escoba para regularizar a decenas de miles de solicitantes de asilo a los que perjudicó el nuevo reglamento de extranjería y que se han quedado o se quedarán sin papeles. “Nos obligan a lanzarnos, a retratarnos, porque dicen que hay piscina, pero es que no hay agua. No vamos a participar en ese juego”, añade.
Ante el previsible rechazo, la única alternativa es que se apruebe vía Real Decreto en el Consejo de Ministros, la fórmula que hace tiempo que le reclaman al PSOE las organizaciones que promovieron la ILP y también Podemos. Pero este formato, también requiere después la convalidación en el Congreso, es decir, también necesita de una mayoría en la Cámara para salir adelante.
“A este pulso vemos difícil que pueda salir. Como el Gobierno no tenga la valentía de hacerlo por Real Decreto la aritmética en el Congreso no da para la aprobación”, lamenta Victoria Columba, portavoz de la plataforma RegularizaciónYa, una de las promotoras. “Logramos 700.000 firmas para llevar la propuesta al Congreso y aun así la dejaron dormir”.