El giro de Feijóo ante el decreto ómnibus que desconcierta en el PP: “Da idea de improvisación y déficit de estrategia”
El líder popular lanzó un órdago con el no al primer decreto para dar “un jaque mate” a Sánchez, pero terminó frenando por temor a perder el apoyo de los pensionistas
Los verdaderos motivos del giro de Alberto Núñez Feijóo sobre el decreto ómnibus se pueden encontrar, entre líneas, en sus propios discursos. La primera decisión, la de votar en contra de la norma que incluía la revalorización de las pensiones, que el Parlamento tumbó la semana pasada con los votos de Junts, el PP y Vox, la deslizó nada más decaer la norma en el Congreso. “Esta legislatura es ingobernable”, proclamó el líder del P...
Los verdaderos motivos del giro de Alberto Núñez Feijóo sobre el decreto ómnibus se pueden encontrar, entre líneas, en sus propios discursos. La primera decisión, la de votar en contra de la norma que incluía la revalorización de las pensiones, que el Parlamento tumbó la semana pasada con los votos de Junts, el PP y Vox, la deslizó nada más decaer la norma en el Congreso. “Esta legislatura es ingobernable”, proclamó el líder del PP. Propinar un tortazo al presidente socialista y visibilizar su debilidad parlamentaria pesó en el primer no del PP al decreto, que además de actualizar las pensiones incluía las ayudas a los afectados por la dana o al transporte público. “Pensábamos que era un jaque mate a Sánchez”, revela un dirigente popular al tanto de la estrategia.
Pero la jugada del PP se truncó demasiado rápido. Solo seis días después, el PSOE volvió a amarrar a Carles Puigdemont y troceó el decreto consiguiendo el sí de Junts al escudo social. Con el jaque neutralizado, Feijóo viró su posición del no al sí, aunque en el nuevo texto estaban vigentes las razones para oponerse al primero, como el traspaso del palacete parisino al PNV que el PP había tachado de “miserable” y “escándalo moral”. En la discusión interna fue determinante la opinión de algunos barones de peso, preocupados por el efecto que podría tener el rechazo entre los 12 millones de pensionistas. Al final, a Feijóo también se le pudo leer entre líneas las razones de su rectificación. “Al PSOE le encantaría que el PP le regalase un titular de que nos oponemos a las pensiones”, reflexionó este jueves.
El primer voto en contra al decreto descolocó al sector pragmático del PP, que no veía bien oponerse a medidas de tanto impacto social. Y con el frenazo, el líder desorientó y molestó también al ala dura.
A cambio, el PP ha logrado evitar que el PSOE pudiera acusarle de estar en contra de la revalorización de las pensiones. “Pasar seis meses soportando que votamos no a las pensiones es mucho soportar”, defiende el cambio de criterio otro dirigente territorial. “Los pensionistas necesitan ver que el PP somos gente seria”, razona por su parte un barón popular, que como otros nunca fue partidario del voto en contra. Las pensiones son territorio delicado para los dos grandes partidos, y en el PP tienen grabado el traspié del líder en la campaña de las generales de 2023, cuando se enfrentó a la periodista de TVE Silvia Intxaurrondo en una entrevista en la que insistió en que los Gobiernos del PP siempre habían subido las pensiones conforme al IPC, cuando no sucedió en 2012, ni en 2013, ni en 2016. Después reconoció su “inexactitud”.
Con el volantazo del decreto, el partido afronta críticas de propios y extraños por indefinición, tibieza y falta de rumbo. “Ha podido provocar desaliento en algunos sectores, aunque en unas semanas se olvidará”, confían en el PP.
No es fácil para Feijóo manejarse en la tormenta de la derecha. El líder del PP se mueve en una tensión permanente entre el centro derecha y la derecha radical —que además está envalentonada y crecida―, y entre las dos almas —pragmática y dura― del partido. Y recibe también la presión de los barones populares, que están gobernando mientras él se encuentra en la oposición. “Feijóo intenta jugar a todas las bandas, y eso no está mal, pero tiene que tener cuidado con las frenadas”, analiza un veterano popular. “El problema no ha estado en el sentido del voto, sino en la estrategia. A veces, los vaivenes son peores que mantener una coherencia. De todo esto queda un poso de cierta improvisación y déficit de estrategia”, reflexiona.
El decreto ómnibus no es el único ejemplo. La relación con Junts, la posición ante el trumpismo y el próximo debate de la financiación autonómica ―con la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera a finales de febrero― tensionan a las dos almas del PP y a las baronías frente a la dirección nacional.
La estrategia del PP sufre además por dos factores estresantes, según interpretan cuadros populares. El primero es el “estrés por la sensación de fin de ciclo” de Sánchez, que provoca “errores de precipitación” del partido, al creer todo el tiempo que el presidente socialista está al caer, cuando luego sigue resistiendo en el poder. Y el segundo es Vox, que “está en su prime de voto sin hacer nada”, como lamentan en la cúpula del PP.
La ola internacional con Donald Trump en la Casa Blanca y la dana de Valencia han catapultado a la extrema derecha, según analizan en la dirección popular. Vox ha encadenado su tercer mes consecutivo de subida en la última encuesta de 40dB. para EL PAÍS del mes de enero y cosecha ya uno de cada seis apoyos (con el 13,8% de los votos). Algunos barones del PP interpretaron precisamente el primer voto en contra del decreto como un movimiento de “cambio de ritmo de Feijóo para dejar sin espacio a Vox”. Desde esa perspectiva se entendió menos la rectificación hacia el sí, que ha obligado ahora al PP a inflamar su discurso para cortar la potencial hemorragia de votos hacia la extrema derecha. “Un okupa no es un vulnerable, es un delincuente”, ha subrayado esta semana Feijóo, endureciendo su posición sobre las medidas antidesahucios.
La dirección del PP asegura que no le preocupa la subida de Vox porque la suma del bloque de la derecha y la extrema derecha sigue siendo más fuerte que la de la izquierda en el arranque del año, pero Feijóo, con un 33% de voto (por el 29,5% del PSOE), necesita evitar las fugas hacia los ultras si quiere llegar a La Moncloa sin Santiago Abascal como su pareja de baile. El expresidente José María Aznar ha aparecido en escena estos días advirtiendo de que “las aspiraciones del PP no se pueden cumplir porque la derecha tiene un problema”, que es su división. Mientras todo eso ocurre, Feijóo se revuelve tratando de marcar su propio rumbo, como reivindicó este jueves: “No acepto lecciones ni del PSOE ni de Vox”.