Antonio Romero Ruiz, comunista integral andaluz
La muerte del exdiputado por IU arrebata a la política andaluza uno de los líderes más destacados de la izquierda comunista durante la Transición
La muerte en la ciudad malagueña de Antequera de Antonio Romero (Humilladero, Málaga, 1955), arrebata a la política andaluza uno de los líderes más destacados de la izquierda comunista durante la Transición. De origen jornalero, hubo de abandonar los estudios en plena mocedad para faenar en el campo. Sin embargo, al decir de sus allegados, cuidó siempre su cultivo intelectual como autodidacto, hasta conseguir la meta de su vida, la representación pública de los intereses de la clase trabajadora ...
La muerte en la ciudad malagueña de Antequera de Antonio Romero (Humilladero, Málaga, 1955), arrebata a la política andaluza uno de los líderes más destacados de la izquierda comunista durante la Transición. De origen jornalero, hubo de abandonar los estudios en plena mocedad para faenar en el campo. Sin embargo, al decir de sus allegados, cuidó siempre su cultivo intelectual como autodidacto, hasta conseguir la meta de su vida, la representación pública de los intereses de la clase trabajadora y del campesinado andaluces. Su trayectoria política arrancó en los albores de su juventud, en 1972, aún en vida de Franco, con su ingreso en el Partido Comunista de España, todavía en plena clandestinidad; fue uno de los miembros más jóvenes de su Comité Central.
Cuando surgió la coalición Izquierda Unida se revelaría como dirigente comunista muy destacado por su incesante actividad política. “Su pasión intelectual le distinguía y supo vencer tesoneramente su pasado iletrado”, explica Manuel Monereo, camarada suyo durante años. “Preconizaba un comunismo integral, de hondas raíces transformadoras”. En su trayectoria política, resaltó además por su conciencia jornalera y su criticismo que proyectó, en diferentes fases, intramuros del PCE contra Santiago Carrillo, así como contra la dirección del PSOE de Felipe González, a quienes interpelaba por lo que entendía como excesiva moderación y reformismo.
Paulatinamente, a medida que su formación política aumentaba, Antonio Romero fue cobrando peso político propio. Fue diputado y senador por Izquierda Unida, donde formaría parte de la Comisión parlamentaria que tenía acceso indirecto a los secretos oficiales, a través del examen de los fondos reservados, secretos muchos de ellos cancelados a perpetuidad por una ley preconstitucional aún vigente, sin plazos de prescripción, que data de 1968, legislada bajo la dictadura franquista. De la decena de libros que Antonio Romero escribió, como autor único o en colaboración, destaca el que trataba precisamente de los secretos que conforman la razón de Estado, durante siglos sellado para las clases populares.
Sus allegados destacan de Romero su afán de superación, su conciencia de clase y una destreza especial para comprender y aplicar la comunicación política. “Para ser vanguardia”, comenta Manuel Monereo, “hay que tener retaguardia y Antonio la tenía en su mujer, Carmen, en su hija y en su pueblo malagueño, uno de los viveros donde germinó y aún germina, en su recuerdo, el comunismo andaluz”.