El Gobierno ve a la ultraderecha detrás de los incidentes y asegura que La Zarzuela diseñó esta visita fallida
Sánchez, que fue golpeado, clama contra los ultras: “No nos vamos a desviar por la violencia de algunos elementos marginales”
El ambiente que se respira en el Gobierno en las horas posteriores a las durísimas imágenes que se pudieron ver en Paiporta, con insultos a todas las autoridades y lanzamiento de objetos que llegaron a golpear al presidente, Pedro Sánchez, es de una gran desolación por la “exhibición de antipolítica y de ultraderecha” que según varios ministros consultados se pudo ver en los incidentes. El Ejecutivo cree que, aunque había muchos ciudadanos af...
El ambiente que se respira en el Gobierno en las horas posteriores a las durísimas imágenes que se pudieron ver en Paiporta, con insultos a todas las autoridades y lanzamiento de objetos que llegaron a golpear al presidente, Pedro Sánchez, es de una gran desolación por la “exhibición de antipolítica y de ultraderecha” que según varios ministros consultados se pudo ver en los incidentes. El Ejecutivo cree que, aunque había muchos ciudadanos afectados muy indignados que también gritaban, los incidentes y sobre todo los episodios más violentos estaban dirigidos y protagonizados por grupos organizados de ultraderecha que se movieron para boicotear la visita. El propio Sánchez apuntó a ellos en sus declaraciones poco después del choque. “No nos vamos a desviar pese a lo que pueda suceder con algunos violentos absolutamente marginales. La mayor parte de la sociedad rechaza cualquier tipo de violencia como la que hemos visto en el día de hoy”, aseguró.
Para el Gobierno, por tanto, el gran culpable es la ultraderecha. Pero también se percibía en el Ejecutivo un claro malestar con La Zarzuela, a la que diversas fuentes del Gobierno atribuyen un empeño insistente en hacer en este momento aún muy tenso en las calles de Paiporta esta visita, que según estas fuentes diseñaron casi en su totalidad y con algunos errores evidentes de planificación, según su visión. Nadie esperaba algo así, tampoco en La Moncloa, donde insisten en cualquier caso en que fue la Casa del Rey la que impulsó la decisión. El Gobierno, como corresponde a una monarquía parlamentaria en la que el Rey no gobierna, siempre tiene la última palabra, y podría haberla impedido, pero en esta ocasión se optó por hacer las cosas como pedía Zarzuela, que fue quien organizó toda la visita.
Algunas fuentes del Ejecutivo señalan incluso que La Moncloa desaconsejó la visita, pero desde el entorno directo de Sánchez aseguran que no es así, aunque sí admiten que fue La Zarzuela quien se empeñó en hacer este recorrido y diseñó todo el operativo, en el que Sánchez y el president de la Generalitat, Carlos Mazón, eran acompañantes. “Probablemente no era el momento más oportuno…Es posible que se haya errado en el cálculo”, afirmó el ministro de Transportes, Óscar Puente, en La Sexta. También fue la que decidió que, a pesar del riesgo evidente de seguridad, el Rey se quedara un poco más que Sánchez, al que su equipo de seguridad decidió sacar de allí después de que le golpearan en la espalda con un palo.
En La Moncloa admiten que todo se hace de manera coordinada, pero el impulso político para esta visita, aseguran, fue de La Zarzuela, y además el empeño por acudir a esa zona en concreto en este momento delicado y no limitarse a visitar el centro de mando, por ejemplo, también fue suyo. En La Moncloa aseguran que en una visita tan relevante del Rey tenía que estar el presidente del Gobierno, no podía ir cualquier ministro, y por eso se decidió que fuera Sánchez quien acompañara al jefe del Estado. “Desde luego, vistas las consecuencias, no ha sido un acierto. Pero bueno, estas cosas pueden pasar, sobre todo si están organizadas por grupos ultraderechistas. Es la antipolítica pura, que aprovecha el lógico malestar de la población”, resume una fuente de La Moncloa.
Desde el PSOE reforzaron en la tarde del domingo la idea que traslada el Gobierno, que ve a la ultraderecha detrás de los altercados más graves ―llegaron a golpear el coche del presidente y uno de los de la comitiva quedó muy visiblemente dañado― con un informe sobre algunas de las imágenes que pueden apreciarse y sus protagonistas, así como los movimientos en redes sociales que según el principal partido del Gobierno demuestran una organización expresa para reventar la visita del Rey, Sánchez y Mazón. Uno de los jóvenes a los que se ve hablando con el Rey, que trata de calmarlo, por ejemplo, según destaca el PSOE, “vestía una sudadera azul con el lema “DIVISIÓN 250″. Una prenda que hace referencia a la División Azul”, la que envió Franco para apoyar al Ejército de Hitler. “Otra de las imágenes que circula por redes sociales es la del rey agarrado a un brazo donde aparece un tatuaje ligado a la grada ultra valenciana Mario Kempes, un grupo de aficionados ultras está ligado a la extrema derecha”, señala el PSOE. Los socialistas destacan además que había otros grupos ultra implicados, como “Revuelta, Democracia Nacional y España 2000″.
Lo que más preocupa en el Gobierno, según varios ministros consultados, es el ambiente antipolítica que se está moviendo sobre todo en las redes sociales y cuya máxima expresión han sido, según su análisis, los incidentes de este domingo, en el que por primera vez en la historia el rey y la reina han sufrido incluso lanzamiento de barro y duros insultos, con gritos de “asesinos”, algo que no se había visto hasta ahora.
La idea del “estado fallido”, que según varios miembros del Ejecutivo está intentando impulsar la ultraderecha, puede hacer mucho daño en un momento de gran indignación social por la gestión de la crisis de la dana. Por eso Sánchez y sus ministros están concentrados en la gestión, y en aportar todos los medios necesarios para apoyar a la Comunidad Valenciana en la recuperación de los cadáveres y el restablecimiento de las vías, de los transportes, de la electricidad, de las comunicaciones, de los suministros de alimentos.
Apoyo total a la Generalitat
Sánchez ha tomado una decisión política muy clara: no quitarle la gestión a la Generalitat de forma brusca, en contra de su voluntad, sin que Mazón lo pida. En La Moncloa, y así se lo ha explicado el presidente a sus principales colaboradores, están convencidos de que esto supondría una guerra con la Generalitat que solo entorpecería los trabajos porque al final son los equipos autonómicos y locales los que mejor conocen el terreno y llevan casi una semana trabajando, así que desautorizarles ahora no aportaría nada más que confusión. Ninguno de las decenas de expertos que tiene la administración central sobre el terreno, tampoco los militares y sus máximos responsables, están recomendando esa solución, insisten en La Moncloa, por mucho que algunos sectores sociales lo exijan ante los evidentes errores de la gestión autonómica.
La Moncloa va a seguir esta línea: apoyo total a la Generalitat valenciana, envío de todos los equipos necesarios, sin límites de gasto, y coordinación con los siete ministros que este lunes probablemente empezarán a incorporarse, vía videoconferencia, a las reuniones con los consejeros de la Comunidad Valenciana para agilizar los trabajos. Pero en el Gobierno insisten en que tomar el control no está encima de la mesa y no sería útil. El Ejecutivo está muy preocupado con la antipolítica y con el evidente desgaste que supone para todos los responsables, no solo para Mazón, sino también para el Gobierno, los fallos en la gestión, pero no encuentra otra solución más que redoblar esfuerzos para resolver la crisis y después concentrarse en dar la batalla ideológica contra la ultraderecha y la antipolítica, tratando de demostrar que es precisamente el Estado, los servidores públicos, los impuestos, los científicos y el respeto a los expertos lo único que puede ayudar a resolver situaciones así que es posible que sean cada vez más frecuentes por el cambio climático.
El Gobierno está también muy molesto con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, porque cree que no está apoyando en esta batalla contra la antipolítica, y porque ni siquiera ha condenado la agresión a Sánchez, pero en La Moncloa siguen evitando el choque directo con el PP para concentrarse en la gestión de la crisis. “El Gobierno de España no se va a desviar de su principal objetivo, que es salvar vidas, recuperar los cadáveres y reconstruir la provincia de Valencia”, resumió Sánchez después de los altercados.