Reformar sin rozar derechos y libertades
Sobre Sánchez recae la responsabilidad de hacer frente a prácticas políticas indeseables pero sin poner en entredicho normas fundamentales ni tocar la separación de poderes
Ahora a Pedro Sánchez le toca poner letra al título “Regenerar la democracia”. Desde el PP ya le han escrito las primeras estrofas, que irán ampliando en los próximos días. La batalla se reanuda desde el Parlamento y desde las calles; es la respuesta que el PP prepara a las intenciones del jefe del Gobierno. Y los populares no dudan de que tienen más argumentos contra Sánchez ahora que hace cinco días, cuando el presidente comenzó ...
Ahora a Pedro Sánchez le toca poner letra al título “Regenerar la democracia”. Desde el PP ya le han escrito las primeras estrofas, que irán ampliando en los próximos días. La batalla se reanuda desde el Parlamento y desde las calles; es la respuesta que el PP prepara a las intenciones del jefe del Gobierno. Y los populares no dudan de que tienen más argumentos contra Sánchez ahora que hace cinco días, cuando el presidente comenzó su reflexión sobre si debía seguir en política con el alto coste de soportar injurias, infamias y falsedades. Aún falta por conocer el programa del presidente del Gobierno. Sobre el líder socialista recae la responsabilidad de hacer frente a prácticas políticas indeseables, esa es su intención, con llamadas a la sociedad para que las anime, las respalde y le acompañen, sin poner en entredicho un solo derecho fundamental ni rozar la separación de poderes. El apoyo del bloque —muy diverso en su composición— que dio soporte a su investidura, lo tenía Sánchez antes de que el pasado miércoles iniciara la pausa para la reflexión. También contaba con él para reformas, aunque no cualquier reforma.
Tras los ocho minutos de declaración leída de este lunes, sin medios de comunicación presentes para pedir detalles, podía adivinarse que en su llamada a poner nuevas bases para la regeneración democrática no estaba previsto un intento de diálogo con el presidente del PP. La declaración posterior de Alberto Núñez Feijóo, extremadamente dura y descalificadora hacia Pedro Sánchez, corrobora con crudeza que la brecha entre ambos y sus partidos aún podía ahondarse más. Feijóo solo ve en Sánchez un político que quiere imponer su voluntad, carente de humanidad y de principios, y que solo aspira a ”acabar con el régimen” y gobernar sin controles ni contrapesos. Sánchez va a comprobar ahora “lo que es el sentir de la calle”, le avisa Feijóo. Todo un anuncio, al que se añade, recuerda el líder del PP, la comisión de investigación del Senado sobre posibles irregularidades en la adquisición de mascarillas durante la covid. La del Congreso no cuenta para los populares. En el PP no confirman ni tampoco desmienten que la comisión del Senado llamará a la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, una probabilidad muy acariciada.
La meditación del presidente ha concluido en seguir adelante una vez testado que su partido, muchos votantes, los sindicatos de clase, sectores del mundo de la cultura y colectivos progresistas lo apoyan y comparten el diagnóstico de que hay prácticas políticas que no respetan las reglas del juego democrático. La respuesta tiene que ser “más democracia y más derechos”, ha intervenido de inmediato, tras Sánchez, la líder de Sumar, Yolanda Díaz. El bloque progresista de la investidura, a falta de debate sobre qué se quiere hacer, se mantiene. Los partidos catalanes omiten apoyos, en pleno fragor electoral contra el PSC por los comicios catalanes. Enfrente, con bríos renovados, el PP no dará respiro a Sánchez.