Detenida una pareja por robar el cepillo en 93 iglesias de 82 pueblos de Cantabria, Asturias y Palencia

Los ladrones causaban grandes destrozos en puertas y vidrieras de los templos para un botín generalmente escaso

Una pareja ha sido detenida tras una veloz carrera criminal en la que supuestamente ha robado en al menos 93 iglesias de 82 pueblos de Cantabria, Asturias y Palencia en unos dos meses. El botín era generalmente magro, ya que se llevaban el cepillo, el dinero que donan los feligreses para sostener la parroquia, al cura y a los pobres locales. Su robo más sonado, según la Guardia Civil, fue el de unos 1.000 euros de los donativos del belén navideño del Santuario de Valvanuz (Selaya), dentro de una cadena de asaltos a templos de los valles pasiegos y muy cerca de la casa de los ladrones: Villacar...

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Una pareja ha sido detenida tras una veloz carrera criminal en la que supuestamente ha robado en al menos 93 iglesias de 82 pueblos de Cantabria, Asturias y Palencia en unos dos meses. El botín era generalmente magro, ya que se llevaban el cepillo, el dinero que donan los feligreses para sostener la parroquia, al cura y a los pobres locales. Su robo más sonado, según la Guardia Civil, fue el de unos 1.000 euros de los donativos del belén navideño del Santuario de Valvanuz (Selaya), dentro de una cadena de asaltos a templos de los valles pasiegos y muy cerca de la casa de los ladrones: Villacarriedo. Los atracos habían puesto en alerta a los párrocos de la zona por los destrozos que causaban en cerraduras y vidrieras para entrar en los templos, de los que también se llevaban efectos religiosos. La pareja guardaba en casa el botín más incómodo: miles de monedas de pequeño valor, procedentes de los óbolos depositados en los limosneros de las iglesias.

La forma de trabajar de la pareja no era muy complicada: la mujer ojeaba los templos a fin de buscar las vías de penetración más fáciles. Las iglesias estaban generalmente en lugares aislados, en localidades poco pobladas, donde podían entrar sin problemas, aunque causando daños, especialmente en vidrieras sacras y portones de madera de alto valor. La fractura y el escalo lo hacían tras reventar los accesos con gatos hidráulicos, palanquetas, destornilladores, martillos y alicates, que les han sido incautados. También se habían hecho con un aparato de visión nocturna.

En solo un par de días, por ejemplo, asaltaron las parroquias de San Vicente de la Barquera, Valdáliga, Miera, Liérganes... La mayoría fueron perpetrados entre finales de diciembre y enero últimos. La Guardia Civil empezó a atar cabos a raíz de que una patrulla del cuerpo diera el alto a un coche ocupado por una pareja en Tama (Cantabria) que les infundió sospechas. Unos días después, otra patrulla del instituto armado identificó a la misma pareja en Quijas, también cerca de un templo.

De hecho, el instituto armado había reforzado en marzo la seguridad ante la sospecha de que con el inicio del Año Jubilar Lebaniego en el monasterio de Santo Toribio, “con el aumento de peregrinos y donativos en las iglesias situadas a lo largo de este camino, podían aumentar nuevamente los robos”. Ese dispositivo es el que permitió identificar a los supuestos ladrones.

Los agentes detuvieron primero al hombre, tras un seguimiento, dentro de un coche cargado con las herramientas que supuestamente usaban en los robos. Luego detuvieron a la mujer en su domicilio de Villacarriedo, donde los guardias hallaron unos “140 efectos de índole eclesiástica, entre los que destacan imágenes, estuches con óleos, pequeños cofres con llaves de los sagrarios, relicarios porta oleas, llaves de templos, instrumental de sonido y dos bases de madera tallada para los féretros”. Y, sobre todo, se encontraron muchas monedas de níquel con distinto valor, parte en cestos, parte ya empaquetada para cambiarlas. El caso lo lleva el Juzgado de Instrucción número 2 de Medio Cudeyo (Cantabria).

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