El juez investiga por asesinato y agresión sexual al detenido por la muerte del niño de Ceuta
El arrestado, que ha sido enviado a prisión, ha declarado a la Policía que discutió con el menor el día en que desapareció
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Ceuta ha ordenado el ingreso en prisión provisional de Cristian B. P., de 34 años, ...
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Ceuta ha ordenado el ingreso en prisión provisional de Cristian B. P., de 34 años, detenido el miércoles en la ciudad autónoma como presunto autor de la muerte violenta del niño de ocho años Mohamed Abdeselam. El arrestado, con un antecedente judicial por un robo con violencia ocurrido en 2013, está siendo investigado inicialmente por presuntos delitos de asesinato y agresión sexual. Durante su comparecencia judicial se ha acogido a su derecho a no declarar. Previamente, ante la policía, el investigado había admitido que discutió con el menor el día de su fallecimiento, según fuentes del caso.
El principal sospechoso por la muerte de Mohamed ha confesado “a medias” su participación en el crimen durante los interrogatorios policiales a los que ha sido sometido, según fuentes de la investigación. El arrestado ha reconocido que “discutió” con el menor en las horas previas a que fuera denunciada su desaparición, en la madrugada del 19 de diciembre. Los agentes de la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta) que han ejecutado la Operación Loma —en alusión al barrio de Loma Colmenar, donde el niño residía y donde fue hallado su cadáver— analizaron centenares de grabaciones de cámaras de la zona y aledañas hasta dar con el principal sospechoso. En una de ellas se le ve con el niño a escasos metros de donde más tarde apareció su cuerpo, ya sin vida. El acusado ha reconocido ante los agentes que estuvo con el pequeño Mohamed, que se lo llevo “para abajo” por una suerte de terraplén, pero no ha explicado cómo sucedió la muerte ni si él estuvo implicado en ella. Tras los interrogatorios policiales, el sospechoso ha solicitado un abogado y, ya en sede judicial, se ha acogido a su derecho a no declarar.
El investigado es un joven ceutí que vive con sus padres en el vecino barrio de Rosales, próximo al lugar donde desapareció el pequeño. Según fuentes de la investigación, tiene antecedentes penales por un robo que supuestamente perpetró en uno de los colegios en los que trabajó como limpiador a través de un contrato habilitado desde la Asociación Plena Inclusión (antes, APROS), que atiende a personas con discapacidad intelectual. Ese incidente le costó la expulsión de la entidad en 2017 y la pérdida del trabajo. Fuentes judiciales precisan que fue condenado a seis meses de cárcel por un delito de robo con violencia cometido en 2013. Además, fuentes policiales señalan que, entre sus antecedentes, consta “una agresión sexual a otro chico hace cinco años”.
Actualmente, Cristian B. P. estaba empleado como repartidor de bombonas de butano, según fuentes de su entorno. “Ayer mi hijo mayor me enseñó una foto y lo reconocí: nos había traído botellas de butano a casa”, afirmaba este jueves ante las cámaras de televisión el padre de Mohamed, desconsolado. El nombre de Cristian figura también en las listas de jugadores veteranos de la Federación de Fútbol de Ceuta.
El miércoles por la tarde, agentes de la policía acompañaron hasta su casa al detenido para realizar un registro y allí se incautaron de materiales diversos, que ahora deberán ser analizados. Fuentes policiales sostienen que “el asunto está bien amarrado”, tras una minuciosa investigación que partió del análisis pormenorizado del entorno del pequeño Mohamed, enterrado dos días después de ser hallado su cuerpo semidesnudo en un terraplén. La autopsia desveló que la causa probable de la muerte era el fuerte golpe que presentaba en la cabeza. Por el momento no ha trascendido el móvil del crimen. La causa, que será instruida por el Juzgado número 6 de Ceuta, se encuentra bajo secreto de sumario.
En el barrio del niño se clamaba justicia el miércoles, y la familia expresaba cierto alivio por el hecho de que se hubiese dado con un sospechoso y que no fuese nadie del vecindario. Durante semanas, la policía ha ido llamando a declarar a todas las personas que estaban presentes o próximas al lugar en el que desapareció el pequeño aquella tarde del 18 de diciembre, cuando salió a jugar un partido de fútbol con los amigos en unos campos próximos a su casa. Y las sospechas y las elucubraciones inundaron una comunidad asentada en las proximidades del hospital universitario, el barrio de El Príncipe y la frontera con Marruecos.
Tras intentar localizarlo toda la noche, ya de madrugada su padre se presentó en la comisaría de policía y denunció su desaparición. Comenzó entonces una búsqueda que culminó solo unas horas más tarde, al alba, con el peor de los desenlaces. Un mes de investigación ha conducido, finalmente, al sospechoso.