Un pandillero de los Trinitarios, condenado a prisión permanente por matar a un rival menor de los Ñetas
Es la condena más elevada impuesta a un miembro de una banda juvenil en España. La justicia ordena la disolución de la panda atacante
Adrián G., un pandillero de los Trinitarios apodado Plátano, ha sido condenado a la pena de prisión permanente revisable por el asesinato en 2016 en una plaza en Madrid de Richard, un menor que supuestamente pertenecía a la banda rival de los Ñetas. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid ha impuesto por primera vez esta pena tan severa a un delincuente...
Adrián G., un pandillero de los Trinitarios apodado Plátano, ha sido condenado a la pena de prisión permanente revisable por el asesinato en 2016 en una plaza en Madrid de Richard, un menor que supuestamente pertenecía a la banda rival de los Ñetas. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid ha impuesto por primera vez esta pena tan severa a un delincuente juvenil, en un fallo en el que también se ordena la disolución de los Trinitarios. A otros ocho procesados por este crimen se les condena a penas de entre 15 años y cuatro años de cárcel por delitos de asesinato intentado y tenencia ilícita de armas. La sentencia declara probado que los ahora condenados se lanzaron contra un grupo rival de manera “organizada, rápida y sorpresiva” con “absoluto desprecio hacia su vida” y sin darles posibilidad de defenderse.
Este es el primer proceso en España en el que los supuestos miembros de una banda se enfrentaban a prisión permanente revisable por un crimen. La Fiscalía y la acusación pidieron esta pena para cuatro de los acusados por el delito de asesinato y porque se considera probada su pertenencia a la banda de los Trinitarios. Para los otros cinco, se solicitaban hasta 32 años de prisión por el crimen, pero no la prisión permanente porque no está suficientemente acreditado que fueran integrantes activos de los Trinitarios. Finalmente, solo uno de los acusados ha recibido la prisión permanente, a la que hay que sumarle otra condena de 20 años por un asesinato en grado de tentativa.
La sentencia da por probado que los acusados atacaron a Richard el 25 de septiembre de 2016 junto a la estación de metro de Nueva Numancia, donde recibió varias puñaladas que le causaron la muerte. En el ataque también recibió heridas graves otro supuesto Ñeta llamado Douglas Omar, quien pudo salvar la vida aunque con secuelas. Los magistrados explican que ninguno de los dos pudo “ejercer ninguna forma de defensa efectiva”. Los jueces creen que los acusados planificaron y premeditaron el ataque, llevado a la carrera y con gran violencia, según la sentencia.
Los nueve acusados se encontraban en la plaza de María Paz Unciti, en Puente de Vallecas, acompañados de otros cinco menores, cuando atacaron de forma premeditada a integrantes de los Ñetas. Miembros de uno y otro grupo se abalanzaron contra sus enemigos armados con machetes, botellas de vidrio y cuchillos. En el enfrentamiento se escucharon gritos como “¡Patria!” o “¡Fucking ñetas!”. En la reyerta, Richard recibió un navajazo en los riñones y acabó falleciendo.
Los magistrados dejan claro en su sentencia, de 72 folios, que el historial del Plátano y su participación en varios altercados acreditan que es un “miembro activo de la banda juvenil” los Trinitarios y que perpetró el asesinato del menor, que tenía 17 años, “a consecuencia de su integración en la misma y en el contexto de los enfrentamientos propios de su actividad”.
Los magistrados condenan a otros seis procesados a 23 años y medio de cárcel por los delitos de asesinato consumado del menor Richard, asesinato en grado de tentativa de Douglas Omar y tenencia ilícita de armas. También condenan a los siete participantes en la reyerta a indemnizar al joven herido con 64.800 euros y a pagar a cada uno de sus padres 100.000 euros. Esta resolución aún no es firme y contra ella cabe recurso ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
El juicio acabó el 22 de noviembre en con una decisión del tribunal que anticipaba la dureza de las condenas: ordenó el ingreso en prisión para seis procesados que durante todos estos años han estado en libertad a la espera de juicio. A uno ya lo había mandado a la cárcel el segundo día de vista y a otros dos los dejó en libertad hasta que se dicte sentencia.