Un niño desaparecido y una madre investigada: 12 meses de enigma en Morón
La mujer, en libertad con cargos, se fue con su hijo durante un brote psicótico, ha dado versiones inconexas que coinciden en que el menor está muerto y que ella lo arrojó a un contenedor a las afueras de Madrid
Han pasado justo 12 meses de la desaparición de Antonio David Barroso, un adolescente de 15 años de Morón de la Frontera (Sevilla) con una enfermedad neuronal grave que le obligaba a estar postrado en una silla de ruedas, y nada se sabe sobre su paradero. Su madre, Macarena Díaz, en medio de una crisis provocada por el trastorno bipolar que padece, se marchó con él en su coche a primera hora del 12 de septiembre de 2021. Después de un trayecto errático, a las siete de la mañana del día siguiente, completamente desorientada, confesó a la empleada de una gasolinera de Carabias (Segovia) que habí...
Han pasado justo 12 meses de la desaparición de Antonio David Barroso, un adolescente de 15 años de Morón de la Frontera (Sevilla) con una enfermedad neuronal grave que le obligaba a estar postrado en una silla de ruedas, y nada se sabe sobre su paradero. Su madre, Macarena Díaz, en medio de una crisis provocada por el trastorno bipolar que padece, se marchó con él en su coche a primera hora del 12 de septiembre de 2021. Después de un trayecto errático, a las siete de la mañana del día siguiente, completamente desorientada, confesó a la empleada de una gasolinera de Carabias (Segovia) que había matado a su hijo y que había arrojado su cuerpo a un contenedor de basura a las afueras de Madrid. Díaz se encuentra en libertad con cargos por la desaparición del menor desde octubre del año pasado, por decisión de la jueza de Morón, que instruye el caso sobre el que pesa el secreto del sumario.
Un año después no solo no se han encontrado los restos del menor, sino que lo que realmente pasó en esas horas en las que Díaz abandonó Morón y apareció en la provincia de Segovia sigue sin estar claro. La madre fue ingresada el mismo 13 de septiembre en el Hospital Psiquiátrico de Segovia para estabilizar el brote que padecía. En ese tiempo ofreció a la policía otras tres versiones distintas, inconexas y en ocasiones contradictorias, si bien todas coinciden en dos hechos fundamentales: que el niño estaba muerto y que ella se deshizo del cadáver. En el cómo —si falleció o lo mató ella—, el cuándo —antes de emprender el viaje o durante el trayecto— y el dónde es en lo que difieren; si bien, como señalan a este diario fuentes cercanas a la investigación que dirige la Unidad de Familia y Menores de la Policía Nacional (UFAM), “la búsqueda no se apoya únicamente en las declaraciones de la madre”.
Durante cinco meses, los equipos de la policía removieron entre kilos de basura y desechos en los vertedores de Madrid, Valdemingómez y Pinto y en los contenedores de la zona, y rastrearon por las carreteras y arcenes por las que Díaz condujo, sin hallar indicios ni del menor ni de su silla. Las cámaras de seguridad grabaron a Díaz a lo largo del todo el recorrido que realizó desde que, pasadas las nueve y media de la mañana de aquel 12 de septiembre, salió de su casa de Morón con su hijo en el coche hasta que a las 7.00 del día siguiente paró en la gasolinera de Carabias. Primero, se dirigió en dirección a Jerez de la Frontera (Cádiz), luego viró hacia Málaga para volver a Sevilla, donde tomó la Ruta de la Plata, camino de Galicia. Por la tarde la captaron en Miajadas (Cáceres) comprando una garrafa de aceite en una gasolinera y empujando la silla, aunque en las imágenes no se aprecia si el menor iba en ella.
Como las ventanas traseras del coche adaptado de Díaz estaban tintadas, en las grabaciones es imposible constatar si el menor estaba vivo. La última vez que se vio a Antonio David fue en el Hotel Perales de Talavera de la Reina (Toledo), pasadas las nueve y media de la noche. La mujer paró allí unas horas a descansar. El recepcionista pensó que el niño, que iba cubierto con una manta, estaba dormido. A las 0.35 las cámaras del establecimiento grabaron a Díaz saliendo por la puerta y empujando la silla en la que se aprecia la silueta de su hijo. En una de sus versiones, reconoció que allí ya estaba muerto.
Distintos puntos de búsqueda
Esa es la última imagen borrosa de Antonio David. Es a partir de aquí cuando la policía, según fuentes cercanas a la investigación, cree que Díaz pudo deshacerse del cuerpo de su hijo. Poco después de las dos de la madrugada, el coche fue captado circulando por la Casa de Campo de Madrid y, 15 minutos después, en la M-30, a la altura de la Avenida de Portugal, un trayecto que se puede hacer en cinco minutos. Es en ese intervalo donde los investigadores creen que pudo arrojar el cuerpo del menor en el contenedor. Es la versión que Díaz repitió en su declaración ante la jueza y la que se considera más verosímil, si bien, como apuntan fuentes cercanas al caso, “no se trabaja con ninguna hipótesis establecida”.
La familia paterna de Antonio David, a través de su portavoz, Luis Núñez, ha insistido en que se refuercen las pesquisas sobre lo que ocurrió en el tramo que va desde Riaza (Segovia) —donde Díaz apareció a las cuatro de la mañana sola con una maleta de ruedas buscando un hotel― y la gasolinera de Carabias, a la que llegó tres horas después, con otra ropa. “Es un trayecto de 30 minutos y ella tardó tres horas”, señala Núñez. Fuentes de la investigación aseguran que todos los vertederos de esa zona también fueron vigilados.
En estos meses, Díaz ha tratado de recuperar cierta normalidad junto a sus padres, su hija Miriam Barroso, de 19 años y hermana mayor de Antonio David, y otra hija de seis, fruto de otra relación posterior, que también terminó. Su familia más cercana ha tratado a toda costa de blindar su privacidad desde que ella quedara en libertad con cargos, pero también durante los primeros meses de la desaparición, ante todo el revuelo mediático generado a su alrededor.
Díaz crio prácticamente sola a su hijo, que nació el mismo año en que se separó de su padre, Antonio Barroso, obteniendo la custodia de Antonio David y de su hermana. Sus vecinos coinciden en que Díaz, que trabajaba como auxiliar de enfermería, ha sido una madre entregada, pero en los últimos meses había dejado de tomarse la medicación para controlar su trastorno bipolar, según consta en la denuncia por la desaparición del niño que su exmarido presentó ante la Guardia Civil el 13 de septiembre de 2021.
Pendiente de una visita de los servicios sociales
Tampoco ayudaba a la tranquilidad de Díaz que en julio de 2021 una visita de la Policía Nacional alertara a los servicios sociales de Morón de que las condiciones higiénico-sanitarias de su casa no eran las correctas. Los servicios sociales habían fijado para el 14 de septiembre una visita para comprobar la situación. El día 10, de acuerdo con las fuentes de la investigación consultadas, una vecina sugirió a Díaz que llevara al niño al médico porque lo había visto peor de salud que de costumbre, pero ella respondió que no podía hacerlo porque le podían quitar la custodia. Un temor que reiteró a la Guardia Civil en su primera declaración.
Eso explicaría, según la versión de la familia paterna, que días antes decidiera tirar muchos de los muebles y llamar al fontanero —que acudió el 11 de septiembre de 2021 por la tarde y vio a Antonio David respirando muy fuerte―. “Para tener la casa en condiciones ante la visita de los servicios sociales”, indica Núñez.
El hermetismo del entorno de Díaz hace recelar a la familia paterna, con quien la relación es nula. Núñez sostiene que saben dónde se deshizo del cuerpo y aunque no dudan de que la muerte de Antonio David haya podido ser accidental, defienden que “la aparición del cadáver es determinante para conocer realmente las causas de su fallecimiento”. Miriam Barroso, la hija de Díaz, ha declinado hacer declaraciones para este diario, al igual que la representante legal de la familia.
El padre de Antonio David sigue promoviendo concentraciones cada mes en Morón para instar a la policía a que siga buscando el cuerpo de su hijo y está a la espera de que se levante el secreto de sumario para estudiar nuevos pasos legales. Este martes se ha convocado a una marcha por las calles del municipio sevillano con motivo del aniversario de la desaparición del menor.
Un año después, sigue sin saberse apenas nada sobre la desaparición de Antonio David. La investigación en torno a su paradero “sigue abierta y la búsqueda activa”, confirman las fuentes consultadas, pero las batidas en vertederos, contenedores y carreteras han cesado. Si realmente acabó en uno de los basureros de las afueras de Madrid, las opciones de dar con su rastro son mínimas, reconocen las mismas fuentes. Mientras, en la guerra larvada entre sus padres, unos se afanan en recuperar la normalidad y los otros, en mantener vivo el recuerdo a la espera de que la jueza levante el secreto de sumario cuanto antes.