Detenido un homicida fugado de Francia que vivía como ratero y de la caridad en Cádiz
Fue identificado tras darle una paliza a un hombre para robarle el móvil y un paquete de tabaco
Hace menos de un mes, L. B., de 18 años, mató a otro joven de una puñalada durante reyerta callejera en Metz, una pequeña ciudad del noreste francés. Al día siguiente, él y su novia, identificada como M. S., de 28, escaparon atravesando Francia y España hasta llegar a Cádiz, desde donde iban a saltar a África, donde ambos tienen contactos. Los dos estuvieron sobreviviendo en Cádiz, comiendo en comedores sociales y durmiendo en albergues municipales, hasta que el pasado él y un cómplice le dieron una paliza a un gaditano de 42 años, al que le dejaron la cara marcada para robarle un teléfono móv...
Hace menos de un mes, L. B., de 18 años, mató a otro joven de una puñalada durante reyerta callejera en Metz, una pequeña ciudad del noreste francés. Al día siguiente, él y su novia, identificada como M. S., de 28, escaparon atravesando Francia y España hasta llegar a Cádiz, desde donde iban a saltar a África, donde ambos tienen contactos. Los dos estuvieron sobreviviendo en Cádiz, comiendo en comedores sociales y durmiendo en albergues municipales, hasta que el pasado él y un cómplice le dieron una paliza a un gaditano de 42 años, al que le dejaron la cara marcada para robarle un teléfono móvil, un paquete de tabaco y unas monedas. Las huellas dactilares han permitido identificar ahora a L. B. como el fugitivo que buscaban las autoridades francesas por el crimen de un chaval de 22 años en una calle peatonal de Metz.
El crimen de Metz fue perpetrado por dos personas. Según contó entonces la prensa francesa, un grupo de amigos estaba celebrando el día 14 de julio una fiesta local, cuando dos personas armadas al menos con un cuchillo se acercaron a ellos sobre la 1.30 y entablaron una pelea. La cadena TF-1 aseguró entonces que se trató de una pelea “entre una banda de adultos de Longwy (Meurthe-et-Moselle) y dos individuos”. El caso es que huyeron ayudados por la pareja del presunto homicida.
Los fugitivos llegaron poco después a España, donde uno de ellos había residido aquí antes de instalarse en Francia y supuestamente tenía contactos en varias ciudades. El plan era saltar a África, de donde los huidos son oriundos, pero responsables del Grupo de Fugitivos de la Policía Nacional no está tan de acuerdo: “Habían tenido tiempo ya más que de sobra para tomar el barco, pero no sabemos si era porque tenía miedo de que los controlaran o porque al final no iban a irse, seguían en Cádiz”.
Este tiempo han vivido a mitad de camino entre el delito y la indigencia, más bien en modo “supervivencia”, como cree la policía. Dormían en albergues comunitarios y acudían a comedores sociales para subsistir, y siempre daban una identidad falsa. Este forma de subsistencia se tornó violenta a lasa diez de la noche del 15 de agosto, cuando el ahora detenido y un ciudadano marroquí de 25 asaltaron a una persona con un objeto punzante, le hicieron cortes en la cara, por los que ha requerido cirugía maxilofacial, y le dieron una paliza hasta dejarlo prácticamente inconsciente. El autor fue detenido e identificado por impresiones dactilares. Su pareja ha sido detenida como cooperadora necesaria y ahora los dos han quedado pendientes del regreso por entrega al país vecino. Justo un mes después del asesinato de Metz.