El homicidio del portero de discoteca Álvaro tensa la convivencia en Peal de Becerro
Nervios e incidentes en dos pueblos de Jaén tras la detención de miembros de etnia gitana acusados del homicidio del vigilante de un club nocturno
“Fuera asesinos. En Peal no se mata”, podía leerse este martes en las pancartas abandonadas junto a la casa del presunto homicida de Álvaro Soto, un vigilante de seguridad de un local de ocio que murió apuñalado la madrugada del pasado domingo tras advertir a cuatro jóvenes de que no podían sacar a la calle los vasos de cristal. Tras esas palabras, le arrebataron la vida. La muerte de Álvaro, de 29 años, prendió la chispa en Peal de Becerro (Jaén), donde casi la mitad de sus 5.300 habitantes se echó a la calle la noche del lune...
“Fuera asesinos. En Peal no se mata”, podía leerse este martes en las pancartas abandonadas junto a la casa del presunto homicida de Álvaro Soto, un vigilante de seguridad de un local de ocio que murió apuñalado la madrugada del pasado domingo tras advertir a cuatro jóvenes de que no podían sacar a la calle los vasos de cristal. Tras esas palabras, le arrebataron la vida. La muerte de Álvaro, de 29 años, prendió la chispa en Peal de Becerro (Jaén), donde casi la mitad de sus 5.300 habitantes se echó a la calle la noche del lunes para clamar justicia por la muerte del joven portero de discoteca. Los cuatro implicados en el ataque fueron detenidos.
A la manifestación pacífica le siguió la protesta de una minoría de exaltados que, burlando la vigilancia policial, volcaron tres vehículos y provocaron daños y dejaron pintadas en varias viviendas de la comunidad gitana de Peal, una de las cuales fue objeto de un incendio que tuvieron que sofocar los bomberos. La tensión se ha desplazado este martes hasta otro pueblo, Puente de Génave (2.166 habitantes), donde se habían refugiado dos de los cuatro detenidos que quedaron en libertad.
Los disturbios de la noche del lunes acabaron sin daños personales, porque el medio de centenar de miembros de la comunidad gitana que viven en Peal ya había abandonado la localidad por temor a la ira vecinal. Apenas unas horas después, la Guardia Civil detuvo a cuatro personas acusadas del homicidio de Álvaro. Los dos mayores, de 28 y 30 años, están en libertad con cargos porque no participaron en la reyerta que acabó fatalmente, pero los otros dos, dos primos de 18 y 20 años, han declarado ante el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Cazorla que ha acordado el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de los dos hombres a los que se ha acusado de un delito de homicidio.
“Pedimos justicia y que los asesinos de Álvaro paguen”, comentaban Braulio y María Isabel, propietarios del bar Triana, situado a escasos metros del pub donde perdió la vida el vigilante de seguridad. “Mire usted”, advierte el dueño de un bar con apenas clientes al medio día, “aquí no dejo entrar ya a los gitanos porque siempre que vienen arman follón y no quieren pagar, son gente que no se quiere integrar”. A tenor de lo que se está viviendo esos días en el pueblo, el sentir de este matrimonio lo comparten parte de vecinos de Peal de Becerro, que el lunes, además de pedir justicia, se manifestaron con gritos de “asesinos, fuera del pueblo”.
La calma había regresado este martes a Peal de Becerro, aunque aún se palpaba la tensión vivida en el pueblo horas antes. Según el relato de los hechos de la Guardia Civil, tras la manifestación de unos 2.000 vecinos que transcurrió pacíficamente, la protesta se disolvió, pero un millar de ellos se saltaron el dispositivo policial y accedieron a la calle Andrés Segovia, donde viven las familias de los supuestos autores del homicidio. Inicialmente, volcaron dos vehículos y asaltaron varias casas de ciudadanos gitanos (que estaban vacías) causando daños materiales y escribiendo pintadas contra la etnia gitana.
Posteriormente, ya casi en la madrugada, otro grupo minoritario se dirigió a la calle Del Sol, donde viven más familias gitanas, aunque sin ningún vínculo con los arrestados. Y fue aquí donde se produjeron los mayores daños, el vuelco de otro coche y el incendio parcial de una vivienda. La Guardia Civil mantiene abiertas diligencias tanto por el vuelco de los vehículos como por el fuego en la casa.
Días negros y luctuosos
El alcalde de Peal de Becerro, David Rodríguez (PSOE), tiene claro que su municipio vive “los días más negros y luctuosos de su historia”. Rodríguez llama a la calma de sus ciudadanos, aunque dice enérgicamente: “No vamos a parar hasta que los autores del asesinato paguen por la muerte de Álvaro”. El munícipe local destacaba el carácter “pacífico” de las protestas de sus paisanos y, sobre los incidentes ocurridos por la noche, los ha atribuído a “una minoría muy minoritaria”.
Prácticamente, todos los miembros de la comunidad gitana de Peal de Becerro han abandonado el municipio. Los dos detenidos que permanecen en libertad con cargos se habían refugiado en la casa de unos familiares en la localidad de Puente de Génave, pero la presión ciudadana en este lugar también les ha obligado a dejar este pueblo. Ramón Gallego, alcalde socialista de Puente de Génave, se ha dirigido este martes a sus vecinos pidiendo calma y ha intentado abortar una manifestación espontánea que se había convocado a través de las redes sociales. “Ni el Ayuntamiento ni yo hemos autorizado a nadie para quedarse aquí (…) Y bueno, que no paguen justos por pecadores, porque aquí la comunidad gitana ha estado siempre integrada con nosotros”, ha afirmado el regidor puenteño.
Sin embargo, desde la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas, Kamira, tras mostrar su repulsa por la muerte del portero del pub, se ha pedido protección para las familias gitanas del municipio. “Los hechos ocurridos en modo alguno justifican las manifestaciones que, al grito de ‘asesinos’, se han producido contra la comunidad de Peal, o las amenazas que han provocado que varias familias hayan tenido que alejarse provisionalmente del pueblo por temor a represalias”, se indica en el comunicado de la asociación Kamira, donde también se pide que no se estigmatice a la comunidad gitana.