Estabilizado el incendio de Málaga tras quemar más de 3.500 hectáreas de Sierra Bermeja

Las llamas han sido perimetradas, pero el Infoca advierte de que aún queda para considerar controlado el fuego. Todos los desalojados, unos 2.000, han vuelto ya a sus casas

Un vecino observa la columna de humo del incendio de Pujerra, ayer por la tarde.Foto: ÁLEX ZEA (EUROPA PRESS)
Benahavís (Málaga) -

El fuego da un respiro a Sierra Bermeja. El incendio desatado en el pueblo serrano de Pujerra, en la provincia de Málaga, ha sido declarado en la mañana de este viernes de nivel 0, el mínimo de un máximo de tres, según la clasificación del Infoca (plan andaluz contra incendios). Esto quiere decir que el fuego, que ya ha quemado unas 3.500 hectáreas de monte bajo y matorral, está estabilizado dentro de un perímetro que ya no avanza y que ”no af...

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El fuego da un respiro a Sierra Bermeja. El incendio desatado en el pueblo serrano de Pujerra, en la provincia de Málaga, ha sido declarado en la mañana de este viernes de nivel 0, el mínimo de un máximo de tres, según la clasificación del Infoca (plan andaluz contra incendios). Esto quiere decir que el fuego, que ya ha quemado unas 3.500 hectáreas de monte bajo y matorral, está estabilizado dentro de un perímetro que ya no avanza y que ”no afecta a personas”. El objetivo ahora es trabajar para “controlar el incendio, primero, y finalmente extinguir” el fuego, ha precisado esta mañana en Málaga el ministro de Presidencia, Félix Bolaños. Ya han vuelto a sus casas las 74 personas desalojadas, de las 2.000 evacuadas inicialmente.

“El viento y sobre todo la humedad del mar, nos ha permitido que cada uno de los esfuerzos que hacíamos se convertía en un éxito”, ha declarado satisfecho en la mañana de este viernes el director del centro operativo regional del Infoca y jefe de extinción de este incendio, Juan Sánchez. Las labores se han centrado fundamentalmente en hacer quemas controladas de “los perímetros irregulares”, es decir, las zonas donde se desbordaron las llamas. Sánchez, con rostro cansado, pero mucho más tranquilo que en la tarde del jueves, ha destacado la dificultad que ha tenido ese trabajo debido a la orografía y la geología de Sierra Bermeja, compuesta en un 95% de peridotitas, unas rocas que se desprenden muy fácilmente, sobre todo al contacto con el fuego, por lo que el trabajo sobre el terreno ha sido “quirúrgico” y se ha hecho “muy despacio”. Aun así, ha remarcado que el incendio “no ha acabado. No hemos llegado ni siquiera a la fase de control”.

Este miembro del Infoca ha subrayado que “el perímetro no avanza”, lo que ha quitado “un peso de encima” a los casi 2.000 personas que han llegado a trabajar en las labores de extinción. “Nos ha permitido liberar recursos para controlar otras partes de este monte, que es muy complejo y muy peligroso”, ha dicho. De hecho, este viernes ya solo quedaban 250 de esos efectivos y seis medios aéreos. Además, los miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) abandonaron el incendio durante la mañana, al ser declarado de nivel 0.

Los vecinos de Benahavís y de las urbanizaciones de lujo desalojadas preventivamente el miércoles pudieron volver a sus casas por la mañana, porque el fuego ya no suponía desde las 9.00 un riesgo para la población. En el núcleo urbano, los vecinos han destacado la organización y el orden con el que se ha llevado a cabo toda la operación. Cristina Colón, una hostelera de 42 años que regenta un bar a la entrada del pueblo, ha reconocido que en ningún momento se preocupó por las llamas, y que de hecho ella no llegó a abandonar la zona. “Mi madre está enferma y prefería quedarme yo en mi casa y ella en la suya, aunque no me dejaron subir hasta allí, pero los municipales no me pusieron problema para quedarme”, ha relatado esta mañana. Los policías que patrullaban la zona a esa hora han corroborado esa versión y han asegurado que Colón y su madre no fueron las únicas “porque el desalojo era simplemente por prevención”.

La mayoría de los 2.000 vecinos desalojados el miércoles se alojaron en casas de familiares y conocidos de poblaciones cercanas. Solo algunos hicieron uso del albergue improvisado que Cruz Roja instaló en la carpa de municipal de San Pedro Alcántara. Una de ellas fue Susan Briggs, profesora de inglés natural de Londres, de 63 años. A Briggs, que desde hace 16 años es parte de la mayoría extranjera que habita en Benahavís (el 65% de los empadronados son foráneos y de ellos, la mitad, británicos), el incendio la sorprendió en la noche del miércoles, justo antes de acostarse. “Solo me dio tiempo a coger a mi perro, una botella de agua y una mochila y me fui, pero estuvo todo muy bien organizado en San Pedro, hasta para las mascotas”, ha contado este viernes.

“Esta zona ha sufrido en un periodo muy corto de tiempo dos incendios forestales muy virulentos. Tenemos que investigar cuáles han sido las causas y también tenemos que poner políticas públicas para hacer política forestal y evitar que esto se repita”, ha manifestado Félix Bolaños, uno de los pocos políticos en visitar la zona este viernes, a diferencia del jueves, cuando se convirtió en el escenario principal de la campaña de las elecciones andaluzas. Fuentes de la Guardia Civil no han querido avanzar ninguna hipótesis sobre el origen del fuego dado que “las diligencias están abiertas”, pero sí han confirmado que ya hay miembros del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) que están investigando en la zona.

El incendio se detectó el miércoles sobre las tres de la tarde, cuando se recibieron las primeras llamadas al teléfono de emergencias 112. Fueron los vecinos los primeros en advertir una gran columna de humo en los pinares cercanos a las localidades de Pujerra, Benahavís, Estepona y Jubrique. Las primeras llamas brotaron en el paraje de La Resinera, una finca que fue propiedad de Muamar el Gadafi, que se utiliza como coto privado de caza y tiene más de 6.500 hectáreas protegidas.

La zona afectada por este fuego se ubica en Sierra Bermeja, área forestal al norte de la Costa del Sol donde se quemaron en septiembre de 2021 casi 10.000 hectáreas. En aquella ocasión las llamas acabaron con la vida de un bombero forestal y obligaron a desalojar a más de 3.000 personas.


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