Juan Carlos I sigue reinando en Sanxenxo, 22 años después

El rey emérito visitó por primera vez la villa gallega el 5 de septiembre de 2000, cuando se planteó amarrar el yate real ‘Fortuna’ al puerto deportivo

El rey Juan Carlos, junto a su amigo, el regatista Pedro Campos, durante su primera visita al Club Náutico de Sanxenxo, en septiembre de 2000.Foto: MIGUEL RIOPA (EFE) | Vídeo: Agencias

El martes 5 de septiembre de 2000, último día de las fiestas patronales de Sanxenxo (Pontevedra), un marinero llamado Vicente estaba de pie entre la muchedumbre que veía la rutilante llegada al pueblo del rey de España, Juan Carlos I. “Vicente”, le dijo un periodista, “¿tú no vas a darle la mano al Rey?”. El viejo sacudió la cabeza, sin dar crédito, y se giró hacia el chico que le hacía la pregunta. “Escucha, chaval. En Sanxenxo es el rey el que tiene que venir a darle la mano a Vicente, no Vicente al rey”.

La conversación quedó reflejada en las dos páginas que dedicó el ...

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El martes 5 de septiembre de 2000, último día de las fiestas patronales de Sanxenxo (Pontevedra), un marinero llamado Vicente estaba de pie entre la muchedumbre que veía la rutilante llegada al pueblo del rey de España, Juan Carlos I. “Vicente”, le dijo un periodista, “¿tú no vas a darle la mano al Rey?”. El viejo sacudió la cabeza, sin dar crédito, y se giró hacia el chico que le hacía la pregunta. “Escucha, chaval. En Sanxenxo es el rey el que tiene que venir a darle la mano a Vicente, no Vicente al rey”.

La conversación quedó reflejada en las dos páginas que dedicó el Diario de Pontevedra, en su apertura del día siguiente, a una “visita histórica”. “Sanxenxo se paralizó con la visita del Rey de España”, tituló el diario local. Así fue: cientos de personas se agolparon de buena mañana en el puerto deportivo, acotado por las vallas y vigilado por decenas de policías nacionales, guardias civiles y agentes de la policía secreta, que los días anteriores revisaron hoteles y establecimientos comerciales que se encontraban en el trayecto que seguiría el Rey. El marchamo histórico se evidenció hasta en la solemnidad con la que el alcalde de Sanxenxo anunció las primeras palabras de Juan Carlos de Borbón en Sanxenxo, un poco a la manera en que el Papa Juan Pablo II besaba el suelo de la pista de aterrizaje al llegar a un país. ¿Cuáles fueron esas palabras? “Excelentes percebes que me enviásteis el año pasado”, frase que se fue derecha a engrosar otras inmortales pronunciadas en momentos decisivos, como aquellas del excelso poeta francés Paul Claudel antes de morir: “Doctor, ¿habrá sido el salchichón?”.

El rey de España había visitado la villa turística, por intermediación del nuevo presidente del Club Náutico, su amigo Pedro Campos, para asistir a la presentación del equipo español de vela Telefónica Movistar, que iba a competir en la Sardinia Cup, y en concreto el barco con el que ganó la última Copa del Rey, el Bribón. Le recibieron, además del alcalde, el presidente de la Xunta, Manuel Fraga; el secretario de Estado para el Deporte, Juan Antonio Gómez Angulo; el delegado del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa; y conselleiros como Xosé Cuiña o Pérez Varela. Un despliegue de autoridades del que, 22 años después, queda el alcalde, encargado de recibirle este pasado viernes en Sanxenxo como única autoridad. Aquel día de fiesta, el Rey llegó a plantearse traer a los amarres del puerto deportivo el yate Fortuna, que utilizaba la Familia Real. Hubo hasta regalo sorpresa: la embarcación Giralda, que había pertenecido a su padre, Juan de Borbón, estaba amarrada en las aguas de Sanxenxo para sorpresa y emoción del monarca. Tráfico cortado en el centro del pueblo, desembarco de alcaldes de la provincia, gritos de “viva el Rey” y “larga vida al Rey”, un calor de espanto... Juan Carlos de Borbón pasaba días extremadamente felices: había sido abuelo dos años antes. Y le confesó a Manuel Fraga que su primer nieto, hijo del lustroso matrimonio entre Elena de Borbón y Jaime de Marichalar, le había llamado por fin “abuelo”. Ha pasado tiempo, sí.

Desde ese día, el ahora emérito ha mantenido una relación especial con Sanxenxo gracias a un cordón umbilical irrompible, el de Pedro Campos y la tripulación del Bribón. Y mientras cambiaba el curso de la historia de España (abdicación mediante) con la revelación de diferentes escándalos protagonizados por Juan Carlos de Borbón, el último de ellos el descubrimiento de una fortuna oculta en paraísos fiscales, en el Real Club Náutico de Sanxenxo las cosas no han cambiado: el juancarlismo, desde hace 22 años, es un modo de vida imperturbable e insensible a la conducta del que sigue siendo venerado, allí, como “SM” (Su Majestad).

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