La guerra y Feijóo al rescate del bipartidismo
Las expectativas electorales de PSOE y PP salen reforzadas, como recoge el último barómetro del CIS
Las encuestas realizadas a principios de marzo recogen el impacto de la guerra de Ucrania y de la resolución de la crisis interna en el PP. Ambos episodios parecen estar detrás de la mejora en las expectativas electorales tanto del PSOE como del PP, como recoge ...
Las encuestas realizadas a principios de marzo recogen el impacto de la guerra de Ucrania y de la resolución de la crisis interna en el PP. Ambos episodios parecen estar detrás de la mejora en las expectativas electorales tanto del PSOE como del PP, como recoge el barómetro del CIS, publicado la semana pasada, que augura un incremento del voto a ambos partidos.
El reforzamiento del PSOE se debería, principalmente, a dos movimientos. Por un lado se percibe un cambio entre el electorado socialista que hasta febrero se mostraba indeciso. Parte de este voto podría estar reaccionando a la incertidumbre provocada por el conflicto en Ucrania, tal y como se observa en otros países (Francia, claramente). Entre los que votaron al PSOE en noviembre de 2019, los que se muestran indecisos han caído en más de 300.000 desde enero, que han ido a engrosar directamente el voto fiel. Según el CIS, hoy en día volverían a votar al PSOE hasta cinco millones de sus antiguos electores, una cifra inédita desde el barómetro de julio de 2020. En un solo mes el PSOE habría recuperado casi seiscientos mil votantes.
El segundo movimiento que se percibe analizando los datos del CIS es un repentino cambio de rumbo de los trasvases entre los partidos de la izquierda. Se observa un incremento sustancial de votantes de UP de 2019 que ahora declaran que votarían al PSOE en caso de celebrarse elecciones generales. Este es un voto muy inestable, que en los últimos meses ha ido basculando entre los dos partidos. Ahora mismo parece evidente que la posición del liderazgo de UP en relación al conflicto en Ucrania estaría dirigiendo a este segmento hacia el PSOE.
Ambos movimientos apuntan a una reacción de reforzamiento del principal partido en el gobierno por parte de su espacio político, como ya ocurrió durante los primeros compases de la epidemia de Covid-19 en 2020.
Por lo que respecta al PP también se observa una clara recuperación respecto a los sondeos de enero y febrero. Aquí parece evidente que la rápida resolución de la crisis interna estaría repercutiendo positivamente en el votante popular. De este modo, unos 200.000 votantes del PP de 2019 que en enero manifestaban intención de no votar o no sabían qué votarían en caso de una nueva convocatoria general, hoy se muestran decididos a volver a votar al PP, de tal manera que los populares recuperan a una parte significativa de sus antiguos apoyos, que habían ido abandonando el partido desde el pasado verano.
La mejora del PP también se explicaría por el incremento de su atracción sobre el voto de Cs. El trasvase de este voto hacia el PP se ha multiplicado por dos respecto de febrero y marca el récord en lo que llevamos de legislatura. Hoy casi 600.000 de los antiguos votantes naranja optarían por el PP, lo que, junto con la recuperación del propio voto, vuelve a situar a los populares en tasas similares a las que mostraban en otoño.
El único espacio donde no se aprecia movimiento es la frontera entre el PP y Vox. A diferencia de lo que pasa con Cs, aquí se mantiene un saldo de voto favorable a la extrema derecha, que sigue nutriéndose de parte del electorado que en 2019 había optado por el PP. A la espera de ver el perfil que imprime Feijóo y sin poder calibrar aún el impacto que puede haber tenido el acuerdo con Vox para gobernar conjuntamente en Castilla y León, el votante de la derecha parece haber interpretado que los populares han girado al centro.