Guerras internas y permeabilidad ideológica

La crisis del PP da una oportunidad a Vox porque la derecha no piensa mal de este partido

Cartel electoral de Vox en los alrededores de la ciudad de Zamora, en febrero.Olmo Calvo

La guerra desatada en el PP en los últimos días obliga a mirar con otros ojos los resultados de la encuesta de 40dB. para EL PAÍS y Cadena SER sobre la percepción social de Vox. El trabajo de campo, previo a la batalla entre los populares, así como a las elecciones de Castilla y León, tiene la virtud de no estar contaminado por acontecimientos convulsos de última hora, que podrían hab...

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La guerra desatada en el PP en los últimos días obliga a mirar con otros ojos los resultados de la encuesta de 40dB. para EL PAÍS y Cadena SER sobre la percepción social de Vox. El trabajo de campo, previo a la batalla entre los populares, así como a las elecciones de Castilla y León, tiene la virtud de no estar contaminado por acontecimientos convulsos de última hora, que podrían haber distorsionado la imagen de Vox, inflándolo de forma coyuntural o artificiosa. La lectura de este estudio, sin embargo, cobra una enorme relevancia, pues permite responder a preguntas que seguramente ronden en la mente de muchos lectores: ¿Crecerá Vox con la crisis del PP? ¿Podrá incluso superarlo en votos y escaños? ¿Es esta su oportunidad?

Como es obvio, el crecimiento de Vox depende de su capacidad para penetrar en electorados muy distintos: si quiere ganar el pulso a los populares, el partido de Abascal necesita avanzar en la derecha (posiciones 6, 7 y 8 de la escala ideológica de 0 a 10) y en el centro (5), pues hoy por hoy solo se impone al PP en la extrema derecha (9 y 10). Su éxito depende de la transversalidad que logre en un espacio ideológico amplio: ¿Es posible convencer al mismo tiempo a personas de talante moderado y extremo? La encuesta ofrece dos pistas al respecto.

Por un lado, llama la atención la mirada diferencial con respecto a Vox de los ciudadanos conservadores. Si, como se observa en la encuesta, para los progresistas es un partido fascista (el calificativo más frecuente), que pone en peligro los derechos del colectivo LGTBI, ofensivo, dado al insulto y poco defensor de las mujeres y de los trabajadores, desde la perspectiva de las personas conservadoras lo que lo caracteriza es ser patriota, honesto y valiente: ni se piensa, al menos no mayoritariamente, que vaya en contra de los derechos del LGTBI, ni se apoya que lo hiciese (ni siquiera entre los de extrema derecha). El centro, lógicamente, se muestra más crítico con Vox, pero, aun así, no suman mayoría los que lo tachan de fascista o ultra.

Por otro lado, hay un claro nexo de unión en la derecha: entre los votantes conservadores, las dos medidas más populares de Vox son la expulsión de los inmigrantes sin papeles y de los inmigrantes que cometan delitos, así como la ilegalización de los partidos separatistas: ambas reciben más apoyo que las de corte social, como la construcción de vivienda social o el aumento de la inversión del Estado en las familias. En este aspecto, los votantes de centro, a diferencia de los conservadores, dan mayor peso a las políticas sociales que a las identitarias. En cualquier caso, el paraguas con el que Abascal quiere cubrir a un arco tan grande del electorado es claramente el identitario.

La crisis del PP, por tanto, da una oportunidad a Vox y lo hace porque, guste o no, la derecha no piensa mal de este partido y porque la defensa de lo identitario es un arma electoral bien poderosa. A mi modo de ver, estas son las razones de la permeabilidad ideológica de Vox entre electores tan diversos.

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