El número de menores implicados en enfrentamientos de bandas se duplica en dos años

La pandemia ha potenciado que “se vean en TikTok y se maten en la calle”, señala la Policía

Jóvenes en el Parque del Cruce, en Villaverde (Madrid).Foto: Víctor Sainz | Vídeo: EPV

Los enfrentamientos violentos entre bandas juveniles se han incrementado en los últimos dos años, y han bajado sustancialmente las edades de los implicados. “Si hace dos años, entre los identificados había un 10% o un 20% de menores, ahora ese porcentaje ha subido al 40%”, señalan fuentes policiales especializadas en este fenómeno en Madrid, donde se concentran la mayor parte de estos grupos. ...

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Los enfrentamientos violentos entre bandas juveniles se han incrementado en los últimos dos años, y han bajado sustancialmente las edades de los implicados. “Si hace dos años, entre los identificados había un 10% o un 20% de menores, ahora ese porcentaje ha subido al 40%”, señalan fuentes policiales especializadas en este fenómeno en Madrid, donde se concentran la mayor parte de estos grupos. Los últimos episodios, que se han saldado con un chico de 15 años y otro de 25 muertos a machetazos y otros tres gravemente heridos en cinco reyertas casi simultáneas, ocurrieron la noche del pasado sábado en distintos puntos de la Comunidad de Madrid entre presuntos miembros de grupos rivales.

Dos personas han sido detenidas y los investigadores continúan buscando a los autores de la muerte del menor, Jaime Guerrero, que, según muestran las imágenes grabadas por las cámaras de la zona de la calle Atocha donde se produjo la pelea, portaba también un machete.

La policía achaca la escalada de casos de este tipo a dos factores principales: la pandemia y las redes sociales. “La pandemia ha llevado a muchos de estos jóvenes, en su mayoría menores de edad, a significarse mucho más en las redes sociales y a mostrar su afinidad hacia una banda u otra usando sus simbologías”, advierten. De este modo, aseguran, “para molar más, para ser más, para sentirse más, pero sin calcular las consecuencias”, se identifican plenamente, con sus fotos, en sus lugares habituales, y son reconocidos después por miembros de otro grupo, por las calles o por los barrios, y se enfrentan, aunque no hayan coincidido nunca antes en su vida. La situación ha llegado hasta el punto de que los agentes, muchas veces, ni siquiera tienen fichados a esos menores.

Un ramito de flores rodeado por siete velas blancas marca el lugar en el que perdió la vida Jaime, el menor de los fallecidos el sábado. También hay una carta de alguien cercano en la que se lee su nombre acompañado de un “descanse en paz”. Es solo uno de los cientos de homenajes que le han dedicado al joven asesinado. El resto están en las redes. Un sinfín de publicaciones en las que se puede ver toda la simbología empleada por las bandas juveniles y que para alguien ajeno puede pasar desapercibida, como simples corazoncitos.

Pequeño altar con velas y flores en homenaje a uno de los adolescentes asesinados este fin de semana en el centro de Madrid.david expósito

Un corazón verde hace mención a los Trinitarios. El negro, a los Dominican Don’t Play (DDP), los dos principales grupos que actualmente se disputan el territorio. Colocar uno de estos emojis boca abajo es una afrenta terrible para los integrantes de estas agrupaciones. Las etiquetas #d3 y #ad3 representan el lema de los Dominican, “Amor de tres”. El de los Trinitarios es #d7, en referencia a los supuestos valores en los que se asienta la organización, que incluyen la paz y el amor. Son signos visibles al alcance de todos, que les significan al mismo tiempo que ponen en la diana a los adolescentes que las usan. “Ya no se ven en el parque, se ven en TikTok y se matan en la calle”, describe un agente.

Ese es el motivo por el que, desde la policía, se está alertando a los padres y educadores para que se fijen en las publicaciones de sus hijos y alumnos, al tiempo que se confecciona un plan para atajar posibles nuevas reyertas.

Plan policial

Siete comisarías de distrito y dos locales van a coordinarse para reforzar la vigilancia y la presencia policial en aquellas zonas y lugares que más frecuentan estos grupos, según revelan fuentes policiales, que calculan que cuentan con un total de “entre 350 y 450 miembros activos” (en Madrid) “en su mayor parte, chavales españoles de origen latino o magrebí”, apuntan los investigadores. “Se trata de disuadir y evitar posibles enfrentamientos o venganzas e identificarlos”. Los expertos de las sección de bandas latinas de Madrid han instruido a los agentes de las demás comisarías para realizar identificaciones que permitan tener el mayor seguimiento posible de los potenciales implicados en esta clase de altercados, señalan las mismas fuentes.

TikTok se ha llenado desde el sábado de homenajes a Jaime y Diego, los dos fallecidos. Videomontajes en los que los usuarios prometen a su “manito” que “esto no va a quedar así”. Una vendetta anunciada a ojos de todos.

Todo esto sucede en las redes, mientras el entorno de los jóvenes se mantiene ajeno a esta doble vida de sus hijos y alumnos. Desde el principio, tanto la familia de Jaime como los miembros de su equipo de fútbol, el Móstoles, mostraron su absoluta ignorancia sobre la pertenencia del adolescente a ninguna banda. Las imágenes registradas por las cámaras de seguridad de la discoteca Independance, emitidas este martes por El Programa de Ana Rosa, muestran al chico con un enorme machete en la mano, huyendo de sus atacantes, cuando ya estaba gravemente herido. La Policía ha confirmado, además, que tenía antecedentes por robo con violencia.

Las publicaciones en las redes parecen confirmar que, al menos, mantenía un vínculo con los Trinitarios. Es posible que estuviera haciendo méritos para ser “un miembro de pleno derecho”. Normalmente, los cabecillas de más edad someten a “los menores”, como los denominan, a pruebas para demostrar su valía y lealtad al grupo, que incluyen robos o ataques.

En las publicaciones que se refieren a Jaime hablan de un “guerrero”, un “héroe” que “murió por su patria”. En ellas se le ve con sus amigos, muestran el altar improvisado en el parque de Vallecas al que solía acudir con sus conocidos e incluso una foto de su féretro. Casi todas van acompañadas de la etiqueta #PP con un corazón roto porque al chico lo conocían como Pepe. Sus amigos también han subido imágenes del pupitre del adolescente, que sus compañeros han llenado de mensajes de despedida. “Fuerza”, se lee en muchos de ellos.

Entre los comentarios, los rivales, los integrantes de los DDP, también dejan su impronta. “Lo que le pasó, se lo buscó”, escribe un usuario acompañado del corazón negro propio de esa organización y un emoji de un cuchillo.

El odio que se siembra en TikTok se recoge en los parques que frecuentan y en las zonas de ocio, como ocurrió este sábado. Ni siquiera la muerte de un niño de 15 años despierta en ellos las dudas sobre la cruzada que han decidido emprender contra el rival, solo por el hecho de haber elegido otro grupo.

El rastreo de las publicaciones ha sido clave en la resolución de otros crímenes perpetrados por estas bandas. Sucedió en el caso del asesinato del rapero Isaac, que murió de cuatro puñaladas en un túnel en Pacífico, este verano. Las redes mostraron a los presuntos autores juntos. Los videoclips de música drill (semejante al rap) también suelen estar entre sus preferidos. Los graban para marcar territorio, mostrar poderío y lanzar mensajes a sus rivales. En uno protagonizado por el autor confeso de las puñaladas a Isaac, aparece en repetidas ocasiones uno de los miembros de su banda haciendo virguerías con un machete.

Muchos de ellos reivindican en sus publicaciones su territorio. #Vallekas #Sancri o, simplemente #Madrid son las etiquetas elegidas para marcar sus fronteras. Unos límites imaginarios que desatan disputas entre estas bandas. O simplemente basta encontrarte en una discoteca con alguien que se identificó en TikTok con un corazón verde para que la noche se vuelva negra.

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