Zaragoza aguanta la crecida del Ebro pese al gran caudal de la riada

El agua aumenta pero los diques evitan que se desborde a su paso por la capital aragonesa

El río Ebro en su paso por Zaragoza. Vídeo: MASSIMILIANO MINOCRI | EFE

Zaragoza estaba amenazada este martes por la tarde ante una crecida del Ebro que, según advertían todas las predicciones, ponía en riesgo a los vecinos de la capital aragonesa. Mientras, los ciudadanos a quienes las autoridades consideraban en vilo por el episodio meteorológico, contemplaban un río enfurecido con la tranquilidad de quien se deleita mirando una atracción. Decenas de personas se apelotonaban sobre los puentes —y grababan con sus móviles— la virulencia del cauc...

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Zaragoza estaba amenazada este martes por la tarde ante una crecida del Ebro que, según advertían todas las predicciones, ponía en riesgo a los vecinos de la capital aragonesa. Mientras, los ciudadanos a quienes las autoridades consideraban en vilo por el episodio meteorológico, contemplaban un río enfurecido con la tranquilidad de quien se deleita mirando una atracción. Decenas de personas se apelotonaban sobre los puentes —y grababan con sus móviles— la virulencia del cauce mientras seguían sus propios indicadores memorísticos: “Mira, en 2015 llegó el agua hasta más o menos esa línea”, señalaba un padre a su hijo mientras miles de metros cúbicos atravesaban con fuerza los arcos del puente de Santiago. Los ojos del puente de Piedra y del de Santiago empezaron a cubrirse de agua, pero el Ebro no pudo con ninguna de las infraestructuras.

Las predicciones acertaron marcando la hora de llegada de la tromba, a partir de las 16.15, pero no lo hicieron con el caudal y la fuerza que esperaban días atrás. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) advertía la mañana de ayer que el caudal no alcanzaría los niveles de la riada de 2015 a su paso por Zaragoza. Entonces el río alcanzó los 2.448 metros cúbicos por segundo y la altura del caudal fue de 6,10 metros en la capital aragonesa. Este martes, el caudal a duras penas superó los 2.200 metros cúbicos y la altura fue de 5,8 metros.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, conversa con una vecina de Buñuel (Navarra), durante una visita a la localidad afectada este martes.EDUARDO SANZ-EUROPA PRESS (Europa Press)

Pese a que la tromba fue mucho menos intensa que lo que se esperaba, el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, pidió a la ciudadanía que no se acercaran al cauce porque, aseguró, “el Ebro es impredecible”. Azcón reivindicó el papel de los servicios municipales creando barreras sobre todo en la Z-30: uno de los cinturones viarios que rodean la ciudad. “Lo importante es documentar lo que pasa en las riadas. Hubo en 2018, 2015, 2003… y nosotros sabemos lo que pasa en esta ciudad. Antes de llegar la riada avisamos al Gobierno de Aragón para que cerrara el colegio Jerónimo Zurita, que se inunda siempre. En la ciudad el río va encauzado, pero hay afectaciones en barrios exteriores como Alfocea o Monzalbarba, donde hemos reforzado diques y motas. Estamos preparados”, sostuvo el alcalde.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no visitó este martes la capital aragonesa, pero sí Pradilla de Ebro, en la comarca de la Ribera Alta, donde las motas y los diques consiguieron —solo por unos centímetros— que el agua no llegara a las casas. Pradilla de Ebro (540 habitantes) ya ha sufrido en el pasado la furia del río anegando las viviendas. No es la primera vez que Sánchez visita este pequeño municipio. Lo hizo en 2015 cuando era el jefe de la oposición y la riada accedió a varias viviendas. Este martes, la presencia del jefe del Ejecutivo en este municipio de la España vaciada fue una verdadera fiesta para los vecinos, contentos porque el agua no ha hecho estragos y por la visita. “Mírale, es el del chaquetón, qué ilusión verle”, gritaba una vecina a Sánchez, que sonreía y se dejaba querer en medio de una mota, con el agua del río a palmos de distancia. El mandatario insistió en trasladar un mensaje de solidaridad y repitió que el Consejo de Ministros aprobará el viernes la declaración de zona catastrófica para todas las localidades que han sufrido las inundaciones.

El presidente de Aragón, Javier Lambán, recibió al jefe de Gobierno y destacó las inversiones efectuadas en el río desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa. Lambán recordó su visita de 2015. “Entonces había una manifiesta descoordinación entre las administraciones y una manifiesta dejadez”, lamentó recordando al Ejecutivo de Rajoy. El presidente aragonés opinó que desde que Sánchez es presidente ha habido coordinación e inversiones en limpieza, graba, y vegetación. “Sin esas inversiones hoy estaríamos hablando de catástrofes considerables. Sé que cuento con el compromiso del Gobierno de España para seguir actuando en el río”, concluyó Lambán.

En Pradilla, la altura del Ebro era este martes de 8,15 metros. Tras la visita a esta localidad de la Ribera Alta, el jefe del Gobierno se trasladó a los municipios afectados de Buñuel (Navarra) y Alfaro (La Rioja). Mientras, en Zaragoza seguían durante la noche de este martes en situación de emergencia porque el impredecible Ebro podría desbordarse en cualquier momento.

PP y PSOE vuelven a acusarse sobre la mala gestión del río

“Presidente Sánchez, soy Ramón Celma, presidente del PP en Zaragoza. Le he traído estas botas porque está muy bien venir con una comitiva pero hay que mancharse las botas de barro. Aquí lo que hay que hacer es invertir y limpiar el río”. De esta forma, se presentó el líder del PP en Zaragoza al jefe de Gobierno en su visita en Pradilla de Ebro este martes. Le entregó un par de zapatos, que Sánchez aceptó, y volvió de nuevo a sacar a la luz la polémica sobre si las riadas se agravan con la limpieza o no de los ríos y la responsabilidad de las administraciones.
Consultado Antonio Embid, catedrático de derecho administrativo de la Universidad de Zaragoza, sobre si la limpieza de los cauces agravan estas inundaciones, este argumenta: “El problema no es la limpieza o el movimiento de gravas. El problema son los usos urbanísticos, agrícolas y residenciales que se han comido literalmente el río e impiden su expansión natural”. “Los grandes inconvenientes son los procesos de apropiación del dominio público hidráulico. Inundaciones ha habido siempre y por eso había las llamadas llanuras de inundaciones. Ahora hay granjas, campos, residencias de ancianos… en estos espacios”, lamenta el experto.
Mientras, PP y PSOE seguían este martes acusándose mutuamente de una mala gestión del río.

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