Detenido en Estepona un británico acusado de hackear las cuentas en Twitter de Biden, Obama y otras personalidades para estafar
El arrestado, de 22 años y acusado de una docena de delitos, solicitó dinero a través de 130 perfiles a los que había accedido ilegamente
La Policía Nacional ha detenido este miércoles en Estepona (Málaga, 68.286 habitantes) a un joven británico de 22 años acusado de haber hackeado, en julio de 2020, hasta 130 cuentas de Twitter de personalidades y empresas para llevar a cabo una estafa. A través de los perfiles de celebridades como Barack Obama, Joe Biden, Kanye West, Kim Kardashian, Elon Musk o Bill Gates y los de compañías como Apple y Uber, animaba a los seguidores a enviar bitcoins a...
La Policía Nacional ha detenido este miércoles en Estepona (Málaga, 68.286 habitantes) a un joven británico de 22 años acusado de haber hackeado, en julio de 2020, hasta 130 cuentas de Twitter de personalidades y empresas para llevar a cabo una estafa. A través de los perfiles de celebridades como Barack Obama, Joe Biden, Kanye West, Kim Kardashian, Elon Musk o Bill Gates y los de compañías como Apple y Uber, animaba a los seguidores a enviar bitcoins a una cuenta. Prometía que a todo el que lo hiciese se le devolvería el doble de la cantidad ingresada. “Si envías mil dólares, te devuelvo 2.000”, decían los mensajes, que le permitieron recaudar 117.000 dólares (99.000 euros). Es el segundo arresto en el caso después de que las autoridades detuvieran en agosto del año pasado a un joven de 17 años, al que consideraban el cabecilla de la estafa.
La operación policial, denominada Portland, ha sido llevada a cabo por la Unidad Central de Ciberdelincuencia en colaboración con el FBI norteamericano. La investigación arrancó en España el mes de abril de 2020, cuando Estados Unidos avisó a la Policía Nacional de que el joven, que ya estaba siendo investigado por otros delitos, podría estar en territorio español. Las pesquisas fueron dirigiendo a los investigadores hasta la Costa del Sol, donde han detenido finalmente al joven, cuyo nombre completo es Joseph James O’Connor. El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha comunicado que el británico está acusado de 10 delitos: tres de conspiración para acceder intencionalmente a un ordenador sin autorización, dos por hacerlo además en computadoras protegidas, dos más por el intento de extorsión, otros dos por ciberacoso y uno más por amenazas. Al joven también se le acusa de intrusión en cuentas de otras redes sociales como TikTok y Snapchat, además de acoso cibernético a una víctima menor de edad.
El hackeo del más de centenar de cuentas de Twitter, realizado en la noche del 15 de julio de 2020, fue relevante no solo por el importante número de perfiles y la relevancia de sus usuarios —como el actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el expresidente Barack Obama o el fundador de Microsoft, Bill Gates—, sino por la cantidad de seguidores que acumulaban entre todos ellos. Sus mensajes con los intentos de estafa llegaron a más de 350 millones de personas, lo que permitió que en apenas unas horas los delincuentes se hicieran con 117.000 dólares. La propia red social lanzó un mensaje confirmando el ataque: “Somos conscientes de un incidente de seguridad que afecta las cuentas de Twitter. Estamos investigando y tomando medidas para solucionarlo”. Al día siguiente actualizaron la información asegurando que lo que habían sufrido era un “ataque coordinado de ingeniería social” y que los piratas informáticos habían accedido a las cuentas después de hacer lo propio en las de empleados “con acceso a sistemas y herramientas internas”.
La división del FBI en San Francisco —ciudad donde tienen su sede tanto Twitter como otras grandes multinacionales tecnológicas— fue el cuerpo policial que inició la investigación del caso, al que se sumó posteriormente la Unidad Cibernética de Investigación del IRS (similar a la Agencia Tributaria española), los Servicios Secretos de Estados Unidos y las fuerzas especiales de la oficina del sheriff del condado de Santa Clara. Más tarde, la National Crime Agency de Reino Unido y la Policía Nacional proporcionaron asistencia y, finalmente, los agentes españoles han llevado a cabo el arresto en Estepona.