El padre de una de las víctimas de ‘Igor el Ruso’: “Oí disparos y pensé que había matado a mi perro”

Escondido en la finca en la que fue asesinado su hijo, escuchó también los 17 tiros con los que Norbert Feher mató a dos guardias civiles

Jose Luis Iranzo Balaguer, padre del ganadero asesinado, declara en la sede de la Audiencia de Teruel este martes, delante de a cabina en la que está 'Igor el Ruso'.Antonio García (EFE)

Pepe Iranzo permaneció durante varios minutos a escasos metros del cadáver de su hijo, José Luis, sin saberlo. Él estaba en la finca familiar cuando empezaba a anochecer aquel 14 de diciembre de 2017, y vio unas luces en la parte delantera. Desde hace días estaba en alerta, como todos sus vecinos, por la presencia de un extraño en la zona que ya había disparado y herido gravemente a dos personas en un pueblo cercano. No dudó de que el intruso era él. Lo siguiente que oyó fueron dos disparos. “Ya está este pájaro aquí y ha matado a mi perro”, pensó. Pero el que yacía en el suelo era Jose Luis. ...

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Pepe Iranzo permaneció durante varios minutos a escasos metros del cadáver de su hijo, José Luis, sin saberlo. Él estaba en la finca familiar cuando empezaba a anochecer aquel 14 de diciembre de 2017, y vio unas luces en la parte delantera. Desde hace días estaba en alerta, como todos sus vecinos, por la presencia de un extraño en la zona que ya había disparado y herido gravemente a dos personas en un pueblo cercano. No dudó de que el intruso era él. Lo siguiente que oyó fueron dos disparos. “Ya está este pájaro aquí y ha matado a mi perro”, pensó. Pero el que yacía en el suelo era Jose Luis. Fue la primera víctima mortal de Norbert Feher, alias Igor el Ruso, en España.

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En la segunda sesión del juicio por el que Igor el Ruso debe responder por el asesinato de Iranzo y de dos guardias civiles se han podido escuchar las llamadas que Pepe efectuó a la Guardia Civil, en las que todavía pensaba que los tiros habían ido dirigidos a su mastín. La cabina blindada construida especialmente para Feher ha estado cubierta con una cortina para evitar el contacto visual con el progenitor de su víctima. El lunes, Feher se negó a mostrar arrepentimiento y declaró que las muertes de sus víctimas se debían al “destino”.

El padre ha relatado la última conversación que tuvo con su hijo cara a cara. Sucedió la mañana del asesinato, antes de que José Luis se marchara a poner una denuncia porque habían roto una ventana de su finca y robado algo de comida la noche anterior. “No te vayas mucho con la guardia civil, que no son tiempos de andar por ahí”, le dijo Pepe. “Papá, si la guardia civil me llama para que les ayude, tendré que ir”, respondió él.

El criminal serbio Norbert Feher, 'Igor el Ruso', es conducido escoltado y esposado a la sede de la Audiencia de Teruel este martes.Antonio García (EFE)



Eso es precisamente lo que hizo Jose Luis el día en el que fue asesinado. En la tarde del 14 de diciembre acompañó a un dispositivo de la guardia civil hasta una zona en la que el ganadero pensaba que podía esconderse el sujeto que llevaba semanas atemorizando a los vecinos. El ganadero conocía mucho mejor el terreno que los agentes y les guió por diferentes sitios. Cuando empezaba a anochecer, José Luis Iranzo volvió solo a su finca para recoger a su padre. Allí encontró a Igor el Ruso dentro de la casa. Le disparó primero de frente y una vez más cuando trataba de escapar. Su padre escuchó todo desde la parte trasera de la casa principal de la finca. ha asegurado el padre.

Después de los disparos, escondido en unas alpacas, vio pasar la camioneta de su hijo y salió corriendo y gritando, pensando que al volante estaba José Luis. Pero el que conducía era Igor el Ruso, que había iniciado la huida tras robar el vehículo. Pepe también escuchó en mitad de la noche los 17 disparos que el asesino confeso realizó minutos después contra los dos guardias civiles que acudieron a la zona y que se convirtieron en sus dos nuevas víctimas mortales.

Tras los dos tiroteos, cuando Pepe seguía oculto en la parte trasera de la finca, llegó un agente. Pepe salió con las manos en alto, gritando que era él quien había llamado y que creía que su perro estaba muerto. “Aquí hay un cuerpo, usted no se mueva”, le señaló el guardia civil. Pepe ha recordado con entereza ante el juez todo lo ocurrido aquel día: “Lo que pasó ese día es mi desolación y lo repaso en mi mente cada noche”.

Tras su declaración, en una cafetería de Teruel y acompañado de sus compañeros del sindicato agrario del que José Luis era portavoz, Pepe asegura que declarar ha supuesto una “liberación”. “Lo tenía todo más claro que cuando testifiqué por primera vez, cuando aún no me habían entregado ni el cuerpo de mi hijo”, cuenta. En estos tres años no ha querido hacer ninguna declaración pública. Afirma que esto no se acaba con el resultado de este juicio, en el que las acusaciones piden prisión permanente revisable, y la defensa solicita la absolución. “Queremos que se resuelvan todas las dudas sobre lo que sucedió aquellos días en Teruel”, defiende.

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