Las diferencias entre el PP de los noventa y el de hoy que dificultan a Casado llegar a La Moncloa

El líder de los populares esgrime que Aznar y Rajoy tuvieron siete años para consolidar su proyecto hasta ganar las elecciones

El expresidente Jose María Aznar durante una charla en la Universidad Francisco de Vitoria (Pozuelo de Alarcón, Madrid) a la que ha asistido como ponente Pablo Casado.Victor Sainz

El 3 de marzo de 1996, José María Aznar celebró en el balcón de Génova 13 —hoy, una sede con los días contados— la primera victoria del PP en unas generales. Con 156 escaños y 9,7 millones de votos, gobernó con el apoyo del PNV y CiU. En 2019 el PP de Pablo Casado obtuvo casi la mitad de papeletas —5,04 millones—, frente a los 3,6 millones de Vox y 1,6 millones de Cs, y se fue a la oposición. Justo antes del 25.º aniversario de aquel triunfo, ...

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El 3 de marzo de 1996, José María Aznar celebró en el balcón de Génova 13 —hoy, una sede con los días contados— la primera victoria del PP en unas generales. Con 156 escaños y 9,7 millones de votos, gobernó con el apoyo del PNV y CiU. En 2019 el PP de Pablo Casado obtuvo casi la mitad de papeletas —5,04 millones—, frente a los 3,6 millones de Vox y 1,6 millones de Cs, y se fue a la oposición. Justo antes del 25.º aniversario de aquel triunfo, Aznar ha aconsejado a Casado que evite la “indefinición”, pero las diferencias para el PP entre el escenario de antaño y el actual son abismales.

Aznar ha reaparecido para reivindicar una victoria histórica del PP que ahora Casado tiene difícil alcanzar. El mentor y su discípulo —Aznar apadrinó políticamente a Casado, su jefe de gabinete— compartieron este martes coloquio y reflexiones en Madrid a propósito de ese triunfo electoral de 1996, del que justo se cumple un cuarto de siglo. El expresidente ha reconocido en los últimos días que su partido “no está en su mejor momento”, mientras Casado trata de desvincularse del pasado corrupto de la formación, uno de los legados de la época de Aznar. Su charla fue de guante blanco, aunque el exlíder popular le dejó varios recados. Entre el PP de los noventa y el actual hay diferencias importantes.

La fragmentación del centroderecha. El hecho diferencial que más lastra las posibilidades de Casado de llegar a La Moncloa es la división de la derecha en tres marcas: PP, Vox y Ciudadanos. En 1989, Aznar logró la reunificación de la derecha en el Partido Popular, pero Casado recordó este martes que en esa época los partidos eran muy pequeños. El Partido Demócrata Popular (PDP) y el Partido Liberal que se integraron en el PP no tenían representación parlamentaria. “Ahora mismo”, subrayó, en cambio, el líder del PP, “hay grandes partidos que hacen que esa refundación sea más complicada”. Vox tiene 52 diputados; el PP, 89 y Cs, 10. Casado ha abandonado la idea de la marca “España Suma” para integrar a los tres partidos, y busca ahora absorber a Ciudadanos y desgastar a Vox, partido con el que —asegura— no pretende reunificarse. Este martes lo reiteró: “No quiero una unión del centroderecha tutelado por el extremismo”, defendió ante las voces del aznarismo, como Jaime Mayor Oreja, que le piden que converja también con la extrema derecha.

El pacto imposible con los nacionalistas catalanes. Aznar necesitó en 1996 pactar con los nacionalistas vascos y catalanes para gobernar. El pacto del Majestic que firmó con Convergència i Unió hoy sería imposible para el PP con los herederos de CiU: Junts per Catalunya y el PDeCAT, a los que el partido considera responsables de un golpe de Estado. Por tanto, Casado necesita ganar con una mayoría más amplia. Aznar defendió el Majestic: “El desencuentro histórico entre el centroderecha nacional y el periférico desapareció por primera vez”.

La ruptura del bipartidismo. El fin del paradigma del bipartidismo es otra diferencia clave. En el 96 “casi era cuestión de cuándo le toca a la otra parte”, razonó Casado. El pluripartidismo que rige desde 2015 en la política española ya no hace automático que se turnen en el poder el PSOE y el PP.

Una alternativa consolidada. Aznar aconsejó a Casado que dé la “batalla de las ideas”. “Si se renuncia (...) y se mete uno en el terreno de la indefinición, o indiferencia, porque no hay que definirse ante las cosas, nunca se encontrarán las recetas adecuadas”, reflexionó. El expresidente también dejó el recado de que en 1996 “había una alternativa” al PSOE “porque se había trabajado en unir a la derecha, en hacer tarea de oposición y en definir un proyecto muy claro”.

Los barones piden también a Casado que destierre los vaivenes. En 2018 ganó el congreso del PP con un discurso de la derecha más dura, y en su primera etapa se asimiló a Vox, al que ofreció entrar en su Gobierno la víspera de las elecciones generales de abril de 2019, cuando se fue a 66 escaños. Ahora, el líder de los populares ha emprendido un viaje al centro, como el de Aznar en los noventa, después de romper con Vox en la moción de censura el pasado octubre. Este martes, Casado reconoció que sigue tratando de resistir los “cantos de sirena” que le piden que vuelva a radicalizarse, y que se reflejan en la derecha mediática.

El lastre de la corrupción. “Pinchan en hueso aquellos que pretendan dividir a la nueva generación del PP con sus predecesores”, proclamó Casado. La defensa de su legado, dijo, es compatible “con intentar erradicar cualquier conducta que no haya sido tan ejemplar en el partido”. El líder popular ha soliviantado al PP histórico con su decisión de abandonar la sede de la calle Génova de Madrid porque se está juzgando en los tribunales el pago de su reforma con dinero negro. Casado trata de desmarcarse de esas prácticas, pero al PP le quedan por delante dos años de juicios de corrupción.

Una sociedad polarizada. Mientras Aznar tuvo que “llevar al PP hacia la mayoría centrada”, argumentó Casado, él tiene ahora que “llevar a la mayoría social hacia el centro”, por la polarización.

Tiempos políticos acelerados. El líder del PP recordó que tanto Aznar como Mariano Rajoy tuvieron siete años para consolidar su proyecto hasta que ganaron las elecciones. Él lleva dos al frente del PP, pero al mismo tiempo proclama la “urgencia” de expulsar a Sánchez de La Moncloa. ¿Le concederá siete años su partido para conseguirlo?, le preguntaron. “Nosotros salimos a ganar todas las elecciones. En 2023 esperemos que ocurra”, contestó. Aznar no dijo que confíe en que lo conseguirá, pero le deseó suerte: “España la necesita, y el centro derecha español también”.

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