Cae la banda de ‘los uniformados’
La Guardia Civil detiene a seis personas de un grupo muy violento de ladrones que se vestían como agentes de las fuerzas de seguridad y secuestraban y torturaban a sus víctimas
Llevaban vigilando a ese matrimonio desde hacía semanas. Sabían que se trataba de una pareja madrileña de mediana edad acaudalada. Esperaron a encontrarlos en un lugar aislado. La N-110 de Segovia, por donde pasaron el 19 de enero de 2020. Iban decididos a hacer una excursión cuando un vehículo con varios hombres les adelantó y les dio el alto. Se detuvieron. “Iban vestidos con chalecos de policía”, declararían posteriormente ante los agentes de la Unidad Centra Operativa (UCO) de la Guardia Civil, con múltiples lesiones y contusiones por las torturas recibidas.
Los presuntos “agentes d...
Llevaban vigilando a ese matrimonio desde hacía semanas. Sabían que se trataba de una pareja madrileña de mediana edad acaudalada. Esperaron a encontrarlos en un lugar aislado. La N-110 de Segovia, por donde pasaron el 19 de enero de 2020. Iban decididos a hacer una excursión cuando un vehículo con varios hombres les adelantó y les dio el alto. Se detuvieron. “Iban vestidos con chalecos de policía”, declararían posteriormente ante los agentes de la Unidad Centra Operativa (UCO) de la Guardia Civil, con múltiples lesiones y contusiones por las torturas recibidas.
Los presuntos “agentes de la autoridad” resultaron ser una violenta banda de atracadores españoles, con largos historiales delictivos a sus espaldas: “Robos, hurtos, homicidios, lesiones...”, relatan fuentes de la investigación. En total fueron seis los detenidos por los hechos de la semana pasada, más de un año después. El tiempo que les ha llevado a los investigadores dar con los violentos maleantes.
“Les metieron en dos coches diferentes, un Audi A-6 y un BMW-X5, les pusieron unas capuchas y unos grilletes y les llevaron hasta un contenedor industrial de Toledo, en el municipio de Fuensalida”, relatan fuentes de la investigación. Poco a poco, siguiendo las pistas de las cámaras de tráfico, los agentes lograron trazar la ruta de los secuestradores. “Les torturaron durante nueve horas, les pegaron, usaron herramientas, una violencia completamente gratuita, porque los datos que querían de tarjetas y cajas fuertes se los habrían dado sin necesidad de causarles tanto dolor”, señalan los investigadores. Finalmente les soltaron en el centro de Madrid, cerca de la Castellana.
Amenazados de muerte: “Si habláis con la policía o dais demasiada información en un hospital estáis muertos”, les advirtieron sus secuestradores. El matrimonio decidió denunciar los hechos ante agentes especializados.
“Una vez que ubicamos el contenedor industrial de Fuensalida con los datos de la descripción realizada por las víctimas, hicimos vigilancias hasta tener a los cuatro presuntos autores materiales identificados”, recuerdan los investigadores. Pero faltaban otros dos: “Los que elegían a las víctimas y facilitaban la información y que están acusados ahora de colaborar y ser coautores del delito”, explican. Esos también cayeron la semana pasada, mientras dormían en sus respectivos domicilios.
En los registros realizados fueron intervenidas dos armas cortas de fuego y una escopeta con los cañones recortados, munición abundante, varias armas simuladas, pistolas táser, armas blancas, grilletes, uniformes policiales, chalecos antibalas y placas policiales, así como dinero en efectivo y joyas. En uno de esas entradas en domicilios, uno de los detenidos disparó y el proyectil rozó el cuello de uno de los agentes, recoge una nota emitida ayer por el instituto armado.
Un nuevo golpe
Las pesquisas de los investigadores constataron que el grupo estaba preparando un nuevo “golpe” en una empresa de tecnología en el que estimaba llevarse un “botín” de más de 14 millones de euros, “para lo que tenían perfectamente planeado el secuestro del vigilante de seguridad, y que no se llevó a cabo por las restricciones de movilidad a causa de la pandemia”, señalaba la nota de prensa.
La operación, denominada Río Lobos, se ha desarrollado en Madrid y Móstoles, y en los municipios de Illescas y Torrijos, ambos en la provincia de Toledo. Los seis detenidos están en prisión incondicional, decretada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Sepúlveda (Segovia).