Gibraltar llega a Nochevieja con el corazón en un puño
Los equipos negociadores del Brexit en el Peñón apuran el plazo para el acuerdo que evite que la zona se convierta en una frontera dura
Celebrar la entrada y la salida de año no deja ser una tácita convención social como puede ser una frontera. Con la diferencia de que la segunda tiene muchas más implicaciones sociales y económicas que lo que es una fiesta por la mera transición del calendario. Pero la Nochevieja de este 2020 en Gibraltar está llamada a ser tan histórica y trascendental que a un lado y otro de la frontera contienen el aliento ante la incierta y breve cuenta atrás. Tras el acuerdo que ya ha salvado los muebles del Brexit en la Unión Europea firmado este miércoles; ...
Celebrar la entrada y la salida de año no deja ser una tácita convención social como puede ser una frontera. Con la diferencia de que la segunda tiene muchas más implicaciones sociales y económicas que lo que es una fiesta por la mera transición del calendario. Pero la Nochevieja de este 2020 en Gibraltar está llamada a ser tan histórica y trascendental que a un lado y otro de la frontera contienen el aliento ante la incierta y breve cuenta atrás. Tras el acuerdo que ya ha salvado los muebles del Brexit en la Unión Europea firmado este miércoles; Reino Unido, España y el Peñón siguen atascados para dar luz verde al pacto que evite que la zona se convierta en una frontera exterior de la UE dura y con negativas consecuencias para más de 303.000 habitantes.
“Estamos ante un acuerdo histórico o ante un fracaso igualmente histórico, porque la alternativa que nos impone el Brexit es tan drástica que no cabe otro desenlace”, apunta una fuente de la zona, conocedora de las negociaciones que prefiere mantenerse en el anonimato. En ese tira y afloja que tiene de plazo hasta la misma medianoche del 31 de diciembre —fin del periodo transitorio del Brexit—, Gibraltar y su zona de influencia se juegan el libre tránsito de personas y mercancías o bien el endurecimiento de medidas de control en un paso fronterizo tan concurrido que, antes de la crisis del coronavirus, registraba 30.000 personas al día (9.000 de ellos, españoles trabajadores en la colonia), según estimaciones del Gobierno del Peñón.
España, Reino Unido y Gibraltar encararon diciembre con unas reuniones telemáticas tan bien encauzadas que sobre la mesa está la entrada del Peñón en el espacio Schengen europeo, un privilegio del que ni ahora mismo goza. El optimismo fue a más cuando pareció que salvaba el escollo de la vigilancia del aeropuerto y el puerto gibraltareño con agentes de Frontex y no españoles. Pero a partir de esta semana, el acuerdo parece haberse atascado por motivos que ninguna de las partes quiere desvelar. Este lunes, la ministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya lanzó un claro ultimátum: 72 horas para evitar un Brexit duro con un horizonte para hablar que se extingue con las 12 campanadas. Sin consenso, solo los transfronterizos comunitarios tendrían asegurado el paso con DNI y el atasco en la frontera para personas o mercancías se prevé tan caótico como incierto.
El alcalde de La Línea de la Concepción, Juan Franco, mira el reloj con preocupación por la afectación directa que puede tener una frontera dura en su ciudad. Ruega a las partes que lleguen a un acuerdo, mientras recuerda que “entre el 30% y el 40% de media de la facturación de las empresas del municipio dependen de Gibraltar”.
Y los nervios se han extendido en la comarca. Este miércoles era el sentimiento predominante entre los que transitaban por una frontera a medio gas por las restricciones del coronavirus. El Grupo Transfronterizo —una institución integrada por sindicatos y asociaciones empresariales de ambos lados— ha enviado una misiva al presidente español, al primer ministro inglés y al ministro principal de Gibraltar en la que dicen estar “expectantes y muy preocupados”. “Les reiteramos nuestro llamamiento a un acuerdo que nos permita una convivencia pacífica y un desarrollo común entre las comunidades que habitamos ambos territorios”, han apuntado en la carta. Loren Periáñez, empresario linense y uno de los que han colaborado en la redacción de este mensaje lo tiene claro: “Gibraltar no puede ser la única frontera dura de la UE. Para La Línea de la Concepción un Brexit duro supondría la desaparición como ciudad a medio plazo”.
Una frontera y un virus
No solo el reloj atenaza al Peñón en su consecución de un acuerdo que rija su futura relación con la Unión Europea tras el Brexit. Además de los apurados plazos, la ciudad de 33.000 habitantes lucha ahora contra su peor ola de contagios desde el inicio de la pandemia del coronavirus. En las últimas 24 horas, el territorio británico ha comunicado 134 nuevos casos, lo que eleva a 714 los infectados en estos momentos en la zona. La colonia ya ha confirmado casos de la nueva variante inglesa del virus —aunque no ha precisado por ahora cuántos— y, ante el aumento de contagios, ha decretado toque de queda a las 22.00 y el cierre de establecimientos no esenciales y hostelería.
Hasta ahora, Gibraltar había conseguido controlar la pandemia con la constante realización de test. De hecho, hasta ahora ya suma 120.572 pruebas, más de tres veces la población de la ciudad. Ante la aceleración de los contagios, la Junta de Andalucía ha solicitado que se endurezcan los controles justo en esa frontera a la que solo le restan horas para ser exterior de la Unión Europea.
Reconocimiento facial
Este miércoles, en una comparecencia en la comisión de Interior del Congreso, el director general de la Policía, Francisco Pardo, anunció que el puesto fronterizo de La Línea de la Concepción con Gibraltar servirá de escenario “en los próximos meses” para la prueba piloto de los denominados pasillos biométricos, un sistema de reconocimiento facial mediante cámaras que financia la agencia europea de fronteras, Frontex, informa Óscar López-Fonseca. El proyecto de desplegar esta tecnología, que aumenta la capacidad de inspección y, por tanto, agiliza el paso de personas, no es nuevo. El ministro Fernando Grande-Marlaska ya anunció en enero de 2019 que entre los planes de su departamento estaba utilizar este sistema en aquellos puestos fronterizos con mayor tráfico de personas. Entonces no habló de la verja, sino de los pasos fronterizos de Beni Enzar (Melilla) y El Tarajal (Ceuta).
Ahora, la prioridad ha cambiado y será en La Línea donde se instalen los primeros. En concreto, dos pasillos biométricos dentro de una remodelación más amplia de mejora de las instalaciones del paso hacia Gibraltar, presupuestada en 5,4 millones de euros, IVA incluido, según detallan fuentes de Interior. De esa cantidad, 2,5 millones se destinará al suministro de diferentes sistemas automáticos de control de fronteras, entre los que está incluida la tecnología de reconocimiento facial. Las obras, que ya están iniciadas y que se prevé finalicen el próximo abril, constan de dos fases. Está previsto que los pasillos biométricos se instalen en la última, según detallan estas mismas fuentes.