Vox alienta las protestas contra el estado de alarma y culpa de los disturbios a la “extrema izquierda”
El partido ultra muestra su apoyo a los manifestantes que rechazan el toque de queda y a los policías que se enfrentan a ellos
Las manifestaciones, en muchos casos violentas, que están proliferando por distintas ciudades de España en contra de las medidas restrictivas impuestas para frenar la segunda ola de la pandemia del coronavirus han puesto en evidencia las dos caras de Vox. Por un lado, es el único partido que ha votado contra del estado de alarma, considera el toque de queda inconstitucional y lo tacha de imposición totalitaria. Por otro, es un ...
Las manifestaciones, en muchos casos violentas, que están proliferando por distintas ciudades de España en contra de las medidas restrictivas impuestas para frenar la segunda ola de la pandemia del coronavirus han puesto en evidencia las dos caras de Vox. Por un lado, es el único partido que ha votado contra del estado de alarma, considera el toque de queda inconstitucional y lo tacha de imposición totalitaria. Por otro, es un partido de orden que respalda siempre la actuación policial.
“Los llaman negacionistas. Son trabajadores en el paro, padres sin nómina para alimentar a sus hijos, autónomos que no tienen trabajo y que hoy han visto su cuota aumentada. Españoles corrientes de Barcelona, hasta las narices de ser encarcelados y condenados a la miseria”. Ignacio Garriga, candidato de Vox a la presidencia de la Generalitat catalana, comentó con estas palabras un vídeo en el que podía verse a jóvenes encapuchados arrancando el viernes por la noche las vallas colocadas por la policía en la plaza de Sant Jaume de la capital catalana.
Por su parte, Macarena Olona, secretaria general del grupo parlamentario de Vox, colgó imágenes de manifestantes lanzando piedras contra la policía en la Vía Laietana de Barcelona y apostilló: “Todo mi apoyo para las FYCS [fuerzas y cuerpos de Seguridad] que les están haciendo frente”.
Vox intenta resolver esta contradicción alegando que las manifestaciones contra el estado de alarma son pacíficas y que los disturbios los han protagonizado inmigrantes irregulares, los menores no acompañados a los que criminaliza colectiva y permanentemente.
Por eso, las declaraciones del director de los Mossos d´Esquadra, Pere Ferrer, quien atribuyó a infiltrados “de extrema derecha” los incidentes violentos de Barcelona, fueron inmediatamente rechazadas por Vox, que pareció darse por aludido, como si no pudieran existir grupos de ultraderecha al margen y fuera de su control.
El problema es que las concentraciones, incluso antes de degenerar en disturbios, ya incumplían las distancias de seguridad mínimas exigidas para evitar los contagios, como se aprecia en las imágenes de la Plaza de Sant Jaume subidas a las redes sociales por el partido ultra.
Finalmente, ha sido el propio presidente de Vox, Santiago Abascal, quien ha fijado su posición oficial a través de un tuit: “Hay más motivos que nunca para protestar contra este Gobierno que nos arruina. Pido a la policía que proteja el derecho de manifestación. Y que identifique a la extrema izquierda, los menas [menores no acompañados] e infiltrados que están provocando disturbios y saqueos”. Abascal no explica por qué la extrema izquierda apoyaría protestas contra un Gobierno que él considera de extrema izquierda.
Vox no convoca oficialmente las movilizaciones, pero anima a participar en ellas, las alienta y amplifica. Su sindicato, Solidaridad, convocó el pasado jueves una concentración ante el Congreso, coincidiendo con la votación del estado de alarma. En agosto, Vox envió una circular a sus cargos públicos en la que ya pronosticaba un otoño caliente y les instaba a estar “muy atentos” para “apoyar manifestaciones de grupos sociales contra las políticas del Gobierno”.
“Si los españoles quieren, el Gobierno puede caer muy pronto. Si los españoles son conscientes de la gravedad de la situación y están dispuestos a comprometerse, el Gobierno puede caer por las movilizaciones sociales”, vaticinaba ya entonces Abascal.