La descoordinación durante el rescate de un cayuco en Canarias: “Estoy jugando con vidas ¡dime qué hago, ya!”

Un audio refleja la indignación de un capitán de Salvamento Marítimo ante las órdenes de las autoridades

Agentes de policía reparten mascarillas entre los inmigrantes llegados en cayuco a Gran Canaria. En vídeo, el desencuentro entre un capitán de salvamento marítimo y las autoridades durante el rescate de un cayuco. Vídeo: AFP / EPV
Madrid / Las Palmas -

Un audio que recoge las comunicaciones durante el rescate de un cayuco el pasado domingo ha expuesto los problemas de coordinación que se originan entre los trabajadores de Salvamento Marítimo y las autoridades que los dirigen. Tras la detección de una embarcación con 41 personas a 13 millas al sur de Gran Canaria, la Salvamar Menkalinan se dirigió a su auxilio. Al mismo tiempo, puso rumbo hacia allí el patrullero de la Guardia Civil Río Segura, de 73 metros de eslora. El audio, divulgado por la...

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Un audio que recoge las comunicaciones durante el rescate de un cayuco el pasado domingo ha expuesto los problemas de coordinación que se originan entre los trabajadores de Salvamento Marítimo y las autoridades que los dirigen. Tras la detección de una embarcación con 41 personas a 13 millas al sur de Gran Canaria, la Salvamar Menkalinan se dirigió a su auxilio. Al mismo tiempo, puso rumbo hacia allí el patrullero de la Guardia Civil Río Segura, de 73 metros de eslora. El audio, divulgado por la Cadena SER, comienza cuando el capitán de la Salvamar se dispone, con el cayuco ya en la banda de la embarcación, a rescatar a los migrantes. Es cuando recibe un aviso por radio.

– Estoy en maniobra, ¿qué? – pregunta el capitán

– Me han dicho del CCRC [Centro de Coordinación Regional de Canarias, comandado por la Guardia Civil] que va a ser la Río Segura quien los coja y se los lleva para Tenerife – le responden desde el centro de coordinación de Salvamento Marítimo en Las Palmas de Gran Canaria.

– A ver, los tengo en la banda ahora, tía, ¿qué hago? ¿Los suelto?

La interlocutora del centro de Salvamento Marítimo invita al capitán de la embarcación de rescate a que contacte con el Río Segura, que ya estaba en la zona. El capitán se enfada e intenta la comunicación con el buque de la Guardia Civil.

– ¡Pero cómo me dicen esto ahora si tengo aquí esto en la banda ahora! ¡Dios mío, me cago en la hostia puta! ¡Río Segura, Menkalinan! ¡Río Segura, Menkalinan! ¡Río Segura, Salvamar!

Tras tres intentos, el interlocutor del Río Segura responde que no tiene conocimiento de que sean ellos los que tienen que rescatar a los migrantes. El capitán de la Salvamar se desespera y vuelve a contactar con el centro de coordinación de Salvamento Marítimo. “Estoy en maniobra con el cayuco en la banda. ¡Dime qué hago, ya!”, espeta. “Mira, esto no se puede hacer… Aquí hay que tomar decisiones antes de llegar la embarcación de rescate a la zona”, se queja. Su interlocutora justifica que es la instrucción que acaban de recibir. “Me parece perfecto, pero yo estoy jugando con vidas en la banda, tía”, responde el capitán. Un minuto después, los agentes del Río Segura confirman que asumen el rescate y el traslado de los migrantes a Tenerife.

La conversación refleja la complejidad de coordinación y las tensiones que se originan durante los rescates de pateras en los que intervienen varias personas bajo la batuta del Mando Único, la autoridad coordinadora en manos de un general de la Guardia Civil. En la zona de Canarias, el CCRC, instituido en 2006 y bajo el mando del general, es el encargado de tomar la decisión final para decidir quién, cuándo y cómo debe ejecutarse un rescate según las circunstancias. En sus decisiones pesan estrategias para la contención de la inmigración irregular, pero también la capacidad de recepción de Guardia Civil, Policía y Cruz Roja en los puertos más cercanos, así como los recursos de acogida disponibles para los recién llegados.

“Son decisiones consensuadas que implican hablar con mucha gente y no pueden tomarse en un minuto. Fue mejor que los trasladaran al puerto de Tenerife porque ya había más de 100 personas durmiendo en el muelle de Arguineguín (Gran Canaria)”, explican fuentes conocedoras del episodio. “El mar estaba en calma y no había ningún peligro para los migrantes”, aseguran. El Río Segura tiene zona de náufragos cubierta, personal sanitario, comida y baño lo que hace del buque, según fuentes conocedoras de la dinámica de rescate, un medio adecuado para hacer el traslado de 12 horas hasta Tenerife.

El episodio ha sido motivo de denuncia de CGT, el sindicato mayoritario de la flota de Salvamento Marítimo, que lleva desde 2018 denunciando la falta de medios humanos para abordar los rescates y el papel de un cuerpo militar en la coordinación de las tareas de salvamento. “Este no era un rescate complicado hasta que empezó el baile”, asegura el portavoz de CGT, Ismael Furió, que advierte de la complejidad de la situación cuando se trata de un cayuco que puede llevar más de una semana en mitad del océano. “Cuando estás en alta mar y tienes una patera amarrada con 40 personas desesperadas a bordo y decides intervenir, ya no te puedes detener. Su reacción natural va a ser abalanzarse a la embarcación de rescate y cualquier maniobra puede terminar con muchos de ellos en el mar”, alerta. Furió asegura que este no es un hecho aislado: “Ha habido más situaciones similares”.

La dirección de Salvamento Marítimo, dependiente del Ministerio de Fomento, ha minimizado el incidente. “Los rescates en alta mar son episodios profundamente estresantes. Las conversaciones de la emergencia contienen expresiones desafortunadas que deberían haberse evitado, pero se deben tomar como fruto de la tensión propia de la emergencia y nunca conllevaron riesgo para las personas”, asegura en una nota.

El desencuentro no acaba tras quedar claro que sería el buque del instituto armado el que asumiría el rescate, sino que continúa para determinar qué hacer con el cayuco. La Guardia Civil pide al capitán de la Salvamar que remolque la embarcación precaria hasta el puerto de Arguineguín, una orden que, en principio, este rechaza. “Mira, en [el puerto de] Arguineguín no hay hueco para meter más cayucos. Déjalo aquí a la deriva y ya está. En Arguineguín hay más de 30 cayucos y ya no sé dónde poner ya más cayucos ahí, compañero”, rebate desde la embarcación. “Cualquier sitio es mejor que dejarlo aquí a la deriva que es bastante grande”, le responden desde el Río Segura.

––Sí pero... Y en el puerto ¿dónde lo pongo?, con el lío que tengo ahí. El problema es que hay tantos ahí en el puerto que ya no hay donde meterlos. Yo me lo llevo, pero... lío... por todos los lados...

El rescate concluyó con la Río Segura transportando a los migrantes finalmente al Puerto de Los Cristianos, en Tenerife. El cayuco fue remolcado por la Menkalinan a Arguineguín.

"La gestión de esta crisis la están afrontando 12 personas”

La conversación entre la Guardia Civil, la Salvamar 'Mekalinan' y Salvamento Marítimo en Las Palmas también ha puesto de manifiesto las tensiones a las que están expuestas las tripulaciones de rescate ante los repuntes de llegadas pateras, que desde el año pasado vienen concentrándose en el archipiélago. “La realidad es que la gestión de esta crisis de llegadas la están afrontando 12 personas”, subraya el portavoz de la CGT, Ismael Furió. “Son 12 personas que están viviendo una situación que está desbordándoles”.

La reclamación de más medios humanos por parte del sindicato es constante. En la actualidad, hay una Salvamar (una embarcación de unos 21 metros de eslora y tres tripulantes) en cada isla, excepto en Tenerife, donde hay tres; y en Gran Canaria, donde hay dos. Además, Canarias tiene asignada una Guardamar (una embarcación de 34 metros de eslora, que suele llevar hasta ocho tripulantes y no cuenta con base fija).

Las Salvamares de cada isla, sin embargo, son necesarias en sus respectivas bases. “A nosotros no nos ayuda que haya una embarcación en El Hierro si el problema está en el sur de Gran Canaria, dado que no solo está a un día de viaje, sino que tiene sus propias obligaciones en su zona”. En este sentido, Furió recuerda que el rescate de pateras no es la única obligación de Salvamento Marítimo. “Hay pescadores en problemas, windsurfistas, turistas borrachos que salen a navegar… Este es también nuestro día a día, y por eso no se pueden quitar unidades de unas partes para ponerlas en otras, no podemos dejar una isla sin cobertura”.

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