Feijóo huye de un otoño que teme convulso

El presidente gallego busca un hueco en la pandemia para ir a elecciones e intentar apuntalar su poder

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, visita la lonja de Ribeira, en A Coruña, el pasado 12 de mayo.Europa Press

El reto de Alberto Núñez Feijóo (PP) de emular las cuatro mayorías absolutas de Manuel Fraga dio un vuelco inimaginable hace apenas un año, cuando por primera vez en la historia el PSOE fue la fuerza más votada en unas generales en Galicia. El presidente autonómico más resistente de España pensó que esta vez el efecto Sánchez sería su enemigo a batir. Pero ha sido un incontrolable virus el que le ha obligado a buscar un hueco en la incertidumbre sanitaria para intentar revalidar el cargo antes de un otoño que teme convulso.

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El reto de Alberto Núñez Feijóo (PP) de emular las cuatro mayorías absolutas de Manuel Fraga dio un vuelco inimaginable hace apenas un año, cuando por primera vez en la historia el PSOE fue la fuerza más votada en unas generales en Galicia. El presidente autonómico más resistente de España pensó que esta vez el efecto Sánchez sería su enemigo a batir. Pero ha sido un incontrolable virus el que le ha obligado a buscar un hueco en la incertidumbre sanitaria para intentar revalidar el cargo antes de un otoño que teme convulso.

Feijóo está dispuesto a ir a las urnas en julio pese al rechazo de los partidos de la oposición. PSdeG-PSOE, Galicia en Común-Anova-Mareas y BNG lo acusan de “forzar” la cita tras haber aprovechado la crisis para “hacer campaña”, monopolizando la televisión autonómica con ruedas de prensa en directo en las que no ha escatimado ataques al Gobierno de Pedro Sánchez. El presidente gallego alega que, si no se celebran elecciones antes de que en octubre acabe la legislatura, Galicia se asomaría a un “abismo legal” por la falta de precedentes y, con el Parlamento disuelto, “no se cumpliría el equilibrio entre el poder ejecutivo y legislativo”.

Al líder del PP gallego el camino hacia los comicios se lo ha marcado, una vez más, el lehendakari Iñigo Urkullu (PNV), con quien habla habitualmente. Tras repetir durante meses que agotaría la legislatura hasta septiembre de 2020 porque, a diferencia de España, así lo permitía la “estabilidad política” de Galicia, Feijóo reculó cuando Urkullu anunció un adelanto electoral para esquivar una indeseada coincidencia con las elecciones catalanas, un panorama poco favorable para el PP gallego porque podría inflar el voto de Vox. Ninguno de los dos pensaba entonces en el coronavirus.

Siguiendo a Urkullu, Feijóo eligió el 5 de abril, una convocatoria que suspendió por la pandemia después de que el lehendakari así lo anunciara. Entonces, por primera vez, impulsó una vía alternativa a la vasca: las gallegas no se podrían volver a convocar hasta que el Gobierno central no levantara el estado de alarma. Este requisito fue presentado por el presidente gallego como una garantía de que ponía la salud por delante de la cuestión electoral. Con la evolución de la crisis ha cambiado, sin embargo, de opinión y, secundando de nuevo al lehendakari y ha encontrado un resquicio legal en un pacto entre PSOE y PNV para celebrar comicios con la medida excepcional vigente.

Feijóo adelantó a abril las gallegas huyendo de las elecciones catalanas y ahora quiere ir a las urnas en julio escapando del otoño, o mejor dicho, del regreso de las vacaciones de verano. El líder del PP gallego confiesa sus temores de que un rebrote del coronavirus después de agosto ponga a prueba la sanidad gallega más que en esta primera oleada de contagios, en la que la comunidad ha sido una de las menos golpeadas. En un territorio tan envejecido el Gobierno gallego podría tener que afrontar situaciones más extremas que las vividas hasta ahora, con un hipotético azote combinado de la covid-19 con la gripe común que por sí sola ya suele colapsar las urgencias.

Los informes sanitarios que la Xunta presenta para “avalar” que julio es un mes adecuado para ir a elecciones no son concluyentes e incluso se contradicen sobre los momentos más probables para un rebrote. De hecho, el pasado miércoles, a la misma hora que Feijóo los presentaba como garantía de sus planes electorales, en el Parlamento gallego su consejero de Sanidad admitía que la evolución de la crisis es “en este momento altamente impredecible”.

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Prueba de la incertidumbre que envolverá la cita es que hasta los letrados de la Xunta advierten de que el decreto de convocatoria que Feijóo firmará de forma inminente debería recoger la posibilidad de otra suspensión que “no puede descartarse”. “Una solución perfecta en la que exista una seguridad sanitaria absoluta, desgraciadamente, es muy poco probable”, añade la asesoría jurídica del Gobierno gallego. Por lo pronto, la idea en Galicia es ir a votar recortando la campaña, con colegios electorales más amplios y fomentando el voto por correo.

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