Alivio en la olla a presión del centro de acogida
El Gobierno saca del saturado CETI de Melilla a 50 inmigrantes vulnerables y con patologías
La convivencia en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla se resquebraja. Casi 1.600 personas han pasado encerradas más de dos meses de confinamiento en las instalaciones, preparadas para acoger a 782. Ahora, la Secretaría de Estado para las Migraciones, que gestiona el centro, intenta buscar medidas para aliviar la saturación y contrarrestar el bloqueo que ha impuesto el Ministerio del Interior a los traslados de res...
La convivencia en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla se resquebraja. Casi 1.600 personas han pasado encerradas más de dos meses de confinamiento en las instalaciones, preparadas para acoger a 782. Ahora, la Secretaría de Estado para las Migraciones, que gestiona el centro, intenta buscar medidas para aliviar la saturación y contrarrestar el bloqueo que ha impuesto el Ministerio del Interior a los traslados de residentes a la Península. Cincuenta personas han sido llevadas entre el lunes y el martes de esta semana a un centro de emergencias acondicionado en la ciudad autónoma, según fuentes de la Secretaría.
El traslado ha sido solicitado desde Migraciones y gestionado por Cruz Roja, que atenderá las instalaciones. Según fuentes de la organización, solo se ha trasladado a pacientes vulnerables y con diversas patologías que conforman un grupo de riesgo ante la covid-19, y cuyo tratamiento sería complicado en el CETI en caso de un posible brote. Entidades como la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Defensor del Pueblo han mostrado su “preocupación” ante la dificultad de mantener las medidas mínimas de prevención, especialmente en el caso de enfermos crónicos o con dificultades respiratorias. Imágenes y vídeos enviados desde el interior del centro muestran la imposibilidad de mantener la distancia social.
La medida llega justo después de producirse una pelea entre decenas de residentes que pone de manifiesto la tensión diaria que se vive en el centro. El pasado domingo, un rifirrafe entre dos internos acabó en una riña tumultuaria en uno de los dormitorios colectivos. Se saldó con la intervención de la Guardia Civil, nueve detenidos y cuatro heridos leves, según informó la Delegación del Gobierno. Según testimonios recogidos por EL PAÍS, los agentes accedieron al recinto utilizando humo para poner fin al enfrentamiento, y el dormitorio quedó prácticamente destrozado.
Agresión de un guardia
“Siempre hay peleas”, explica un joven que pide no revelar su nombre. “Los niños y las familias aquí viven un infierno cada día”. Varias personas han denunciado también represalias tras el incidente. Al menos un miembro del equipo de seguridad privada que atiende el centro amenazó, insultó y propinó porrazos a algunos residentes que intentaban regresar a la carpa que funciona como dormitorio colectivo, como se aprecia en un vídeo al que ha tenido acceso EL PAÍS. “Hay demasiada gente aquí”, insiste el joven.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, aseguró la pasada semana que el Gobierno buscaba soluciones para descongestionar el centro, después de que desde Interior se descartase realizar nuevos traslados de residentes a la Península, al menos a corto plazo. Fuentes de la Secretaría de Estado para las Migraciones dicen que este departamento seguirá incentivando las salidas pese a la negativa de Interior. A finales de abril, el departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska autorizó solo un primer y único traslado de 51 personas a la Península.
El bloqueo a las salidas desde Melilla hacia otros alojamientos en la Península convierte en odisea los intentos para aliviar la presión en el CETI. Migrantes y solicitantes de asilo solo pueden abandonar la ciudad autónoma si lo autoriza la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, pese a las numerosas sentencias que condenan las restricciones a la movilidad.
En Melilla, una ciudad de 12 kilómetros cuadrados y una población de unos 86.000 habitantes incrustada en la costa nororiental de Marruecos, no existen más recursos de acogida humanitaria que el CETI, un alojamiento temporal que no es adecuado para alojar a solicitantes de asilo y refugiados. El pasado 5 de abril, 53 jóvenes que lograron entrar en la ciudad atravesando la valla fueron trasladados a una carpa provisional instalada lejos del CETI, ante la congestión del centro.
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