Estos son los siete destinos que no te pueden faltar el año que viene
De América a África, Europa y Oceanía: así son los viajes más personales que te recomendamos para que 2025 sea tu año más viajero
Cuando planificamos un viaje, no solo buscamos paisajes deslumbrantes o experiencias emocionantes, sino también destinos que nos conecten con algo más profundo: la cultura, la naturaleza o la sensación de descubrir algo realmente único. Por eso, de cara a 2025, hemos querido buscar para ti siete lugares que se destacan no solo por su belleza, sino también por la diversidad de vivencias que ofrecen: desde la serenidad ártica hasta la exuberancia tropical, pasando por la riqueza histórica de ciudades europeas y el magnetismo cultural de Oriente.
Estos destinos, cuidadosamente seleccionados por Escaparate Viajes, son mucho más que puntos en un mapa. Representan oportunidades para explorar mundos distintos, sumergirte en tradiciones milenarias, caminar por escenarios naturales que desafían la imaginación y conectar con formas de vida que te harán reflexionar sobre tu propia existencia. Busques lo que busques (aventura, tranquilidad o inspiración), estas opciones tienen algo que ofrecer para todos los gustos.
¿Dónde viajar en 2025?
De la naturaleza exuberante de Costa Rica, Noruega o Nueva Zelanda a destinos con un fuerte interés histórico, como Cracovia o Túnez, estos son los destinos que te recomendamos meter en tu maleta de viajes en los próximos meses.
Nueva Zelanda
Un viaje a Nueva Zelanda es como adentrarse en un mundo de fantasía hecho realidad. Este país insular fascina con una diversidad paisajística de glaciares que se deslizan hacia bosques tropicales, playas paradisíacas que se extienden hasta donde alcanza la vista y montañas que parecen tocar el cielo.
Un destino que, desde hace años, figura en el imaginario colectivo de millones de amantes del cine, que podrán deleitarse aquí explorando los increíbles escenarios naturales de la famosa saga El Señor de los Anillos. Los aventureros, por su parte, podrán desafiar sus propios límites en rutas de senderismo como la del Parque Nacional Fiordland o Tongariro, o vivir de cerca y de forma más íntima las tradiciones y los valores de una cultura tan fascinante como la del pueblo maorí.
Costa Rica
El país de la “pura vida” es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza y el ecoturismo. Con más del 25 % de su territorio protegido, este pequeño país de América Central rebosa de vida silvestre: desde perezosos colgando de los árboles hasta guacamayos revoloteando sobre los manglares, cada rincón está vivo con un palpitar natural.
Las playas de arena dorada en Manuel Antonio son ideales para relajarse; mientras que los más atrevidos pueden explorar los puentes colgantes de Monteverde o lanzarse a hacer rafting en los ríos del Parque Nacional Rincón de la Vieja. Los volcanes como el de Arenal ofrecen, además, la posibilidad de realizar caminatas y relajarse en termas naturales al caer la noche.
Cracovia (Polonia)
Cracovia es una ciudad que combina historia, cultura y una energía joven que se respira en cada esquina, y lo mejor de todo es que es un destino low cost. Su casco antiguo, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, invita a pasear por calles adoquinadas que te transportan al pasado. El imponente Castillo de Wawel, situado sobre una colina, guarda siglos de historias de reyes y dragones legendarios. En el barrio judío de Kazimierz, los visitantes pueden sumergirse en una atmósfera vibrante con cafeterías bohemias, galerías de arte y bares únicos. Y no hay que olvidar la cercana Mina de Sal de Wieliczka, un mundo subterráneo de esculturas y capillas talladas en sal que sorprende a cualquiera que la visite.
Camerún
Conocido como “África en miniatura”, Camerún es un país que ofrece una diversidad de paisajes y culturas como pocos en el mundo. Las playas del Golfo de Guinea son perfectas para relajarse, mientras que las selvas tropicales del Parque Nacional Korup te sumergen en un ecosistema virgen, hogar de especies de animales y plantas que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. Para los amantes de la montaña, el Monte Camerún, el volcán más alto de África Occidental, representa un desafío emocionante. Su riqueza cultural es, además, palpable en las tribus que habitan sus regiones, con danzas, ceremonias y arte que cautivan por su autenticidad.
Túnez
Viajar a Túnez es una oportunidad para explorar una encrucijada de civilizaciones. Su medina, con sus calles laberínticas y bazares llenos de colores y aromas exóticos, es un lugar perfecto para perderse y dejarse llevar por el bullicio local. La villa de Sidi Bou Said, con sus fachadas blancas y puertas azules, es ideal para disfrutar de vistas al Mediterráneo mientras saboreas un té a la menta.
Para los amantes de la historia, las ruinas de Cartago y el anfiteatro de El Djem, uno de los mejores conservados del mundo romano, ofrecen un vistazo al glorioso pasado de esta región. Y, por supuesto, el desierto del Sáhara, que te invita a vivir experiencias inolvidables bajo un cielo lleno de estrellas.
Japón, más que el monte Fuji
Japón es un destino que despierta los sentidos y alimenta el alma. En Kioto, los templos antiguos como el Kinkaku-ji, también conocido como el Pabellón Dorado, ofrecen momentos de serenidad rodeados de jardines meticulosamente cuidados. En contraste, Tokio electrifica con su tecnología futurista y barrios como Shibuya o Akihabara, llenos de luces y energía.
Conviene recordar que, en 2025, Osaka será el epicentro de la Exposición Universal, lo que convierte el nuevo año en una ocasión perfecta para descubrir la innovación japonesa en un evento de talla mundial. Además, los onsen (aguas termales japonesas) son una experiencia obligada para quienes buscan disfrutar de un equilibrio entre tradición y modernidad.
Svalbard (Noruega)
El archipiélago de Svalbard, en el ártico noruego, es un lugar donde la naturaleza manda y cada instante se siente como un privilegio. En invierno, las auroras boreales pintan el cielo con colores danzantes, mientras que en verano, el sol de medianoche baña el paisaje helado con una luz surrealista. Los visitantes pueden explorar glaciares inmensos, navegar entre icebergs y avistar osos polares en su hábitat natural. Longyearbyen, su principal asentamiento, ofrece una base acogedora con museos y restaurantes donde puedes probar delicias locales como carne de reno o pescado fresco. Este es un lugar que redefine el concepto de aventura, llevando al viajero a los confines del mundo.