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El Taj Mahal bajo la luna llena, un viaje que nunca olvidarás

Visitamos la joya más preciada de Agra en un viaje que nos lleva a recorrer la India desde Jaipur, la ciudad rosa, hasta Delhi, su capital

Con más de seis millones de visitantes, el Taj Mahal es a día de hoy una de las pocas maravillas del mundo antiguo que se conservan prácticamente intactas y que han resistido, no sin dificultades, el paso del tiempo y los cambios sociales y políticos. Todo un logro, algo casi imposible si pensamos que este monumento funerario se empezó a construir en 1631 y se terminó en 1653. Solo fue dañado durante la rebelión india de 1857, cuando fue profanado por soldados y funcionarios del Gobierno británico que tallaron piedras preciosas y lapislázuli de sus paredes.

Sin embargo, a finales del siglo XIX, el virrey británico Lord Curzon encargó una restauración a gran escala, que finalizó en 1908. Conscientes de los peligros que acechan a esta joya arquitectónica, este monumento se ha sometido a varias restauraciones y limpiezas en profundidad en los últimos años, y también goza de una protección especial del Gobierno de la India y de la Unesco, que lo consideró patrimonio mundial en 1983.

Que haya perdurado casi intacto no solo habla de los materiales con los que se construyó, sino también de su leyenda. ¿El amor lo puede todo, también el paso del tiempo? El Taj Mahal es, para muchos, un símbolo del amor más allá de la vida, del amor en la eternidad. Su historia, casi hecha leyenda, es tan magnífica que precisamente podría ser sencillamente un cuento, aunque en este caso sea un cuento real.

La que fuera la dinastía mogol de Agra estuvo marcada, sin duda, por la arquitectura: los grandes palacios, los fuertes y los exóticos jardines. Aunque los primeros edificios mogoles se construían principalmente de arenisca roja, Shah Jahan —el creador del Taj Mahal— promovió el uso de mármol blanco con incrustaciones de piedras semipreciosas y edificios más refinados.

El mausoleo de Itimad-ud-Daulah (también conocido como el pequeño Taj Mahal), que Nur Jahan construyó para su padre, Mirza Ghiyas Beg, fue la primera estructura mogol construida íntegramente en mármol. Un monumento que marcó la transición de las estructuras de arenisca roja a las de mármol blanco y que se cree que es el precursor del magnífico Taj Mahal; aunque también se señala la tumba de Humayun en Delhi, construida 60 años antes. Pero ¿por qué se construyó el Taj Mahal y por qué es un símbolo de amor y paz?

Una historia de amor eterno

El Taj Mahal se alza a orillas del río Yamuna, y aunque muchos turistas se dediquen única y exclusivamente al edificio, es un conjunto amurallado que ocupa 17 hectáreas y que también incluye una gran mezquita, una casa de invitados y unos magníficos jardines. Fue construido por el quinto emperador mogol, Shah Jahan, en 1632 en memoria de Mumtaz Mahal, una princesa persa musulmana y también su tercera y más querida esposa. De hecho, dicen que fue su alma gemela. Ella murió mientras acompañaba a su esposo en Burhanpur, en una campaña para sofocar una rebelión tras dar a luz a su decimotercer hijo.

Su muerte afectó tanto al emperador que en poco tiempo envejeció de pena (cuentan que su pelo y barba envanecieron completamente). Este monumento funerario surgió del amor, pero también del dolor de una pérdida. Dicen los escritos que, cuando aún estaba con vida la esposa del emperador, esta le pidió cuatro promesas: que construyera el Taj Mahal; que se casara de nuevo; que fuera amable con sus hijos y que visitara la tumba en el aniversario de su muerte. Pudo cumplirlas todas, excepto la última, ya que fue arrestado por su propio hijo y sucesor al trono, Aurangzeb.

Eso sí, durante sus ocho años de enfermedad y encarcelamiento, Shah Jahan solía contemplar el Taj Mahal desde su cama. Tardaron 22 años en construirlo y seis en escoger sencillamente el lugar donde sería construido. Tal era la magnitud del proyecto que se necesitaron más de 20.000 hombres para terminarlo. El objetivo era claro: crear un monumento que perdurara en el tiempo y que fuera una de las joyas más valoradas del mundo. Parece que se cumplió…

El Taj Mahal se alza sobre una alta base de arenisca roja, coronada por una enorme terraza de mármol blanco sobre la que reposa la famosa cúpula, flanqueada por cuatro minaretes cónicos. Dentro se encuentra el cenotafio de la reina, con incrustaciones de joyas. Su obra es tan exquisita que se ha descrito al Taj Mahal como “diseñado por gigantes y terminado por joyeros”. El único objeto asimétrico presente es el cofre del emperador, construido junto al de la reina como una idea de último momento.

El material se trajo de toda la India y Asia Central, y se necesitó una flota de 1.000 elefantes para transportarlo al lugar. El arquitecto principal del Taj Mahal fue un persa llamado Ustad Isha Khan (un reconocido arquitecto de su época), quien contó con la ayuda de otros arquitectos para lograr una profunda fusión de la arquitectura persa, turca, india e islámica. De hecho, está considerado como el mejor ejemplo de arquitectura mogol, un estilo que combina elementos de los estilos arquitectónicos persa, indio e islámico.

El Taj Mahal bajo la luna llena

Estar frente al Taj Mahal es una experiencia que trasciende lo visual: es sentir cómo la belleza puede suspender el tiempo. Es posible que, en tu visita a la India, tiembles al pensar en las largas colas para acceder al monumento y en la cantidad de visitantes que como tú querrán verlo ese mismo día, pero sin duda será una experiencia que no olvidarás y que solo conocen quienes han estado frente a él. Por eso, se recomienda comprar las entradas con antelación y organizar la visita a primera hora para evitar las colas y aglomeraciones: en temporada alta, el Taj Mahal puede ser visitado por unas 40.000 personas a diario. Y, es verdad que la visita de día es impresionante, pero también es realmente especial visitarlo de noche.

En las noches de luna llena, el mármol blanco del Taj Mahal se transforma: brilla con una suavidad etérea, como si flotara sobre el agua. Es un espectáculo silencioso y conmovedor, donde la arquitectura se convierte en poesía. La visita nocturna al Taj Mahal está disponible tan solo cinco días al mes, es decir, la noche de luna llena y dos noches antes y dos noches después. Se pueden realizar visitas de 20.00 a 23.59, en ocho grupos de un máximo de 50 personas cada uno. La duración de cada grupo es de media hora.

Cómo visitar el Taj Mahal durante la luna llena

¿Te gustaría hacer esta visita? Tienes una oportunidad de lujo que no podrás rechazar: el próximo 26 de mayo de 2026, un grupo de viajeros de EL PAÍS Viajes tendrá la oportunidad de vivir esta experiencia junto con Mariano López, uno de los periodistas de viajes más conocidos y respetados de España. López ha sido director de la revista VIAJAR, de Prensa Ibérica, durante más de 25 años, y colaborador de Gente Viajera de Onda Cero, desde hace 20.

Este viaje a la India de 12 días comenzará en Jaipur, la ciudad rosa, también patrimonio de la humanidad por la Unesco. Después se viajará a Agra, donde se verá el maravilloso Taj Mahal y el imponente Fuerte Rojo, una ciudadela de arenisca roja que se alza a orillas del río Yamuna. Este complejo palaciego fue residencia de los emperadores mogoles y guarda en sus muros historias de poder, intriga y esplendor. Se recorrerán también sus patios, salones y balcones de mármol, como el Diwan-i-Khas y el Musamman Burj, desde donde Shah Jahan contemplaba el Taj Mahal en sus últimos días. El contraste entre la fortaleza y el mausoleo revela dos caras de un mismo imperio: la fuerza y la sensibilidad.

El viaje seguirá por los palacios de Orchha, la ciudad perdida; los extraordinarios templos de Khajuraho —el segundo lugar más visitado en la India, tras el Taj Mahal— y el parque de Bandhavgarh, uno de los escasos lugares del mundo donde aún es posible ver tigres de Bengala. El punto y final del viaje será su capital, Delhi.

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