16 fotos

Hoteles de verdad, hoteles de folleto

Oyster.com compara fotos publicitarias con fotos reales de alojamientos para desvelar los trucos del marketing

El truco más viejo en el libro del marketing hotelero es la chica en biquini. Cuando ella aparece, las gordas, los señores mayores y los niños se esfuman. Reina la armonía y el agua es más azul. En las imágenes comerciales del resort Las Palmas by the Sea (Puerto Vallarta) hay muchas chicas en biquini. Sin embargo, cuando los enviados de Oyster preguntaron al recepcionista si este es un hotel para parejas o para familias "él respondió familias sin pestañear". "Las fotos de marketing simplemente no responden a la realidad", explican en la web.
Como por arte de magia, la chica del biquini blanco aparece en Jamaica. En la versión publicitaria del Club Hotel Riu Negril, la barra de la piscina no está hasta la bandera y ella no tendrá que esperar por su cóctel.
Una vuelta de tuerca a la romántica foto de la pareja paseando por la playa desierta: su boda entre palmeras en Punta Cana. En la vida real, además de palmeras, habrá señoras dando palmas.
Las fotos desactualizadas son otro clásico del folleto hotelero. Esta pareja recién llegada de los ochenta al Gran Palladium Bávaro disfruta de un bufé que dista mucho del que se encuentra uno en pleno servicio 2014. Para unos hay langosta, para otros, queso rallado. Según explican en Oyster, desde que subieron esta comparativa, el hotel ha retirado la imagen de la izquierda de su publicidad.
Como bien saben las actrices, todo depende de cómo te iluminen. En el Country Club Lima han sabido sacar partido a una recoleta piscina con una romántica iluminación y un encuadre favorecedor. El elegante efecto es que la piscina es mucho más grande de lo que es en realidad.
Un buen encuadre se puede mejorar aún más con algo de atrezo: unas plantas por aquí, fruta fresca por allá, una jarrita de zumo, unas gafas de sol... ¡'Voilà'! Un balconcillo tristón se convierte en una coqueta terraza.
El monumento a Washington está casi a un kilómetro de L'Enfant Plaza. Sin embargo, en la web del hotel el monolito casi se puede tocar desde sus habitaciones. ¡Y qué me dicen de ese cielo! El reflejo de las vistas en el espejo es puro virtuosismo de retocador gráfico.
El misterio de los monumentos móviles se repite en el Hyatt de Washington D.C. que está cerca del Capitolio, pero no tanto como parece indicar el folleto de la izquierda. En Oyster explican que más que un retoque digital se trata de un uso engañoso del teleobjetivo.
A veces, los publicistas van más allá de jugar con la luz y el encuadre. La imagen de la izquierda circulaba por Internet mostrando la limpia fachada 'art decó' del Essex House Hotel de Miami."No dejes que el mobiliario urbano te estropee una buena foto", debieron pensar los autores que 'photoshopearon' la farola y el semáforo. Desde que Oyster publicó esta comparación, el hotel ha retirado la imagen retocada.
Tan irreales como la solitaria chica en biquini de la piscina son los sonrientes usuarios del gimnasio de hotel. ¿Quién demonios sonríe mientras hace pesas o estiramientos? Según Oyster, es otro truco clásico: "Cuando veas una foto en la que hay gente divirtiéndose en un 'fitness center' es muy probable que se trate de una imagen trucada", explican.
En el Holiday Inn SunSpree Resort de Montego Bay (Jamaica) la gente también se lo pasa pipa en la bici estática mientras imagina una ventana con vistas a la playa que simplemente no está allí.
El tapizado de esta habitación de 'resort' caribeño cobra una nueva vida en la imagen del folleto. Además de limpiar el sillón y levantar los colores, el fotógrafo se ha molestado en ocultar cables y pequeños electrodomésticos.
La tentación del filtro y el ajuste de niveles es demasiado fuerte para algunos. Este bonito balcón con espectaculares vistas del Conchas Chinas de Puerto Vallarta no era suficiente para el departamento de marketing, que decidió saturar la realidad a niveles de 'El mago de Oz'.
El neoyorquino hotel Hudson luce unos bonitos primeros planos de sus camas en los que las almohadas parecen gigantes. Lo que no se ve es el reducido tamaño de la habitación.
Los baños suelen guardar las peores sorpresas. En lo folletos, las imágenes se centran en unas mullidas toallas, un grifo, un jaboncito... Encuadres que no dejan ver la dimensiones ni el estado de los servicios, por ejemplo, una bañera con marcas de óxido y un desagüe cochambroso.
Para terminar, una terrible comparación entre lo que uno espera y lo que uno obtiene. En el mundo ideal de la publicidad, una joven pareja disfruta de sus mojitos a solas en un jacuzzi. En el resort de turno, uno comparte el baño con diez personas, todas con pulsera fluorescente, mientras un tipo pide a gritos otras dos birras.