Cenas medievales en Covarrubias

Cenas medievales en el siglo XXI? La oferta no deja de ser teatral, histriónica, propia de una fantasía Disney. Pero, tratándose de Covarrubias, cuna de Castilla y una de las poblaciones nobiliarias mejor conservadas de la Península, se justifica cualquier nota de color feudal. La plaza Mayor apabulla, pues no en vano está dedicada a la reina doña Urraca.

Ahí la flanquean el Ayuntamiento, los soportales de adobe con entramado de madera y el edificio mayestático del hotel Nuevo Arlanza, heredero de otro más antiguo y burgués acuñado por su acento castellano, con estructura de piedra, vig...

Cenas medievales en el siglo XXI? La oferta no deja de ser teatral, histriónica, propia de una fantasía Disney. Pero, tratándose de Covarrubias, cuna de Castilla y una de las poblaciones nobiliarias mejor conservadas de la Península, se justifica cualquier nota de color feudal. La plaza Mayor apabulla, pues no en vano está dedicada a la reina doña Urraca.

Ahí la flanquean el Ayuntamiento, los soportales de adobe con entramado de madera y el edificio mayestático del hotel Nuevo Arlanza, heredero de otro más antiguo y burgués acuñado por su acento castellano, con estructura de piedra, viguería de roble y cuatro mansardas frontales alineadas sobre la cimera de la fachada. Imposible resistirse a la impronta medieval del alojamiento, aunque sea a costa de representaciones juglarescas, gula a cuatro manos y revival de asados cortesanos que gracias al Alka-Setzer no terminan ya en gota manifiesta. De grandes cenas están las sepulturas llenas.

Ojo con el aparcamiento, que obligatoriamente se debe dejar el vehículo fuera del arco de entrada a la villa, de estilo plateresco, mandado construir por Felipe II. Era un ultraje pasar por debajo de él con el motor en marcha, así es que se decidió peatonalizar todo el caso histórico. Es preciso, así, cargar con las maletas durante un buen trecho, hasta la plaza. La recepcionista, que es canaria como la sociedad propiedad del hotel, Turconsa, se encarga luego de todo lo demás. Acompañar con buena cháchara hasta el dormitorio, disculpar el carácter lúgubre de los pasillos, aliviar el tono vetusto de los interiores, en general, y, sobre todo, conducir al huésped hasta el comedor con el consuelo de que, al menos, la cocina va a producir satisfacción y el ambiente en la mesa llegará a ser extrañado al partir.

Es cierto que las habitaciones deprimen por su decoración, pero al precio que se paga por una noche sobra espacio y confort. Sitio para abrigar hasta cuatro personas en camas de a dos. Aun con el hotel lleno, apenas se perciben los ruidos que emergen del restaurante o la terraza exterior (abierta solo en verano). Algunas dejan a la vista su techumbre de viguería. Otras abren sus balcones a la plaza. Y todas ofrecen acceso wifi con mayor calidad de la esperada.

Vinos de Arlanza

Bodas, bautizos, comuniones y las mencionadas cenas medievales pletóricas de cordero, morcilla burgalesa y variadas setas de otoño suplen, fuera del verano, los huecos de ocupación que padece en estos tiempos la Castilla profunda. Por este u otro motivo, el hotel apadrina últimamente el programa enoturístico de la denominación de origen Arlanza (que incluye viñedos y bodegas de las provincias de Burgos y Palencia; www.arlanza.org) mediante la organización de catas y ferias que nadie se quiere perder.

Su liderazgo en las rutas del vino cuenta con el apoyo y reconocimiento de las 16 bodegas adscritas a la denominación de origen y casi trescientos viticultores de los que operan en la zona. ¿Habrá en mayo de 2013 una segunda edición de la Feria del Vino?