ESCAPADAS

De León a Bilbao, a 40 por hora

Un viaje de 335 kilómetros y casi ocho horas en el tren de la Robla, una vía que se construyó a finales del siglo XIX para transportar carbón. Cuevas, minas y románico

Ermita-gruta de San Bernabé, en la Merindad de Sotoscueva.Andrés Campos

Muy rápido no es. En lo que el tren de La Robla va de León a Bilbao, el AVE va tres veces de Madrid a Barcelona, que es casi el doble de distancia. Claro que tampoco se hizo para echar carreras, sino para transportar, a finales del siglo XIX, el carbón de las minas de León y Palencia a los altos hornos bilbaínos. Luego lo utilizaron los emigrantes que huían de la vieja Castilla a la industriosa Vizcaya. Y ahora que las minas están cerradas y los pueblos medio vacíos, lo usa gente sin prisa, gente que piensa que el viaje no es el destino, sino el camino, cuanto más pausado, transversal y sin tr...

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Muy rápido no es. En lo que el tren de La Robla va de León a Bilbao, el AVE va tres veces de Madrid a Barcelona, que es casi el doble de distancia. Claro que tampoco se hizo para echar carreras, sino para transportar, a finales del siglo XIX, el carbón de las minas de León y Palencia a los altos hornos bilbaínos. Luego lo utilizaron los emigrantes que huían de la vieja Castilla a la industriosa Vizcaya. Y ahora que las minas están cerradas y los pueblos medio vacíos, lo usa gente sin prisa, gente que piensa que el viaje no es el destino, sino el camino, cuanto más pausado, transversal y sin trillar, mejor. Así es este viaje: un recorrido a cámara lenta por el sur de la cordillera Cantábrica.

Cueva de Valporquero

El tren sale de León por la ribera del Torío, trazando una larga recta entre campos y alamedas. La verdad es que va vivo, y si no parase tantas veces, iría hasta rápido. Pero esto dura poco. Antes de una hora, al llegar a Matallana, empiezan las curvas y las montañas. En ellas se esconde la cueva de Valporquero, que ha sido labrada durante un millón de años por el arroyo homónimo. El recorrido, abierto al público, de 2,5 kilómetros, atraviesa siete salas, la más bella, la de las Maravillas, con un pequeño lago y miles de estalactitas.

Cistierna y Saberno

Entre Matallana y Cistierna se contempla un bravo paisaje de crestas calizas, gargantas y bosques de hayas y robles donde vive, sin que nadie lo vea, el oso. Cistierna alberga el Museo del Ferroviario, el primero dedicado a los trabajadores del tren en España. Y Sabero, que no anda lejos, el Museo de la Minería y la Siderurgia de Castilla y León. Este último ocupa las remozadas instalaciones de la ferrería de San Blas, de elegante arquitectura neogótica, que fue el primer alto horno de la región (1846).

Románico y tejos

Llegando a la estación de Vado-Cervera, ya en Palencia, las montañas vuelven a formar un espléndido decorado. Poco antes, a mano derecha, se ha dejado Pisón de Castrejón, cuya iglesia es una de las joyas del románico palentino. Y a mano contraria, el valle de Tosande, donde un sendero bien señalizado lleva, en algo más de una hora, hasta una tejera con árboles de metro y medio de perímetro, que ya es cintura para un tejo.

Minas de Barruelo

Cerca de la estación de Cillamayor se halla Barruelo de Santullán, antaño el mayor núcleo minero de la montaña palentina, con casi 15.000 hombres trabajando en los pozos, y hoy un pueblo de solo 1.459 almas, que recuerda su edad de oro (en realidad, de carbón) en el Centro de Interpretación de la Minería. Consta de un museo y de una antigua mina preparada para la visita. En una explotación de Barruelo trabajó Mariano Zuaznávar, el ingeniero vasco que concibió y proyectó el ferrocarril de La Robla.

Por tierras cántabras

La siguiente estación, Mataporquera, ya es Cantabria. En un antiguo dormitorio de los agentes del tren está instalado el Centro de Interpretación del Ferrocarril de La Robla. Luego se atraviesa un valle selvático y, a continuación, se bordea el embalse del Ebro, que es enorme, y más que lo parece al ritmo que va el tren. Poco antes de llegar a Arija hay un puente ferroviario de 11 ojos que el espejo del pantano hace doblemente fotogénico. Arija ya es Burgos.

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Ojo Guareña

Lo que más llama la atención al pasar por la Merindad de Sotoscueva son las conchas. Es el nombre que los lugareños dan a las escarpadas sierras calizas que se alzan al sur del valle, a mano derecha del viajero. En una de ellas se encuentra el complejo kárstico de Ojo Guareña, uno de los conjuntos de cuevas más extensos del planeta, de más de cien kilómetros; cuevas que fueron habitadas desde hace 70.000 años hasta la Edad Media. La única que puede verse es la ermita-gruta de San Bartolomé, llena de pinturas murales de los siglos XVII y XVIII, muy naifs ellas.

  • Ermita de San Bartolomé (947 13 86 14)

El sueño de los reyes

Hace 1.006 años, los hidalgos de Espinosa de los Monteros se ganaron en un lance de la Reconquista el fatigoso privilegio de proteger a los reyes mientras dormían. Hasta 1931, en que fueron disueltos, los monteros de cámara, como les decían, no pegaron ojo. Espinosa es la estación número 37 de las 54 que jalonan la línea y la villa más monumental, después de León y de Bilbao, claro. También puede presumir de monumentos antiguos el siguiente valle, el de Mena, en el que relumbran dos joyas románicas, la iglesia de San Lorenzo de Vallejo y la de Santa María de Siones.

Penúltima parada

Balmaseda es la última parada importante antes de llegar a Bilbao. En los talleres del ferrocarril trabajó antes de la Guerra Civil Alejandro Goicoechea, el que luego creó el Talgo. El puente Viejo sobre el Cadagua, con rasante en lomo de asno y torreón donde se pagaba el pontazgo, rezuma Edad Media por todas sus piedras. También se conserva intacta, como cuando la fundó un indiano en 1892, la fábrica de boinas La Encartada. Las venden de siete colores. Es un recuerdo original: una chapela lila.

Plano de la zona que recorre el tren.Javier Belloso

Guía

Cómo ir

El recorrido en tren convencional cuesta 21,10 euros. Solo hay dos al día, uno en cada sentido, que invierten 7 horas y 45 minutos. Para hacer las visitas intermedias, lo mejor es efectuar un trayecto en tren y otro en coche. Otra opción es el ferrocarril turístico Expreso de la Robla (www.elexpresodelarobla.com; 902 55 59 02), ida y vuelta en cuatro días entre 700 y 800 euros por persona, con pensión completa y visitas a los principales puntos.

» Información: www.feve.es

Comer y dormir

» Parador de Cervera (www.parador.es; 979 87 00 75). Cervera de Pisuerga. 75 euros la doble.

» La Cuchara del Camesa (www.endolea.es; 699 51 50 00). Olea. Guisos, cerca de Mataporquera. Entre 20 y 25 euros.

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